Esperanza contra toda esperanza
Entre los libros can¨®nigos sobre el universo concentracionario de Stalin figuran, entre otros, el Archipi¨¦lago Gulag, de Aleksandr Solzhenitsin (Tusquets), y Relatos de Kolym¨¢, de Varlem Shal¨¢mov (Mondadori). En ellos est¨¢ descrito con toda brutalidad aquel sistema generalizado de celdas, interrogatorios, campos de tr¨¢nsito, campos de trabajo forzado, exilios remotos, fusilamientos, desapariciones, etc¨¦tera, protagonizados por millones de almas perdidas, entre las que se encontraban las de la mayor parte de los dirigentes que hicieron la revoluci¨®n sovi¨¦tica con Lenin en 1917. A estos libros se a?adi¨®, a principios de los a?os ochenta, la incre¨ªble biograf¨ªa de la viuda de uno de los mejores poetas rusos del siglo XX, Osip Mandelstam, titulada Contra toda esperanza (Alianza).
LO QUE NO PUEDO OLVIDAR
Anna L¨¢rina
Traducci¨®n de Mar¨ªa Garc¨ªa
Galaxia Gutenberg/C¨ªrculo
de Lectores. Madrid, 2007
490 p¨¢ginas. 23 euros
Es un texto emocionante, imprescindible para el estudio del estalinismo y de las relaciones de Bujarin con la pol¨ªtica
A esta literatura del horror se a?ade ahora en castellano otro libro excepcional, del mismo nivel al menos de los anteriores, escrito por otra viuda superviviente del exterminio estaliniano: Anna L¨¢rina, la que fue mujer del l¨ªder bolchevique m¨¢s atrayente de la Rusia revolucionaria, Nikol¨¢i Bujarin. Su bell¨ªsimo y aterrador texto Lo que no puedo olvidar es la historia del medio siglo largo que va desde que conoci¨® a Bujarin, con 17 a?os, hasta la rehabilitaci¨®n completa de este ¨²ltimo en la ¨¦poca Gorbachov, pasando por el juicio en el que fue sentenciado (a?o 1938) por traici¨®n y su posterior desaparici¨®n en los chupaderos siberianos. Aunque Anna L¨¢rina intenta que el protagonista de sus memorias sea Bujarin, el centro de esta larga resistencia es ella misma. Cuando Bujarin es arrestado, hace dos peticiones a su mujer: que se aprenda de memoria, para que un d¨ªa pueda hacerla p¨²blica, su carta testamento "a la futura generaci¨®n de dirigentes del partido", y que eduque a su hijo Yuri (que tiene 11 meses cuando Bujarin es detenido) "como a un bolchevique". La carta tard¨® cinco d¨¦cadas en ser publicada en la antigua URSS y su hijo creci¨® en orfanatos y no volvi¨® a ver a su madre hasta 1956, cuando ten¨ªa 20 a?os.
Contra toda esperanza, las memorias de Nadiezhda Mandelstam, narra las tr¨¢gicas experiencias vividas por su marido Osip, tambi¨¦n desaparecido en el gulag, y por sus compa?eros de generaci¨®n, entre ellos, Anna Ajm¨¢tova, Isaac Babel, Marina Tsvet¨¢ieva o V¨ªctor Shklovski. Como L¨¢rina, Nadiezhda Maldelstam sobrevivi¨® en el ostracismo a la muerte de Osip, hasta que en 1956 se le permiti¨® regresar a Mosc¨² donde inici¨® estas memorias. En mayo de 1939, tres funcionarios se llevaron al alba a Osip Mandelstam; nunca se le volvi¨® a ver vivo. Unos meses despu¨¦s, Nadiezhda supo que Osip hab¨ªa dejado de existir al recibir un giro postal devuelto, con una leyenda: "Causa: muerte del destinatario". Durante los a?os que vivieron juntos, Nadiezhda copiaba todos los poemas de su marido y los escondi¨®, de modo que su obra sobrevivi¨® a su persona. Entre esa obra po¨¦tica est¨¢ el poema a Stalin que el monstruo georgiano nunca le perdon¨®: "Sus dedos gordos son sebosos gusanos / y sus seguras palabras, pesadas pesas, / de su mostacho se burlan las cucarachas, / y relucen las ca?as de sus botas". Hoy inencontrable en las librer¨ªas la edici¨®n de Alianza, Contra toda esperanza ser¨¢ reeditada pr¨®ximamente en Galaxia Gutenberg, en una colecci¨®n dirigida por Antonio Mu?oz Molina, compuesta por testimonios de las resistencias a los totalitarismos del siglo XX.
