El Gran Repertorio Americano
EL PA?S entrega ma?ana 'Diva', de Carmen McRae, y el viernes, 'Maestros del jazz', de Coleman Hawkins
Carmen Mercedes McRae entraba en la categor¨ªa de las personas cumplidas. De la clase que admit¨ªa sin ambages: "Si Lady Day no hubiera existido, probablemente yo tampoco". O gustaba de categorizaciones del tipo de: "S¨®lo hay una cantante de jazz; s¨®lo una, Betty Carter".
Por ser, McRae era amiga hasta de sus enemigas. Por ejemplo, Sarah Vaughan, la emperatriz de vibrato, con quien los medios quisieron enfrentar en una pelea en el barro de las divas del jazz. ?El motivo? Su elecci¨®n por Downbeat como la mejor cantante joven del a?o en los premios que la revista concede anualmente desde 1952 y son recibidos por los aficionados (a¨²n hoy) como un estado de las cosas del jazz; un balance de lo que los grandes hicieron para mantenerse y aquello que cabe esperar de los j¨®venes leones. Sarah y Carmen no s¨®lo no se odiaban; sino que la primera dedic¨® un disco a Vaughan a la muerte de ¨¦sta en 1990.
La buena disposici¨®n para las cosas de Carmen McRae, unida, claro est¨¢, a ese dominio del tempo y el barniz ir¨®nico con el que sab¨ªa cubrir sus interpretaciones, hacen de su obra un sorprendente conjunto en el que una sobresaliente grabaci¨®n sigue a una s¨®lida colecci¨®n de canciones.
Sobre todo, si ¨¦stas proven¨ªan del Gran Repertorio Americano, ese cuerpo de compositores (Gerswhin, Rodgers, Hammerstein, Porter, Arlen, Berlin...) que crearon para espect¨¢culos de Broadway o producciones de Hollywood un legado ¨²nico de temas tan inteligentes como sencillos del que luego se aprovechar¨ªa el jazz.
Diva, disco-libro correspondiente a la entrega del diario de ma?ana, se compone b¨¢sicamente de ese repertorio, en versiones grabadas por Carmen McRae y el acompa?amiento de grandes orquestas o peque?os grupos para el sello Decca, una escuder¨ªa a la que lleg¨® en los cincuenta con la misi¨®n de llenar el hueco dejado tras la partida de su maestra (y gran amiga) Billie Holiday.
Entonces, Carmen era una treinta?era en la plenitud de sus posibilidades pero falta a¨²n del afilado sentido de la interpretaci¨®n que adquirir¨ªa con la edad. Su madurez transcurri¨® en los setenta, en ¨¢lbumes para sellos como Atlantic en los que se demostr¨® capaz de sobreponerse hasta a la m¨¢s insulsa de las canciones.
Un halc¨®n al saxo tenor
Coleman Hawkins fue otro enorme militante del Gran Repertorio, para el que Body & soul cont¨® siempre como una de sus m¨¢s distinguidas baladas. Hawkins la grab¨® muchas veces en su carrera, que abarc¨® desde los a?os veinte hasta la muerte, en 1969. Pero s¨®lo una es la ocasi¨®n un¨¢nimemente considerada como hist¨®rica.
Si alguien se molestase en detallar, al modo de Stefan Zweig, los momentos estelares del jazz, tendr¨ªa que incluir sin duda aquella tarde del 11 de octubre de 1939 en la que Hawkins interpret¨® Body & soul con su denso y riqu¨ªsimo tono, ideal para las baladas. Los cronistas coinciden en fijar entonces el nacimiento del saxof¨®n moderno, un instrumento que a¨²n domina los designios del jazz.
En el disco que de Coleman Hawkins se entrega el viernes, se incluye Body & soul, aunque en una versi¨®n de cinco a?os despu¨¦s. Maestros del jazz contiene grabaciones registradas entre 1944 y 1962. Parte de las legendarias sesiones con combos peque?os para Keynote contin¨²a con sus d¨ªas en Verve, adonde Hawk (el halc¨®n, no hizo falta mucho ingenio para aplicar el alias en esta ocasi¨®n) lleg¨® como un m¨²sico ampliamente consagrado y destinado a tareas que no requiriesen mucho esfuerzo.
En aquellos a?os, se propiciaron encuentros con viejos y buenos amigos como Ben Webster (juntos firmaron uno de los discos m¨¢s relajadamente bellos que quepa imaginar), el trompetista Roy Eldridge o el pianista John Lewis, fundador de la original tercera v¨ªa (entre la m¨²sica de c¨¢mara y el swing) del Modern Jazz Quartet.
Despu¨¦s, el viejo halc¨®n fich¨® por el sello Impulse!, escuder¨ªa para la que registr¨® otro encuentro importante, con Duke Ellington. En los ¨²ltimos a?os, la actividad grabada ces¨®, mientras que su alcoholismo se recrudeci¨®. En 1969, la voz de su saxof¨®n tenor, grave, bella y distinguible a las primeras notas, se apag¨® a causa de una neumon¨ªa.
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