Entre el pedernal y el cuarzo
"Yo no lo s¨¦", respondi¨® Mariano Rajoy a la pregunta, la primera del programa de la televisi¨®n p¨²blica, sobre si ETA hab¨ªa cometido el atentado del 11-M, el pasado 19 de abril, exactamente tres a?os y treinta y nueve d¨ªas despu¨¦s de que el s¨¢bado 13 de marzo de 2004, durante la jornada de reflexi¨®n, dijera: "Hay algunos datos que, en mi fuero interno, me hacen pensar que se trata de ETA, y es que adem¨¢s de que me lo dicen, yo tengo la convicci¨®n moral de que es as¨ª... En poco tiempo lo han intentado cuatro veces y no lo han conseguido. A la quinta parece que han logrado su objetivo".
Rajoy ten¨ªa pues, la convicci¨®n de que a la quinta, ETA lo hab¨ªa conseguido, dicho esto el viernes 12 de marzo de 2004, cuando las ¨²nicas pistas realmente existentes, por m¨¢s provisionales o indiciarias que se quiera, apuntaban al terrorismo islamista, y publicado el s¨¢bado 13, cuando desde la ma?ana el comisario general de Informaci¨®n, Jes¨²s de la Morena, se aprestaba a practicar las primeras detenciones esa misma tarde.
El l¨ªder del PP estima que la crispaci¨®n no existe. Es, seg¨²n explic¨®, un asunto m¨¢s medi¨¢tico que otra cosa
Rajoy cree que la lucha por el poder es algo natural, pasa en todas partes y debe ser uno de los objetivos de la oposici¨®n
En aquellas declaraciones, el l¨ªder del Partido Popular se?alaba que Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero le "plante¨® la posibilidad de hacer una reuni¨®n de la comisi¨®n permanente del Pacto Antiterrorista. Yo le dije que lo estudiar¨ªa. Al final, a trav¨¦s de otras personas, se decidi¨® que ahora lo importante era concentrarse en la manifestaci¨®n del viernes".
Ese viernes 12, aunque no se descartaba la pista islamista, seg¨²n dec¨ªa Mariano Rajoy, el entonces presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, convoc¨® la manifestaci¨®n bajo el lema Con las v¨ªctimas, con la Constituci¨®n, por la derrota del terrorismo.
Ahora, Rajoy se presenta ante la pantalla como un pol¨ªtico cauteloso. Seg¨²n respondi¨® a la ciudadana que se lo pregunt¨®, se trata de lo que... ?digan los tribunales! Pero ni en este punto, ni en la mayor¨ªa de sus respuestas, el l¨ªder de la oposici¨®n demostr¨® haber madurado un ¨¢pice sobre lo que viene ocurriendo en Espa?a desde la segunda y ¨²ltima legislatura de Aznar hasta el presente.
?Por qu¨¦ nada m¨¢s comenzar el programa dominaba la sensaci¨®n de que uno estaba escuchando machaconamente palabra por palabra, frase por frase, los mismos razonamientos repetidos d¨ªa tras d¨ªa? Porque se trataba de un compendio de frases ya pronunciadas, en el Parlamento, en los medios de comunicaci¨®n o en la calle. Rajoy no descendi¨® al mano a mano con nadie. Ni siquiera... consigo mismo.
Crispaci¨®n, estima Rajoy, no existe. Es, seg¨²n explic¨®, un asunto m¨¢s medi¨¢tico que otra cosa. La lucha por el poder que mantiene el PP, cree Rajoy, es algo natural, pasa en todas partes y es uno de los objetivos que debe tener la oposici¨®n. Tras negar la existencia de crispaci¨®n, el l¨ªder del PP dijo: "Soy muy optimista sobre el futuro".
La comparecencia de Rajoy ante los ciudadanos busc¨® desactivar la percepci¨®n generalizada de que la oposici¨®n ha convertido la pol¨ªtica en un ring de boxeo permanente hasta las pr¨®ximas elecciones generales. La normalidad de Rajoy es la siguiente: no hay que ponerse tr¨¢gicos, esta es una lucha normal por el poder. "Tampoco es para tanto", dijo.
