Deportividad est¨¦tica
El Bravo tiene un dise?o deportivo, tanto en la l¨ªnea como en el interior, que est¨¢ cuidado e incluye un salpicadero atractivo. Pero su estilo deportivo no se traslada al comportamiento, que prima m¨¢s el confort que la eficacia. Aunque el volante se regula en altura y distancia, el puesto de conducci¨®n no est¨¢ conseguido: los asientos delanteros son cortos de banqueta y tienen un respaldo duro con mucho apoyo lumbar que sujeta poco en las curvas y penaliza el confort.
Turbodi¨¦sel y seis marchas
El motor 1.9 turbodi¨¦sel del Bravo se vende en versiones de 120 y 150 CV con cambios manuales de cinco y seis marchas, respectivamente. La unidad de pruebas montaba el m¨¢s potente, que ofrece unas prestaciones brillantes y destaca por su elasticidad. Empuja con fuerza desde 1.600 vueltas y va subiendo de r¨¦gimen de forma progresiva hasta superar las 4.000, aunque no hace falta apurarlo.
Esta respuesta, unida al buen escalonamiento de las marchas, permite viajar con br¨ªo y circular en ciudad sin reducir a menudo; algo que se agradece, porque el accionamiento del cambio es lento y, sobre todo, impreciso. Por lo dem¨¢s, en carretera mantiene buenos ritmos de crucero a punta de acelerador, adelanta con br¨ªo y supera las subidas casi sin que se noten. Y como no hace ruido, exige vigilar el veloc¨ªmetro: es f¨¢cil superar los l¨ªmites sin darse cuenta.
El consumo es correcto, aunque superior al de otros rivales. Gasta seis litros en conducci¨®n tranquila y pasa de ocho en ciudad y si se estiran las marchas.
Equilibrio mejorable
El dise?o deportivo del Bravo no se refleja en el comportamiento y confirma un cambio en Fiat, que tradicionalmente ha primado la agilidad y el car¨¢cter, y ahora busca m¨¢s el confort. Las suspensiones filtran bien los baches y son c¨®modas en conducci¨®n relajada, pero no presentan el equilibrio id¨®neo cuando se mantienen ritmos m¨¢s vivos en zonas viradas. Mientras el tren delantero tiene unos reglajes blandos y una direcci¨®n algo lenta que exige mover el volante m¨¢s de la cuenta, el eje trasero se agarra muy bien, y esa descompensaci¨®n aumenta el balanceo lateral. Esta reacci¨®n se nota m¨¢s con las ruedas 205/45/17 opcionales de la unidad de pruebas, y afecta m¨¢s al confort que a la estabilidad. As¨ª, en trazados r¨¢pidos y autopistas con buen piso permite viajar con comodidad y seguridad, porque tiene un comportamiento estable y aplomado que da confianza al conductor. Y los frenos y el ABS ofrecen una respuesta correcta y viene de serie con el ESP.
El Bravo incluye dos detalles muy pr¨¢cticos en ciudad: el sistema de arranque en rampa -evita que el coche se vaya hacia atr¨¢s al soltar el freno en las cuestas- y la direcci¨®n asistida regulable, que permite elegir un programa m¨¢s suave al aparcar. Pero la visibilidad trasera es reducida e invita a adquirir los sensores de aparcamiento opcionales (317 euros).
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