Blair, orgulloso de ser intervencionista
En v¨ªsperas de irse, el primer ministro brit¨¢nico comenta su pol¨ªtica exterior
Tony Blair sale con paso din¨¢mico al jard¨ªn del n¨²mero 10 de Downing Street, con aspecto de estar listo para otros 10 a?os. Dice que est¨¢ disfrutando de sus ¨²ltimas semanas y que est¨¢ "m¨¢s ocupado que nunca". El primer ministro saliente parece lleno de energ¨ªa, vigor mental y esa pasi¨®n casi compulsiva por convencer que tambi¨¦n tiene Nicolas Sarkozy. Ahora que se acerca el d¨¦cimo aniversario de su llegada a Downing Street -el pr¨®ximo mi¨¦rcoles- y el anuncio del calendario para su retirada, habla de sus 10 a?os de elaborar la pol¨ªtica exterior brit¨¢nica con una facilidad y una franqueza que no se ve¨ªa en los primeros tiempos de su mandato; al menos, no cuando hablaba oficialmente.
El blairismo consiste en una concepci¨®n progresista del mundo, que parte de la realidad de la interdependencia en una era de globalizaci¨®n
Blair est¨¢ orgulloso de haber elaborado una estrategia para la pol¨ªtica exterior brit¨¢nica, mezcla de poder duro y poder blando y de alianzas
Tal vez, el mayor cambio ocurrido en sus 10 a?os al frente del Gobierno del Reino Unido es de qu¨¦ forma lo global se ha apoderado de lo local
Le pido que diga cu¨¢les son sus tres mayores ¨¦xitos y fracasos en pol¨ªtica exterior. No est¨¢ dispuesto. "No me gusta hablar de ¨¦xitos y fracasos... Eso se lo dejo a ustedes" (supongo que se refiere a los historiadores y periodistas). En cambio, s¨ª dice de qu¨¦ est¨¢ orgulloso: de haber elaborado una estrategia para la pol¨ªtica exterior brit¨¢nica que se compone de una mezcla de poder duro y poder blando y de s¨®lidas alianzas tanto en Europa como con Estados Unidos. Durante su mandato, el Reino Unido ha desempe?ado un papel importante en demostraciones de poder duro, como la derrota de los talibanes, el derrocamiento de Sadam y las intervenciones en Kosovo y Sierra Leona; ha hecho lo mismo en ¨¢mbitos de poder blando, como los problemas de ?frica y el cambio clim¨¢tico, y sigue siendo un factor fundamental en la mayor parte de los grandes asuntos, ya sean Sud¨¢n, las negociaciones del comercio mundial o Ir¨¢n. El Reino Unido es un pa¨ªs de s¨®lo 60 millones de habitantes en "un espacio geogr¨¢fico relativamente peque?o", as¨ª que "tiene que hacer sentir su peso y su influencia a trav¨¦s de sus alianzas".
Todo esto est¨¢ muy bien dicho, pero no es precisamente original. La mayor¨ªa de los primeros ministros de los ¨²ltimos 40 a?os habr¨ªa estado de acuerdo. ?Cu¨¢l es, pues, el rasgo que caracteriza la estrategia espec¨ªfica de Blair? ?Cu¨¢l es la esencia del blairismo? Su respuesta no puede ser m¨¢s tajante: "Es el intervencionismo liberal". El blairismo consiste, prosigue, en una concepci¨®n progresista del mundo, que parte de la realidad de la interdependencia en una era de globalizaci¨®n y act¨²a con arreglo a unos valores determinados. "Soy intervencionista y estoy orgulloso de serlo". No retira nada de lo que dijo en el discurso que pronunci¨® en 1999 en Chicago, con su "doctrina de la comunidad internacional", caracterizada por ese intervencionismo liberal. Aunque sea verdad, como le sugiero, que el gobierno de Bush ha abandonado la promoci¨®n de la democracia como uno de los puntales de su pol¨ªtica exterior, ¨¦l no retrocede: "Hagan lo que hagan ellos, yo no he renunciado".
Y eso incluye Irak. La inmensa mayor¨ªa de los iraqu¨ªes de a pie desea la paz y la democracia, pero sufre el sabotaje de los "actores externos" -Blair menciona Ir¨¢n y Al Qaeda- y "una minor¨ªa de extremistas internos". ?No le parece una pesadilla saber que va a pasar el resto de su vida respondiendo preguntas sobre Irak? No, lo considera completamente razonable, pero "cuando la gente dice que 'Irak ser¨¢ el factor determinante'..., mi respuesta es: depende de lo que ocurra". ?Se equivocan, entonces, al afirmar que Irak decidir¨¢ el veredicto sobre su pol¨ªtica exterior? No, desde luego fue "una dimensi¨®n importante" dentro de ella, pero todav¨ªa es pronto para saber c¨®mo acabar¨¢. La historia nos lo dir¨¢.
Le pregunto sobre las dos alianzas. El ¨²nico elemento importante de pol¨ªtica exterior en el programa electoral laborista de 1997 era "dar a Gran Breta?a el liderazgo europeo que Gran Breta?a y Europa necesitan". ?Lo ha conseguido? Bueno, "Gran Breta?a ha sido l¨ªder en Europa", dice, con cierto tono defensivo, aunque "a primera vista, las actitudes brit¨¢nicas siguen siendo de un euroescepticismo imperturbable". La culpa es, en gran parte, de los medios de comunicaci¨®n euroesc¨¦pticos. Europa es el ¨¢rea en la que m¨¢s "me siento empujado, incluso por medios normalmente sensatos, a hacer cosas que s¨¦ que son totalmente rid¨ªculas, y que cualquiera que estuviera en mi puesto considerar¨ªa totalmente rid¨ªculas".