Cuando se le pregunt¨® por Irak, no repiti¨® su discurso habitual, a saber, el de que no le interesa la historia y que ¨¦l mira hacia el futuro. Pero tampoco ha reflexionado como lo han hecho, incluso, muchos neoconservadores en los que se inspir¨® Aznar. De las palabras de Rajoy se desprende que volver¨ªa a apoyar la invasi¨®n de Irak porque a veces cuando se topa uno con un Sadam-Hitler, que ha gaseado a su propio pueblo, hay que tomar decisiones muy duras.
Fue Rajoy el mayor propagandista de la invasi¨®n de Irak en l¨ªnea con Aznar y ante la visible abstinencia p¨²blica del otro vicepresidente, Rodrigo Rato, quien discrep¨® de la estrategia del Gobierno aun cuando cerr¨® filas en torno a ella. Y fue Rajoy quien, en 2003, tras la invasi¨®n, acus¨® al PSOE de ser el ¨²nico en el mundo que no se hab¨ªa enterado de que Irak pose¨ªa armas de destrucci¨®n masiva.
La apelaci¨®n a Hitler merece recordar una historia que la memoria de Rajoy puede refrescar r¨¢pidamente. En 1998, cuando ya hab¨ªan pasado 10 a?os desde que Sadam hubiera gaseado a su propio pueblo en el pueblo fronterizo de Halabja, Aznar recibi¨® en el palacio de la Moncloa a Tarek Aziz, vicepresidente de Irak. El 22 de junio de aquel a?o, en la escalinata del palacio, Alejandro Agag, entonces ayudante de Aznar, esperaba al lugarteniente de Sadam Husein. Tanto Rato como el ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, respectivamente se reunieron despu¨¦s con ¨¦l. Aznar respald¨® meses m¨¢s tarde, en diciembre de aquel a?o, los bombardeos que Bill Clinton y Tony Blair lanzaron sobre Bagdad. Pero dos a?os m¨¢s tarde, en septiembre de 2000, Aznar volv¨ªa a ser anfitri¨®n de Aziz. Ambos acordaron promover la relaci¨®n bilateral y dos altos cargos del Gobierno espa?ol viajaron a la capital iraqu¨ª en la primera mitad del 2001. Pero estas son las t¨ªpicas historias del pasado que aburren al l¨ªder del PP.
Rajoy vivi¨® el jueves 19 de abril una "de las mejores experiencias a lo largo de mi vida pol¨ªtica", tras haber participado en una manifestaci¨®n bonita, aquella que convoc¨® el Partido Popular contra la pol¨ªtica antiterrorista del Gobierno a primeros de marzo pasado.
El l¨ªder del PP, pues, utiliza la calle unas veces de manera directa y otras a trav¨¦s de sus organizaciones aliadas, lleva la bronca al Parlamento d¨ªa s¨ª, d¨ªa no y, ahora, tambi¨¦n ha tenido acceso a 6,3 millones de espectadores en TVE. No es de extra?ar que se sienta feliz. Es pura coincidencia que Rajoy pueda gozar de esa felicidad ofrecida por una TVE bajo un Gobierno cuyo principal empe?o, seg¨²n aseguran los populares, no es otro que el de... aniquilar al PP.
Por otra parte, ?acaso Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero no le deb¨ªa a Rajoy y al Gobierno de Aznar un acceso semejante en reconocimiento de una presencia parecida en la televisi¨®n p¨²blica que le facilitaron aquellos en sus d¨ªas de l¨ªder de la oposici¨®n? En caso de que hubiera alguna duda, un buen amigo de Rajoy, Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa, podr¨ªa volver a prestar testimonio sobre c¨®mo era aquella televisi¨®n p¨²blica. Aunque s¨®lo fuera por el abismo entre el tratamiento del jueves 19 y el de la negra ¨¦poca de Aznar, si Rodr¨ªguez Zapatero tiene rostro de pedernal, quiz¨¢ Rajoy tenga el del cuarzo, que no le va a la zaga en dureza.
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