Rusia despide a Yeltsin con el primer funeral religioso desde 1894
Los ex presidentes Bush, Clinton y Walesa asisten al ¨²ltimo homenaje al pol¨ªtico ruso
El primer presidente de Rusia, Bor¨ªs Yeltsin, recibi¨® sepultura ayer por la tarde en el cementerio de Novod¨¦vichi de Mosc¨², tras un funeral oficiado por tres metropolitas (arzobispos) de la Iglesia ortodoxa rusa en la catedral de Cristo Salvador. La ceremonia religiosa, a la que asisti¨® el presidente, Vlad¨ªmir Putin, con su esposa, Liudmila, fue la primera en su g¨¦nero oficiada en honor de un jefe de Estado desde 1894, cuando Rusia se despidi¨® del zar Alejandro III.
Los diputados comunistas no quisieron dedicar ni un gesto de respeto al fallecido
En la ¨¦poca comunista, que abarc¨® la mayor parte del siglo XX (1917-1991), se honraba a los l¨ªderes fallecidos con exequias civiles y se les sepultaba en la Plaza Roja, con excepci¨®n de Nikita Jruschov, enterrado en Novod¨¦vichi.
Los invitados al funeral, representantes de la ¨¦lite del pa¨ªs, l¨ªderes internacionales y amigos y colaboradores del fallecido, permanecieron en pie cerca de dos horas mientras dur¨® el ritual acompa?ado de coros. Estaban los ex presidentes estadounidenses George Bush padre y Bill Clinton, y el polaco Lech Walesa. Tambi¨¦n estaba el ¨²ltimo presidente de la URSS, Mija¨ªl Gorbachov, que nunca ocult¨® su antagonismo con Yeltsin, pero que ayer sostuvo las manos y bes¨® en la mejilla a Na¨ªna, la viuda, tan exhausta que era ayudada a sostenerse por sus dos hijas, Yelena y Tatiana.
La despedida final fue en el cementerio. Antes de que el f¨¦retro se cerrara y descendiera a la fosa con un mecanismo autom¨¢tico, las hijas besaron el rostro del cad¨¢ver y Na¨ªna se demor¨® junto a ¨¦l, acarici¨¢ndolo con ternura y cubri¨¦ndolo de besos. Eran las cinco de la tarde. Sonaron tres salvas de ca?¨®n y el himno nacional ruso, que, gracias a Putin, tiene la misma m¨²sica del himno de la URSS.
A Yeltsin le desagradaban esos compases y durante su presidencia, Rusia adopt¨® como himno una composici¨®n de Mij¨¢il Glinka. La escritora Marietta Chudakova, que ayer estaba entre los invitados, hab¨ªa manifestado la esperanza de que Yeltsin fuera despedido con la m¨²sica que le gustaba y que ¨¦l consideraba el s¨ªmbolo de la Rusia libre. No fue as¨ª.
Novod¨¦vichi, donde reposan los restos de insignes personajes, fue en ¨¦poca sovi¨¦tica el segundo cementerio del pa¨ªs despu¨¦s de las murallas del Kremlin. Tras el derrumbe del comunismo, la incertidumbre pende sobre el mausoleo de la Plaza Roja, donde yace la momia de Vlad¨ªmir Lenin, y peri¨®dicamente se renueva el debate sobre la conveniencia de esa necr¨®polis en el centro de la capital.
La fosa de Yeltsin fue cavada en una zona que hasta la v¨ªspera estaba asfaltada y era parte de una plazoleta para ceremonias junto a la avenida central de Novod¨¦vichi. As¨ª lo decidi¨® Tatiana, la hija, con la aprobaci¨®n del alcalde, Yuri Luzhkov, ya que otra propuesta del municipio, junto a la tumba de Ra¨ªsa Gorbachova, no fue de su agrado.
R¨¢pidamente, el asfalto fue perforado, el terreno adjudicado a Yeltsin se cubri¨® de c¨¦sped y aparecieron unos abetos para separarlo de su vecino, un ilusionista de nombre Kio, que estuvo casado con la hija de Leonid Brezhnev, Galina.
Muchos fueron los moscovitas, de toda edad y condici¨®n, que acudieron a rendir homenaje a Yeltsin hasta que ces¨® la exposici¨®n p¨²blica del cad¨¢ver a las 12.30 horas, pero el adi¨®s popular no tuvo el fervor ni el dramatismo que en 1989 caracteriz¨® al funeral del cient¨ªfico Andr¨¦i S¨¢jarov, otro de los pioneros de la democracia rusa.
Hubo tambi¨¦n quien no quiso dedicar ni un gesto de respeto institucional al fallecido, como los diputados comunistas (una cuarentena) de la Duma Estatal, que se negaron a levantarse cuando el jefe de la c¨¢mara pidi¨® un minuto de silencio por Yeltsin.
La nota de peor gusto la puso el diputado Mija¨ªl Z¨¢polev, quien expres¨® el deseo de colocar en su tumba una estaca de ¨¢lamo (en alusi¨®n al m¨¦todo para evitar el retorno de los vampiros) "en nombre de todos a los que enga?¨® y rob¨®".
Otros colegas recordaron a los comunistas cu¨¢n diferente es hoy la vida en Rusia de la de 1953, cuando el funeral de Stalin acab¨® en un "ba?o de sangre", y les reprocharon que a¨²n pensaran en juzgar a Yeltsin, sin haber lamentado las represalias de la URSS.
El funeral caus¨® trastornos de tr¨¢fico y en el transporte p¨²blico. En un troleb¨²s obligado a parar, los pasajeros protestaban por la interrupci¨®n del trayecto y una viajera exclam¨®: "El pueblo ruso padeci¨® a Bor¨ªs Yeltsin en vida y lo padece ahora en su muerte". En el Kremlin, durante el banquete que sigui¨® a los funerales, Vlad¨ªmir Putin elogi¨® al fallecido y dijo que ¨¦ste hab¨ªa "cambiado el rostro del poder" en Rusia y "hab¨ªa destruido la muralla entre la sociedad y el Estado".
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