La memoria de la resistencia al salazarismo
Dos j¨®venes nacidos tras el Veinticinco de Abril rescatan testimonios sobre los a?os de plomo de la dictadura
Todas las historias son parecidas: lucha clandestina, detenci¨®n a manos de la Polic¨ªa Internacional y de Defensa del Estado (PIDE); ingreso en las c¨¢rceles de Caxias, Peniche o Aljube. Torturas. Los m¨¢s rebeldes eran enviados al campo de concentraci¨®n de Tarrafal, en Cabo Verde, un buen lugar para preferir la muerte. Durante los ¨²ltimos seis a?os, el fot¨®grafo Jo?o Pina ha recorrido Portugal desde el Algarve al Mi?o en busca de testimonios y retratos. En 2003 el reportero Rui Galiza se uni¨® al trabajo. Y ahora esa aventura se recoge en una exposici¨®n y un libro, Por teu livre pensamento, que re¨²ne las fotos y los relatos de 25 presos pol¨ªticos del Estado Novo. Hay comunistas, cristianos de base, socialistas. En la exposici¨®n, en el Centro de Fotograf¨ªa Portugu¨¦s de Oporto -edificio que fue sede de la PIDE-, se ven en tama?o grande las im¨¢genes del libro. Por un lado, las fichas policiales originales; junto a ellas, las v¨ªctimas y las c¨¢rceles en la actualidad. Tambi¨¦n se expone una proyecci¨®n con m¨²sica del fadista Diogo Clemente, nacido, igual que los autores, tras el Veinticinco de Abril.
Por teu livre pensamento es el primer verso de un fado que cantaba Am¨¢lia Rodrigues y que escribi¨® David Mour?o-Ferreira. Se titulaba Abandono, pero siempre fue conocido como Fado Peniche, en referencia a aquella c¨¢rcel terrible que hoy visitan los turistas.
De all¨ª se escap¨® el abuelo materno de Pina, Guilherme da Costa Carvalho. Era hijo de un hombre rico, pero se hizo comunista y acab¨® en Tarrafal tras visitar tres c¨¢rceles. Estuvo preso cerca de 20 a?os. Su muerte, cuenta su mujer, Albertina Diogo, lleg¨® "un a?o, un mes y un d¨ªa antes de ver cumplido su sue?o, la revoluci¨®n del Veinticinco de Abril". La historia de Albertina corri¨® siempre en paralelo a la de Carvalho. Albertina tiene hoy 75 a?os, y unos ojos vivaces que delatan coraje y ganas de vivir. Dos horas despu¨¦s de que fuera detenido su marido, la PIDE la detuvo tambi¨¦n a ella. Dura como un obrero metal¨²rgico, soport¨® sin cantar una una tortura que dur¨® seis d¨ªas. Sus carceleros no la dejaron dormir de lunes a s¨¢bado. El m¨¦todo se llamaba la estatua, y aunque era la primera vez que la PIDE lo ejerc¨ªa con una mujer, Albertina no habl¨®: "Les dije que no ten¨ªan dignidad para o¨ªr una sola palabra de mi boca".
Albertina ten¨ªa una larga experiencia de resistente. "Nac¨ª y me cri¨¦ en Santiago de Cac¨¦m, un pueblo del Alentejo cercano a Gr?n-dola donde todos viv¨ªamos del corcho. Con 15 a?os dej¨¦ el colegio y me puse a trabajar en la f¨¢brica con mi padre y mis hermanas". Con 22 a?os, ya estaba en Lisboa trabajando para el Partido Comunista Portugu¨¦s como clandestina. "Me llamaba Ana o Helena. Se trabajaba en parejas, las c¨¦lulas eran un hombre y una mujer. Me pusieron con Guilherme, y enseguida me enamor¨¦ de ¨¦l. Empezamos a vivir juntos, nos instalamos en una casa en Benfica. Las mujeres fuimos importantes para que la vida en la clandestinidad se pareciera a la normalidad".
Adem¨¢s de trabajar en casa, Albertina escrib¨ªa pasquines y documentos. "Ten¨ªa una m¨¢quina de escribir metida en una caja de madera con un cristal. As¨ª escrib¨ªa sin hacer ruido y pod¨ªa ver las letras". Un d¨ªa, su marido sali¨® a una reuni¨®n y no volvi¨® a la hora prevista. "A las dos de la ma?ana, hice un paquete con los papeles y las cosas peligrosas y lo tir¨¦ todo. Enseguida vinieron". Eso era en 1960, y para entonces ya ten¨ªan dos hijos, pero no los ve¨ªan. "Mi suegro se los llev¨® enseguida y se ocup¨® de cuidarlos". Albertina entr¨® en la c¨¢rcel de mujeres de Caxias, y en una de sus visitas a la sede de la PIDE los polic¨ªas le ense?aron a sus hijos para tratar de ablandarla. "Me pegaron, me dejaron una secuela en un o¨ªdo, me trataron peor que a un animal. Pero tampoco as¨ª consiguieron nada".
La se?ora sigue siendo comunista. "Tengo mi carn¨¦ y no me pierdo una fiesta de Avante". Ahora est¨¢ "furiosa" porque cree que la democracia portuguesa "no cumple". "?Sabe que Salazar gan¨® el concurso de la RTP? ?Es una verg¨¹enza!". El pasado 25 de marzo, Ant¨®nio Oliveira de Salazar (Santa Comba D?o, 1889-Lisboa, 1970), el profesor universitario que dirigi¨® el pa¨ªs con c¨ªnico guante de hierro desde 1932 hasta 1968 (a?o en que le sustituy¨® Marcelo Caetano), fue elegido como el portugu¨¦s de la historia en un concurso de la televisi¨®n p¨²blica.
Historiadores y comentaristas han subrayado que el concurso refleja una preocupante amnesia. Seg¨²n Galiza y Pina, "el lamento m¨¢s com¨²n entre los entrevistados del libro es que Portugal es un pa¨ªs sin memoria". Gracias al coraje de Albertina Diogo y otros como ella, gracias a la curiosidad rebelde de sus nietos, tal vez el pr¨®ximo concurso, si lo hay, no lo gane Salazar.
Babelia
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