Veto cumplido
Cuatro a?os atr¨¢s, en un 1 de mayo, el presidente Bush aterrizaba en el portaaviones Abraham Lincoln para anunciar su "misi¨®n cumplida" en Irak y el fin de los grandes combates. La mayor¨ªa dem¨®crata en la C¨¢mara de Representantes y el Senado ha elegido esa misma fecha para firmar el proyecto de ley que otorga los 124.000 millones de d¨®lares suplementarios que la Administraci¨®n solicitaba al Congreso para las guerras de Irak y Afganist¨¢n, pero a?adiendo una fecha, el pr¨®ximo 1 de octubre para el comienzo, y el 1 de abril de 2008 para el final de la retirada de las tropas americanas, junto a una serie de progresos a ir cumpliendo por el Gobierno iraqu¨ª. Horas despu¨¦s, Bush, que nunca ha anunciado siquiera su intenci¨®n de retirarse de Irak, utilizaba su derecho de veto, y reenviaba la ley al Parlamento. El Ejecutivo y el Legislativo tendr¨¢n que encontrar una salida a este conflicto de poderes, dado que los dem¨®cratas no cuentan con los dos tercios de los votos necesarios en ambas c¨¢maras para superar el veto presidencial, y Bush tiene esta baza, pero no los fondos.
El ¨®rdago del presidente consiste en suponer que el Congreso no se atrever¨¢ a dejar a las tropas sin los fondos necesarios. Y, efectivamente, entre los dem¨®cratas hay m¨¢s que diferencias de matices sobre los pasos a seguir. Hillary Clinton y Barack Obama no se han decantado claramente a favor de tomar medidas m¨¢s dr¨¢sticas para forzar un final de la guerra. Los jefes de la mayor¨ªa dem¨®crata en las c¨¢maras sopesan separar la financiaci¨®n de la guerra de la exigencia de terminaci¨®n que podr¨ªa ir en otro texto. La Casa Blanca ni siquiera est¨¢ dispuesta a aceptar el cumplimiento de los baremos de progreso. Es ¨¦ste un pulso por algo m¨¢s que fondos. Bush no quiere renunciar a sus prerrogativas como comandante en jefe, y el Congreso quiere revisar los poderes de guerra que le otorg¨® casi a ciegas.
Bush calific¨® el proyecto de ley del Congreso de "receta para el caos y la confusi¨®n", como si no fuera su guerra la que ya ha generado esta situaci¨®n. Su "misi¨®n cumplida" ha sido la de poner patas arriba Irak y toda la regi¨®n, con la excusa de unas armas de destrucci¨®n masiva que no exist¨ªan. Pero Bush no ha mostrado prop¨®sito alguno de enmienda -eso parece dej¨¢rselo a quien le suceda en la Casa Blanca en enero de 2009-, sino que ha ahondado en el error. Su ¨²ltima pol¨ªtica de incrementar los refuerzos militares no s¨®lo supera las cifras iniciales, para llegar a 30.000, sino que tiene todo el aire de convertir en permanente una medida que se supon¨ªa temporal. Si los dem¨®cratas no reaccionan con firmeza, la guerra se convertir¨¢ en un problema, no ya para la actual Administraci¨®n, sino para ellos mismos, su pr¨®xima campa?a y su eventual victoria. Y para el mundo.
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