Bronceado natural
Fue una ma?ana de sol agobiante, como todos los a?os; aunque sin moscas, eso s¨ª. El p¨²blico, que llen¨® la Maestranza hasta la bandera, se divirti¨® porque no es nada exigente, y est¨¢ m¨¢s pendiente de las cabriolas de los caballos, el sombrero, el agua fresca y del de los helados que de la actuaci¨®n de los caballeros.
No fue una ma?ana de buen toreo a caballo. El n¨²mero de orejas -s¨®lo dos- es un dato suficientemente ilustrativo. ?Cu¨¢nto de poco bueno habr¨ªa para que s¨®lo dos rejoneadores pasearan un trofeo...! Pero as¨ª est¨¢, tambi¨¦n, el rejoneo, donde brilla un caballero navarro y los dem¨¢s intentan seguirle a una distancia abismal. Total, que la ma?ana sirvi¨®, sobre todo, para coger un buen bronceado antes de rematar la comida en el real de la feria.
Murube / Seis rejoneadores
Toros despuntados para rejoneo de Murube, bien presentados, de juego desigual con predominio de la mansedumbre. Antonio Domecq: vuelta por su cuenta. Rui Fern¨¢ndes: silencio. Mart¨ªn Burgos: oreja. Andy Cartagena: oreja. Sergio Gal¨¢n: silencio. Leonardo Hern¨¢ndez (hijo): ovaci¨®n. Plaza de la Maestranza. Festejo matinal. 29 de abril. 18? corrida de abono. Lleno .
Lo mejor corri¨® a cargo de Andy Cartagena y el joven Leonardo Hern¨¢ndez. El primero brill¨® a gran altura con las banderillas, que clav¨® con temple y armon¨ªa a lomos de un caballo torero, y entusiasm¨® con la moderna suerte del viol¨ªn. Mat¨® de un rej¨®n en el costado -pr¨¢ctica habitual en el escalaf¨®n- y el triunfo se diluy¨®. Hern¨¢ndez demostr¨® una positiva evoluci¨®n, y destac¨® al realizar de manera ortodoxa el tercio de banderillas, en corto y de frente, antes de fallar con el rej¨®n de muerte.
Los otros cuatro alternaron momentos brillantes con bisuter¨ªa impropia de caballeros rejoneadores. Antonio Domecq, por ejemplo, demostr¨® veteran¨ªa y temple, pas¨® en falso y err¨® en varias ocasiones, lo que no le impidi¨® darse una vuelta al ruedo que nadie solicit¨®. ?A estas alturas, se?or Domecq, semejante indignidad...! Un inv¨¢lido le toc¨® en suerte a Mart¨ªn Burgos, y se gan¨® al respetable con las banderillas largas y cortas y la rosa clavadas a la suerte del viol¨ªn.
El portugu¨¦s Rui Fern¨¢ndez protagoniz¨® una vistosa actuaci¨®n ante un toro rajado. Su problema fue que siempre clav¨® a la grupa, y su labor careci¨® de emoci¨®n. Y Sergio Gal¨¢n es un rejoneador espectacular, pero unas veces pas¨® en falso, y en otras se dej¨® tropezar los caballos en exceso.
Total, que la ma?ana no dio para mucho m¨¢s que un buen bronceado, y para constatar que el rejoneo, hoy por hoy, es patrimonio de un caballero, uno solo, seguido a gran distancia por todos los dem¨¢s.
Babelia
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