Se unir¨¢n as¨ª dos textos memo
rialistas fundamentales, de calidad excepcional, escritos por las mujeres de Bujarin y Mandelstam, dos personajes unidos por la historia: fue Bujarin el l¨ªder bolchevique que m¨¢s protegi¨® al poeta hasta que ambos desaparecieron sin dejar rastro ni tumba. Para sobrevivir, Osip Mandelstam hab¨ªa de ejercer como traductor, y esas traducciones se las proporcionaba Bujarin. Las dos viudas no s¨®lo fueron las sombras de sus maridos mientras ¨¦stos vivieron, sino tambi¨¦n las sombras de su obra.
De las memorias de Anna L¨¢rina sobresale un aspecto que supera la experiencia de la pareja Bujarin, y que ata?e a otros muchos de los camaradas de Lenin, fusilados o desaparecidos por orden de Stalin: la relaci¨®n amor/odio que les un¨ªa a este ¨²ltimo. Bujarin, la joya del partido, el hijo predilecto de la revoluci¨®n en palabras de Lenin, fue el principal defensor e ide¨®logo de la Nueva Pol¨ªtica Econ¨®mica, una especie de humanismo socialista (por llamarlo de alg¨²n modo) que Stalin aboli¨® como "liberalismo corrompido", iniciando una industrializaci¨®n draconiana que oblig¨® a 125 millones de campesinos a adherirse contra su voluntad a granjas colectivas regidas por el Estado. Stalin nunca se lo perdon¨®.
Seg¨²n L¨¢rina, Bujarin no parece darse cuenta en ning¨²n momento de la trampa que el dictador georgiano va cerrando en torno a ¨¦l, y permanece como abandonado a una extra?a indolencia, rehuyendo los debates que en su ausencia se convierten casi en la aceptaci¨®n de su culpa, "emprendiendo viajes que tienen algo de huidas incompletas, como si supiera que tiene que escapar y al mismo tiempo no fuera capaz de hacerlo, como si no lograra desprenderse del hechizo que Stalin ejerce sobre ¨¦l, mientras va tramando cuidadosamente su perdici¨®n", en palabras de Mu?oz Molina en un pr¨®logo al libro, que constituye una de las mejores piezas literarias que ha escrito el novelista espa?ol. Mientras todo esto ocurr¨ªa, Bujarin escrib¨ªa cartas adulatorias y serviles a Stalin que no ten¨ªan respuesta, entre ellas una ¨²ltima en la que se preguntaba sin entender nada de lo que estaba pasando: "Koba : ?por qu¨¦ exiges mi vida?".
El amor, la admiraci¨®n que L¨¢ri
na tiene por Nikol¨¢i Bujarin, le impide plantear la contradicci¨®n: el intelectual, el artista, el bolchevique que defiende el "humanismo socialista", el revolucionario incorruptible que vive con austeridad, el aficionado a las artes y a la naturaleza que renuncia a competir por el poder del Kremlin, el periodista que dirige Pravda o Izvestia en tiempos de cambio nos seduce tanto que nos produce incomodidad descubrir que Bujarin fue en algunos momentos tan sectario y tan cruel como cualquiera de sus colegas en la direcci¨®n bolchevique. Mu?oz Molina reproduce una carta que escribi¨® al fiscal Vishinki (el mismo que poco despu¨¦s lo interrogar¨ªa a ¨¦l), que dice: "No sabe usted cu¨¢nto me alegro de que hayan fusilado a esos perros", despu¨¦s de la ejecuci¨®n de Zinoviev y Kamenev en 1934.
Lo que no puedo olvidar es un texto emocionante, imprescindible para el estudio del estalinismo y de las relaciones del intelectual con la pol¨ªtica. Que se puede unir sin complejos al bestiario libresco mencionado al principio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.