Disculpas y perdones
Durante esta legislatura los dirigentes del PP han acusado al Gobierno de "traicionar a los muertos", de ocultar la verdad sobre el 11-M y de pactar con ETA el desguace del Estado de derecho, la entrega de Navarra y la ruptura de Espa?a. Pese a los tercos desmentidos de los hechos, los l¨ªderes populares jam¨¢s se retractaron de esas calumniosas imputaciones y menos a¨²n pidieron excusas a los agraviados: ni siquiera el minucioso desmontaje de la teor¨ªa de la conspiraci¨®n sobre la matanza de Atocha celebrado a la vista del p¨²blico en la sala de juicios de la Audiencia Nacional ha conseguido que Rajoy corte por lo sano la campa?a intoxicadora sobre el atentado alimentada por otros dirigentes de su partido. Sin embargo, estos profesionales de la difamaci¨®n pol¨ªtica no se recatan a la hora de considerarse humillados y ofendidos por ataques injustos y de exigir a sus agresores la petici¨®n p¨²blica de perd¨®n.
Esa doble vara de medir tiene una aplicaci¨®n preferente en el campo de la libertad de expresi¨®n. La sumisi¨®n abyecta a los chantajes del diario El Mundo y de la radio de los obispos para que secunde la teor¨ªa de la conspiraci¨®n o la defensa de la piscina mallorquina de Ram¨ªrez contrasta con la huelga de bocas cerradas de los cargos p¨²blicos del PP y su boicot econ¨®mico (la presi¨®n sobre los "accionistas, anunciantes y clientes") a los medios de comunicaci¨®n del Grupo PRISA hasta que Jes¨²s de Polanco "rectifique p¨²blica e inequ¨ªvocamente" sus temores -expresados en una Junta de Accionistas de la compa?¨ªa que preside- ante la inquietante deriva de algunos dirigentes populares hacia la demagogia, la intolerancia y el revanchismo. La costumbre del PP de reclamar al pr¨®jimo la autocr¨ªtica y dictarle previamente sus contenidos, al estilo de los confesores tridentinos y de los comisarios estalinianos, se extiende tambi¨¦n a muchos otros terrenos. As¨ª, Acebes exigi¨® la semana pasada "excusas p¨²blicas al PSOE" a cuenta de las sospechas suscitadas por el millar de copias de los formularios oficiales para iniciar en las oficinas postales el tr¨¢mite del voto por correo que Javier Lance, gerente del PP de Melilla, encarg¨® a una imprenta de dudosa reputaci¨®n.
El garrote penitencial empleado por el secretario general de los populares para obligar a los socialistas a solicitar p¨²blicamente perd¨®n al PP es el auto dictado por una juez de Melilla -contra el criterio de la fiscal¨ªa- para sobreseer la causa por un presunto delito de falsedad en relaci¨®n con un posible fraude electoral imputado a Javier Lance. Pero esa decisi¨®n -recurrible ante instancias superiores que pueden ordenar la reapertura de las diligencias- no disipa las sospechas extraprocesales acerca de la existencia de una eventual trama organizada para la manipulaci¨®n del voto por correo de personas censadas (religiosos de clausura, enfermos, ancianos, presos, viajeros, residentes en el extranjero, abstencionistas) dispuestas a delegar e incluso a vender su derecho de sufragio a un partido.
Repasemos la historia. La Delegaci¨®n del Gobierno en Melilla rechaz¨® el 2 de abril una petici¨®n de 2.000 ejemplares del formulario oficial cursada cuatro d¨ªas antes por Javier Lance: su argumento fue que el art¨ªculo 72 de la Ley Org¨¢nica del R¨¦gimen Electoral General (LOREG) "considera el voto por correo una opci¨®n personal¨ªsima de los titulares del sufragio activo que lo solicitan". Inasequible al desaliento, el gerente del PP encarg¨® entonces a una imprenta una tirada de 1.000 copias del formulario oficial para el voto por correo "exactamente igual" (incluido el autocopiativo en papel amarillo) que el modelo original. Despu¨¦s, Javier Lance orden¨® la destrucci¨®n del trabajo terminado -no habr¨ªa tiempo para hacerlo- pocas horas antes de que la Guardia Civil registrase la imprenta por orden judicial en busca de etiquetas de alimentos, envases de detergentes y sellos aduaneros falsificados. ?No huele el relato a puchero enfermo? La justificaci¨®n dada por Acebes a ese extra?o comportamiento fue estramb¨®tica: sostuvo que los formularios oficiales para el voto por correo se pueden descargar de Internet y la Junta Electoral Central se vio obligada a negar tama?a ocurrencia. ?No estar¨ªa obligado ?ngel Acebes, en su doble condici¨®n de ex ministro de Justicia y de Interior, a reconocer al menos su monumental equivocaci¨®n aunque fuese sin pedir disculpas o perd¨®n por su fant¨¢stica metedura de pata?
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