Tratado de modificaci¨®n
Ahora bien, "tengo una teor¨ªa al respecto". Su teor¨ªa es que "el pueblo brit¨¢nico tiene la sensatez suficiente para saber que, incluso aunque tenga ciertos prejuicios sobre Europa, su Gobierno no tiene por qu¨¦ compartirlos necesariamente, ni actuar con arreglo a ellos". As¨ª, por ejemplo, en el Consejo Europeo que se celebrar¨¢ los d¨ªas 21 y 22 de junio (y al que todav¨ªa prev¨¦ claramente asistir como primer ministro), conf¨ªa en acordar con los dem¨¢s dirigentes europeos las condiciones para negociar un tratado que regule los cambios institucionales necesarios para el funcionamiento de una UE ampliada. Ya no una Constituci¨®n, sino un simple tratado de modificaci¨®n. La prensa euroesc¨¦ptica pondr¨¢ el grito en el cielo, pero es "la decisi¨®n acertada y que de verdad conviene a los intereses nacionales brit¨¢nicos".
Despu¨¦s, con un nuevo presidente franc¨¦s, una canciller alemana m¨¢s cordial y un presidente de la Comisi¨®n Europea dispuesto a ayudar, el Reino Unido podr¨¢ abordar con sus socios asuntos m¨¢s importantes para el futuro de Europa. ?Lamenta en cierta medida -le pregunto- que esta constelaci¨®n de l¨ªderes europeos de ensue?o para el n¨²mero 10 parezca estar form¨¢ndose ahora que ¨¦l se dispone a dejar el escenario? Empieza a re¨ªrse incluso antes de que acabe mi pregunta, y dice, en tono ir¨®nico: "C'est la vie". Es decir, me da la impresi¨®n de que s¨ª.
En cuanto a la otra alianza fundamental de los brit¨¢nicos, ?qu¨¦ ha obtenido verdaderamente el Reino Unido, le pregunto, de su "relaci¨®n especial" con Washington durante el ¨²ltimo decenio? ?Qu¨¦ hemos salido ganando? La propia relaci¨®n, responde, y la influencia que nos permite ejercer en otras cuestiones, como las negociaciones del comercio mundial y el proceso de paz en Oriente Pr¨®ximo. "Ya es hora de que tengamos una pol¨ªtica exterior independiente", es la frase m¨¢s f¨¢cil de aplaudir en el mundo, pero en cuanto uno empieza a distanciarse de Estados Unidos ver¨¢ c¨®mo disminuye su influencia.
Aunque asegura que las relaciones del Reino Unido con Europa y Estados Unidos son m¨¢s s¨®lidas que hace 10 a?os, s¨ª reconoce que los brit¨¢nicos no est¨¢n, ni mucho menos, todo lo "c¨®modos" que ser¨ªa de desear con esa doble relaci¨®n. La derecha brit¨¢nica est¨¢ tan insatisfecha con nuestros v¨ªnculos con Europa como en 1997, y la izquierda est¨¢ a¨²n m¨¢s descontenta que entonces respecto a nuestra relaci¨®n con Estados Unidos. Ahora, a?ade, algunos sectores de los medios son, al mismo tiempo, euroesc¨¦pticos y antiamericanos: "Si es que es posible entender eso...".
Un dilema
Tal vez, el mayor cambio ocurrido en sus 10 a?os al frente del Gobierno es de qu¨¦ forma lo global se ha apoderado de lo local. "La pol¨ªtica exterior ya no es pol¨ªtica exterior". El dilema, como l¨ªder nacional, es que "el pa¨ªs quiere que me centre en los asuntos internos, y, sin embargo, la verdad es que los problemas a los que hay que hacer frente son a menudo de dimensi¨®n internacional". Por ejemplo, es importante que tomemos medidas nacionales sobre el cambio clim¨¢tico, pero la verdad es que "el prop¨®sito es tener m¨¢s peso entre los l¨ªderes internacionales". Por eso necesitamos m¨¢s gobernanza mundial, con la reforma de la ONU y una serie de alianzas para actuar. Una comunidad de democracias es una idea magn¨ªfica, pero, en t¨¦rminos pr¨¢cticos, "hay que partir de la alianza entre Europa y Estados Unidos". Mientras los p¨¢jaros gorjean alrededor de la preciosa glicinia que adorna el jard¨ªn de Downing Street, oigo los ecos de numerosas conferencias futuras de un estadista retirado.
A mucha gente en todo el mundo, y no s¨®lo en Estados Unidos, le gusta lo que dice Blair y gran parte de lo que ha hecho. A otros, sobre todo en la izquierda brit¨¢nica, les horroriza. Pero lo que no se puede decir en serio, al menos en pol¨ªtica exterior, es que el blairismo no tiene sustancia. Guste o no guste, en pol¨ªtica exterior, Tony Blair ha defendido una postura, y es capaz de explicar exactamente cu¨¢l es.
Traducci¨®n de M. L. Rodr¨ªguez Tapia
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