Micropol¨ªtica
El mes que viene se celebran elecciones municipales en toda Espa?a, elecciones a juntas en las diputaciones forales y elecciones auton¨®micas en aquellas comunidades de v¨ªa lenta que no disponen de potestad para disolver sus legislaturas convocando comicios propios. De modo que en estos momentos deber¨ªamos estar debatiendo con pasi¨®n aquellos temas de micropol¨ªtica que centran en teor¨ªa la agenda local y territorial. Pero no es as¨ª porque los titulares de prensa siguen ocupados por los peregrinos asuntos de la macropol¨ªtica nacional: el ¨²ltimo intento de reventar el juicio del 11-M y la en¨¦sima acusaci¨®n contra Zapatero de traicionar a Espa?a por rendirse a ETA.
Parece que aqu¨ª todos nos sentimos estadistas y por eso despreciamos la pol¨ªtica local para ocuparnos s¨®lo de lo verdaderamente importante, que ser¨ªan los grav¨ªsimos problemas nacionales. Pero por parad¨®jico que parezca, semejante actitud es uno de los peores indicadores de provincianismo arcaico. Si fu¨¦semos m¨¢s modernos o simplemente normales y tuvi¨¦ramos alg¨²n sentido com¨²n (como le gusta predicar a Rajoy sin dar trigo), atender¨ªamos con prioridad a los fundamentos micropol¨ªticos de la vida p¨²blica. Y como no lo hacemos as¨ª, los ciudadanos de a pie les vuelven la espalda a nuestros representantes pol¨ªticos. De ah¨ª los crecientes ¨ªndices de abstenci¨®n que nos amenazan en las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas y municipales.
?Qu¨¦ debe entenderse por micropol¨ªtica? Ante todo la econom¨ªa, por supuesto, que sustenta las condiciones materiales de la vida cotidiana de la gente. Algunos reprochan a Zapatero su incapacidad para vender la idea de que "Espa?a va bien", como proclamaba su antecesor. Lo cual deber¨ªa llevarnos a sospechar que quiz¨¢ no vaya tan bien. Y para averiguarlo, nada mejor que partir de la cl¨¢sica distinci¨®n entre macroeconom¨ªa y microeconom¨ªa: aqu¨¦lla s¨ª parece ir bien (excluida la baja productividad y el creciente d¨¦ficit externo) pero no sucede lo mismo con ¨¦sta, entendida como la estructura de oportunidades que determinan las interacciones de los agentes individuales.
He aqu¨ª un indicador muy grave: Espa?a tiene la m¨¢s baja fecundidad de Occidente y al mismo tiempo la m¨¢s alta tasa de adopciones. Y ello porque aqu¨ª no se puede ejercer el derecho a formar familia hasta edades demasiado tard¨ªas, cuando la fertilidad ya ha quedado seriamente afectada. Lo cual es debido a unas condiciones microecon¨®micas de empleo y vivienda que bloquean la emancipaci¨®n de mujeres y j¨®venes, penalizando sobre todo a las clases medias. Eso es micropol¨ªtica: la estructura de incentivos que permite formar o disolver familias compartiendo el trabajo profesional con la responsabilidad progenitora. Una micropol¨ªtica hecha de pol¨ªticas de empleo, de pol¨ªticas de vivienda en alquiler y de pol¨ªticas de bienestar social.
El problema es que esta micropol¨ªtica se decide y se aplica a escala local y auton¨®mica, pues lo ¨²nico al alcance del Gobierno central es coordinar y proponer marcos normativos sectoriales, como acaba de hacer con las flamantes leyes de dependencia e igualdad. Pero una simple an¨¦cdota servir¨¢ para ilustrar las dificultades. Hace poco asist¨ª a unas jornadas de servicios sociales en el Pa¨ªs Vasco, y la com¨²n protesta de usuarios, responsables y autoridades era la confusi¨®n normativa y la descoordinaci¨®n funcional entre los cinco niveles administrativos: municipal, provincial (all¨ª foral), auton¨®mico, estatal y europeo. Y tanto se quejaban que no pude menos que sugerirles distribuir un GPS orientativo para no perderse en el laberinto burocr¨¢tico.
?Qui¨¦n gobierna el mosaico de la micropol¨ªtica de proximidad? Dada la gran descoordinaci¨®n que se produce a escala estatal, se dir¨ªa que nadie: s¨®lo los responsables pol¨ªticos a escala local, que gozan de amplia discrecionalidad para adoptar la micropol¨ªtica que m¨¢s les plazca. Y lo malo es que demasiadas veces la deciden para complacer no tanto a sus electores como a los promotores inmobiliarios, de cuya cuenta de resultados dependen para financiarse. As¨ª nos va.
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