Navarra, Euskadi y una propuesta conciliadora
En las ¨²ltimas semanas, varios acontecimientos han hecho que se volviera a hablar del estatus de Navarra. En primer lugar, el atentado de Barajas. En segundo lugar, la propuesta de Batasuna de una autonom¨ªa com¨²n con ?lava, Guip¨²zcoa y Vizcaya "dentro del Estado espa?ol". Y finalmente, la posibilidad de que Uni¨®n del Pueblo Navarro-PP pierda las elecciones forales, lo que le ha llevado a movilizar a sus huestes en defensa de la sacrosanta identidad del Viejo Reyno.
Vayamos por partes. ETA est¨¢ en el punto m¨¢s bajo de su historia y desde luego carece de capacidad para determinar el futuro de Navarra. Pero si algo ha probado el atentado contra la Terminal 4 es que sus dirigentes siguen sin ser conscientes de ello. El Gobierno socialista intent¨® plantear la negociaci¨®n como "paz por presos" (plus legalizaci¨®n de la izquierda abertzale) y ETA crey¨® que pod¨ªa subir el list¨®n de sus reivindicaciones haciendo una demostraci¨®n de fuerza. Parece probable que, aunque de modo ambiguo, en las conversaciones previas o coet¨¢neas al alto el fuego se hiciera referencia a Navarra. Craso error.
La alternativa a medio plazo es federalismo y no autodeterminaci¨®n, pragmatismo en lugar de reivindicaci¨®n
Por primera vez desde hace m¨¢s de una d¨¦cada, UPN puede quedar fuera del gobierno; de ah¨ª el nerviosismo
Segunda cuesti¨®n. A la espera de lo que suceda con las listas de la izquierda abertzale, las encuestas reflejan en Navarra un empate t¨¦cnico. UPN y CDN (peque?o partido que ha fracasado en su intento de crear una navarridad integradora), por un lado. Los socialistas, Izquierda Unida y Nafarroa Bai (coalici¨®n en la que concurren Aralar, EA, Batzarre, PNV e independientes), por otro. Por primera vez desde hace m¨¢s de una d¨¦cada, UPN puede quedar fuera del gobierno. De ah¨ª el nerviosismo de sus dirigentes y su empe?o en imaginar contubernios entre el Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero y ETA.
En pol¨ªtica raramente funciona la aritm¨¦tica. No va a ser f¨¢cil conseguir un gobierno alternativo con fuerzas tan dispares. El Partido Socialista de Navarra (PSN-PSOE), obsesionado por hacerse perdonar el vasquismo pol¨ªtico que profes¨® durante la Transici¨®n, parece m¨¢s interesado en permanecer en una c¨®moda oposici¨®n que en gobernar. Si su candidato, Fernando Puras, llega a ser presidente, ser¨¢ m¨¢s por la presi¨®n de Zapatero, de Izquierda Unida y de Nafarroa Bai que por el entusiasmo de su propio partido.
En cuanto a NaBai, est¨¢ por ver si se impone en ella el vasquismo laico de algunos sectores o las veleidades soberanistas de otros. La coalici¨®n est¨¢ haciendo un esfuerzo de realismo para superar las reivindicaciones m¨¢s tradicionales del nacionalismo vasco (la territorialidad y la independencia, por ejemplo). En materia identitaria, sus portavoces parecen conformarse con un tratamiento digno para el euskara y con un ¨®rgano com¨²n permanente de cooperaci¨®n con Euskadi.
Pero no s¨¦ si en NaBai todos son conscientes de que ese ¨®rgano ser¨ªa muy semejante al propugnado por el Gobierno tripartito PSN-CDN-EA en 1995, que no lleg¨® a ver la luz por la oposici¨®n frontal de UPN y la indiferencia de Herri Batasuna, entonces fuerza abertzale mayoritaria en la provincia. Es decir: un instrumento de gesti¨®n sin capacidad pol¨ªtica, y no una especie de dieta o Parlamento confederal en el que Navarra tuviera el mismo n¨²mero de representantes que Euskadi. Si se planteara as¨ª, tal instituci¨®n ser¨ªa hoy por hoy de dudosa constitucionalidad y contar¨ªa, adem¨¢s, con la antipat¨ªa de la gran mayor¨ªa de los navarros.
El otro gran tema es la lengua. Varias sentencias judiciales y hasta algunos organismos internacionales han expresado al Gobierno de UPN-CDN su preocupaci¨®n por el trato que ¨¦ste otorga al vascuence, idioma de una minor¨ªa significativa de navarros y con el que se identifican sentimentalmente muchos que no son hablantes. La m¨¢xima instituci¨®n de esta comunidad tan pronto denigra el euskara como lo ningunea sin m¨¢s. Pero en el otro extremo, hay quien sigue sin aceptar que el castellano es la lengua mayoritaria de Navarra y que lo va a ser durante mucho tiempo.
Habr¨ªa que distinguir con claridad el derecho de los padres a educar a sus hijos en euskara (que sigue sin estar garantizado en gran parte de Navarra), de su oficialidad en ¨¢reas donde no se habla y, sobre todo, de su exigencia para entrar en la funci¨®n p¨²blica, lo que ser¨ªa sentido como una imposici¨®n en gran parte del territorio. Para alcanzar un consenso social, que la lengua vasca precisa de manera perentoria en Navarra, tendr¨¢ que haber cesiones de todas las partes.
Voy terminando. Sabido es que la Disposici¨®n Transitoria Cuarta de la Constituci¨®n permite la incorporaci¨®n de Navarra a la Comunidad Aut¨®noma del Pa¨ªs Vasco. Tal disposici¨®n es considerada por los navarristas como una especie de espada de Damocles que pende sobre sus cabezas. Es dif¨ªcil hacer pol¨ªtica con may¨²sculas en un territorio cuando la minor¨ªa no se identifica con el statu quo y cuando la mayor¨ªa act¨²a como si esa minor¨ªa fuera s¨®lo una quinta columna. Tras casi tres d¨¦cadas de Constituci¨®n, cabe preguntarse si una disposici¨®n transitoria est¨¢ realmente vigente. Porque tal vez no lo est¨¦. Como cabe preguntarse si, con la aprobaci¨®n de los nuevos estatutos de autonom¨ªa, no resulta anacr¨®nico el art¨ªculo 145.1, que proh¨ªbe la federaci¨®n entre las comunidades aut¨®nomas. Porque, a medio plazo, ¨¦sa es la alternativa: federalismo en lugar de autodeterminaci¨®n, pragmatismo en lugar de reivindicaci¨®n constante de derechos leg¨ªtimos pero impracticables, cooperaci¨®n en lugar de territorialidad, biling¨¹ismo como objetivo y no como mal menor...
Acatar el statu quo no significa renunciar a cambiarlo, sino aprender a distinguir de una vez los deseos de la realidad e incluir elementos de racionalidad en el debate. Algo que a los vascos, y no s¨®lo a los de Navarra, nos hace mucha falta.
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