Tratado de la estupidez

El espacio est¨¢ casi a oscuras. V¨ªctor Garc¨ªa Le¨®n contempla sentado en la ¨²ltima fila del patio de butacas el escenario de la Sala Mirador, en Madrid. De lejos se ve una mesa plegable llena de ceniceros, botes de Coca-Cola, agua, golosinas. Dos actores, Manuel Solo y Ra¨²l Ar¨¦valo, ensayan La ¨²ltima noche de la peste, la segunda obra de Juan Diego Botto, que se estrena el pr¨®ximo 17 de mayo y con la que debuta como director teatral el realizador de cine V¨ªctor Garc¨ªa Le¨®n (M¨¢s pena que gloria y Vete de m¨ª).

Siempre tranquilo, siempre amigable, Garc¨ªa Le¨®n afronta su estreno en el teatro con absoluta normalidad. El encargo ha venido de un amigo, de Juan Diego Botto, con el que se entiende bien tras su encuentro en Vete de m¨ª. "La idea inicial era que ¨¦l mismo la dirigiera, pero no pudo y me la ofreci¨® a m¨ª", explica Garc¨ªa Le¨®n, en el patio que la Sala Mirador, sede de la escuela teatral que Cristina Rota tiene en Madrid. "El teatro es el origen de nuestro oficio. Es probablemente el arte m¨¢s puro. Me apetece mucho este nuevo reto, aunque es una obra peque?a, de teatro muy alternativo", a?ade el realizador, mientras suelta gui?os y bromas a sus dos actores, que esperan pacientes la interrupci¨®n del ensayo.

La ¨²ltima noche de la peste narra el encierro de dos escritores en una habitaci¨®n la noche anterior a entregar una versi¨®n teatral de La peste, de Albert Camus. Cada uno tiene su propia propuesta frente a esa adaptaci¨®n y cada uno hace valer sus argumentos -"igual de v¨¢lidos", se?ala Garc¨ªa Le¨®n- para defender sus opiniones. La conversaci¨®n deriva en todo un debate ¨¦tico-est¨¦tico sobre el teatro y la vida. Uno (Ra¨²l Ar¨¦valo) defiende el compromiso, la conciencia. El otro (Manuel Solo) se decanta por el espect¨¢culo.

Garc¨ªa Le¨®n lo tiene claro: La ¨²ltima noche de la peste es todo un estudio, un estupendo tratado de la estupidez humana a trav¨¦s de la conversaci¨®n de dos dramaturgos. El director se encuentra todav¨ªa en el proceso de "amasar el pan antes de meterlo en el horno" y no tiene claro hacia d¨®nde tirar¨¢ finalmente la obra y d¨®nde llegar¨¢. ?l, de momento, escucha, ensaya y deja que la obra vaya fluyendo en la direcci¨®n que ¨¦l mismo y sus dos actores marquen poco a poco. Lo que s¨ª tiene claro es que la obra sea divertida y llena de humor ir¨®nico.

Se encuentra a gusto Garc¨ªa Le¨®n con su estreno en teatro. Juega con el decorado y el propio texto, que d¨ªa a d¨ªa va depurando y creando junto a Ra¨²l Ar¨¦valo y Manuel Solo. "El cine es un medio en el que los actores son mucho m¨¢s manipulables, los cortas, los pegas, los montas. En el teatro, los actores tienen que ser c¨®mplices, sin ellos est¨¢s perdido. Necesitas que sean ellos los que se echen la obra en la espalda y la defiendan a tope. Tengo la sensaci¨®n de que los diriges mucho menos que en cine. Tienes menos poder. El director debe de tener la capacidad de convencer a los actores de sus propuestas y que sean ellos los que en el escenario se las crean y las defiendan. El teatro, en este sentido, es mucho m¨¢s democr¨¢tico que el cine".