Elecciones con burbujas
Donde de verdad se cuece el futuro del sector inmobiliario espa?ol es en el Queen Mary 2, el transatl¨¢ntico de lujo que, fletado por Porcelanosa, lleva m¨¢s de 2.500 s¨²per empresarios espa?oles y de toda Europa desde Southampton a Nueva York que estar¨¢n haciendo polvo los sistemas de transmisi¨®n del buque para saber las ¨²ltimas cotizaciones de Astroc, FCC o Colonial. ?Ha estallado la burbuja? preguntan desde el otro lado del Atl¨¢ntico con el dry martini en la mano.
Pues no ha estallado la burbuja para la larga lista de las empresas que cotizan en bolsa, Astroc al margen. Ha estallado el bolsillo de millones de espa?oles que compramos un piso en los ¨²ltimos a?os, con el sano intento de revalorizar nuestros ahorros y mejorar el cuarto de los ni?os. Es algo que los grandes analistas de las agencias financieras no quieren ver y los pol¨ªticos de la Moncloa se niegan a reconocer. La burbuja no estalla en la cara de los Ballester, los Soler o los de Sacyr. Estalla en la cara del camionero que lleva la tierra a la obra o del que paga la hipoteca. ?Cu¨¢nto vale ahora mi piso?
Lo de Astroc es del todo normal. Lo que sube tiene que bajar. Y si sube como humo, pues se deshace cuando cambia la temperatura ambiental. Pero si, adem¨¢s, alguien le da un empuj¨®n, pues al precipicio. Y a Astroc le han empujado. Los datos que dicen que dice la auditor¨ªa sobre los cambios patrimoniales entre Astroc y su propietario mayoritario, Enrique Ba?uelos, los sab¨ªamos los de a p¨ªe. ?C¨®mo no iban a saberlo Amancio Ortega o los del Banco Sabadell? Que en el fondo de la empresa hay mucho metro cuadrado sin licencia urbanizadora tambi¨¦n lo sab¨ªamos todos. ?Por qu¨¦ cae ahora? Porque alg¨²n accionista institucional pone mucho papel en la bolsa y fuerza la ca¨ªda cuando y como le interesa. Pero no lloren por Ba?uelos. Sus millones est¨¢n a salvo.
?Y por qu¨¦ caen todas las dem¨¢s constructoras? Pues porque se producen dos fen¨®menos paralelos. Alguien sigue forzando que aparezca papel y la imagen de constructoras, promotoras y dem¨¢s es tan d¨¦bil que cualquier tormenta veraniega pone al aire la forzada capitalizaci¨®n de sus activos. Vemos lo que pasa en la bolsa, pero ya quisiera ver c¨®mo andan las relaciones entre las peque?as inmobiliarias y constructoras y sus bancos. Mucho cemento con pies de barro.
Del camino de los activos realizados estos d¨ªas sabremos cuando veamos hac¨ªa d¨®nde va el dinero. ?Van a llevarse todo ese dinero los fondos de inversi¨®n extranjeros que trabajan en Polonia, Hungr¨ªa, Ruman¨ªa o Croacia? Si as¨ª se confirma es que alguien maneja la aguja que revienta la burbuja. Aunque la pregunta es qui¨¦n se ha inventado esto de la burbuja, informe de eurodiputados incluido.
Al gobierno le entr¨® hace un par de a?os una fiebre loca por meterle mano al ladrillo. ?Por qu¨¦? Primero porque es evidente que se han hecho muchos desmanes, pero se han hecho en todos lados donde la decisi¨®n final es arbitraria, dependa de un alcalde, un jefe de la Junta de Andaluc¨ªa o de la Generalitat o de un ministerio. Y segundo porque era rentable pol¨ªticamente hablar de la burbuja. Es una burbuja electoral o unas elecciones con burbujas, ll¨¢menle como quieran.
Seg¨²n esto se han utilizado las estad¨ªsticas falsamente, como lo de repetir hasta la saciedad que las hipotecas detraen gran parte de la renta familiar. ?Qu¨¦ barbaridad! Una vivienda es un activo financiero realizable. Es durante siglos el ahorro de las familias espa?olas, que siguen confiando m¨¢s en la tierra que en los intangibles. ?Por qu¨¦ tanto meterse con la inversi¨®n inmobiliaria? Porque pol¨ªticamente da juego hablar de los ricos. Pero nadie se mete con el gasto suntuario de este largo puente. Eso es antip¨¢tico, aunque sea la verdad de las esquilmadas rentas familiares.
Mientras se conoce la verdad del sube-baja de Astroc y los beneficiarios de las ca¨ªdas en los valores inmobiliarios, alguien deber¨¢ estudiar el efecto financiero que esto va a tener sobre los patrimonios familiares y, como sigan con la aguja, cu¨¢nto paro (nativo e inmigrante) provoca el alegre revent¨®n de la burbuja inmobiliaria.
www.jesusmontesinos.es
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