Si el Reino Unido desapareciera...
Por qu¨¦ la independencia de Escocia no ser¨ªa buena para Inglaterra
He estado intentando decidir qu¨¦ es lo que pienso, como ingl¨¦s, sobre la independencia de Escocia. Al fin y al cabo, la independencia es el elemento central en el programa del Partido Nacional Escoc¨¦s. Aunque el 60% de los preguntados en la encuesta Guardian/ICM realizada en Escocia esta semana dec¨ªa que no cree que vaya a haber una Escocia independiente antes de 25 a?os, no cabe duda de que la cuesti¨®n est¨¢ sobre el tapete.
Mi primera reacci¨®n es decir: es cosa de ellos. Escocia es una naci¨®n. Las naciones tienen el derecho a la autodeterminaci¨®n. Como he presenciado muchas veces en otras partes de Europa, la independencia nacional es un complemento importante de la libertad individual. Lo que vale para los polacos vale para los escoceses. Y estoy seguro de que Escocia se las arreglar¨ªa muy bien por su cuenta. Les ha llegado el turno.
Ser brit¨¢nico ha pasado a ser algo que merece la pena preservar, en un mundo de migraciones en el que los pueblos se van a mezclar cada vez m¨¢s
Llamar 'ellos' a los escoceses suena a falso. Estamos tan entrelazados desde la uni¨®n hace 300 a?os, en la pr¨¢ctica desde mucho antes, que 'ellos' forman parte de 'nosotros'
Culturalmente, Inglaterra resultar¨ªa empobrecida, del mismo modo que la Rep¨²blica Checa es hoy m¨¢s pobre por su divorcio suave con Eslovaquia
Si reflexiono un poco, la respuesta es m¨¢s complicada. En primer lugar, la expresi¨®n "es cosa de ellos" no acaba de captar todo lo que son nuestras relaciones. Yo soy, ante todo, ingl¨¦s, y luego, brit¨¢nico. Me gusta Gran Breta?a, pero amo Inglaterra. La poes¨ªa -en el m¨¢s amplio sentido de la palabra- que mueve mi imaginaci¨®n es inglesa, no brit¨¢nica. Si tuviera que morir por algo, me gustar¨ªa morir por Inglaterra, y morir luchando por una idea de Inglaterra que est¨¢ inextricablemente ligada a un ideal de libertad. Lo brit¨¢nico me parece un concepto abstracto y artificial, casi una traducci¨®n literal del original alem¨¢n (britentum).
Y, sin embargo..., llamar ellos a los escoceses tambi¨¦n suena a falso. Estamos tan entrelazados -constitucionalmente, desde la ley que cre¨® la Uni¨®n hace 300 a?os; en la pr¨¢ctica, desde mucho antes-, que ellos forman parte de nosotros. Inglaterra ya no ser¨ªa la misma Inglaterra tras la separaci¨®n. Tendr¨ªa que reinventarse. Adem¨¢s, aunque la postura ¨¦tica est¨¢ clara -"es cosa de ellos" expresa, en mi opini¨®n, todo lo que hay que decir al respecto-, la realidad pol¨ªtica es que tambi¨¦n es cosa nuestra. La actitud de los ingleses ser¨¢ un factor decisivo para el resultado. Si el matrimonio es cosa de dos, la separaci¨®n tambi¨¦n. Y podr¨ªa ocurrir que sea el socio ingl¨¦s, al final, el que rompa esta relaci¨®n de tres siglos.
Cada vez oigo m¨¢s hablar de una situaci¨®n parecida a la de Eslovaquia. Los lectores recordar¨¢n que, tras el final del comunismo en 1989, fueron los eslovacos, agitados por el nacionalista-populista Vlad¨ªmir Meciar, los que dieron gritos dignos de Braveheart y empezaron a hablar de v¨ªctimas, desaf¨ªos y deseos populares de independencia. Pero despu¨¦s fue el pol¨ªtico thatcheriano checo Vaclav Klaus el que dise?¨® una situaci¨®n en la que los eslovacos se encontraron con la independencia, por as¨ª decir, sin pararse a pensar si verdaderamente la quer¨ªan. El an¨¢lisis de Klaus fue que las tierras checas -hoy la Rep¨²blica Checa-, m¨¢s ricas y extensas, tendr¨ªan m¨¢s posibilidades de prosperar por s¨ª solas.
?Podr¨ªa hacer lo mismo, alg¨²n d¨ªa, un l¨ªder conservador ingl¨¦s? Ser¨ªa, al fin y al cabo, una forma de asegurarse la supremac¨ªa en Inglaterra. Si los conservadores vuelven a tener la impresi¨®n de que han perdido unas elecciones generales brit¨¢nicas por el voto celta, seguro que hasta el propio David Cameron se siente tentado (podr¨ªa cambiar su apellido, escoc¨¦s, por el de Smith). No creo que pase en un futuro pr¨®ximo, por supuesto, pero no es impensable, ni mucho menos. En cualquier caso, lo que hagan los ingleses, por ejemplo, con los acuerdos econ¨®micos para la distribuci¨®n regional del gasto p¨²blico influir¨¢ sobre las decisiones escocesas.
Los ingleses tenemos que hacernos esta pregunta: ?ser¨ªa buena la independencia escocesa para Inglaterra? En conjunto, mi respuesta es no. No estoy de acuerdo con la idea de que la separaci¨®n despertar¨ªa necesariamente al repugnante y racista le¨®n dormido del nacionalismo ingl¨¦s. Esas voces seguir¨ªan siendo minoritarias. Tampoco creo que la ligera p¨¦rdida de poder e influencia internacional que sufrir¨ªa Inglaterra despu¨¦s de dividir el Reino Unido sea un factor muy importante. Lo que s¨ª creo es que la separaci¨®n empobrecer¨ªa a Inglaterra desde el punto de vista cultural, del mismo modo que, en mi experiencia, la Rep¨²blica Checa es hoy culturalmente m¨¢s pobre, menos policroma y menos interesante como consecuencia de su divorcio de terciopelo de Eslovaquia.
Intelectuales escoceses
Puedo citar casi sin pensar una larga lista de escoceses que animan y enriquecen los campos en los que yo trabajo, la historia, la pol¨ªtica y el periodismo. Seguramente muchos, incluso la mayor¨ªa, seguir¨ªan activos en la vida intelectual, cultural y -al menos, al principio- pol¨ªtica de Inglaterra (m¨¢s en concreto, de Londres), igual que algunos eslovacos siguen trabajando en Praga; pero, con los a?os y las generaciones, se producir¨ªa un alejamiento gradual. Y el resultado ser¨ªa una Inglaterra m¨¢s gris.
Detr¨¢s de este argumento existe otro m¨¢s general. En sus or¨ªgenes, ser brit¨¢nico es, sin ninguna duda, una identidad imperial. Esta identidad creci¨® con lo que el historiador John Seeley llam¨® la expansi¨®n de Inglaterra. Primero fue Gran Breta?a, el imperio dentro de las islas Brit¨¢nicas. A principios del siglo XVII, el rey Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra se llamaba "Emperador de toda la isla de Breta?a". Despu¨¦s lleg¨® lo que Seeley denomin¨® la M¨¢s Grande Breta?a, el imperio de ultramar, en el que los escoceses desempe?aron un papel muy importante. El nacionalismo escoc¨¦s reapareci¨® como fuerza pol¨ªtica, est¨¢ claro que no por casualidad, al final de ese imperio de ultramar. En su libro The Day Britain Died (El d¨ªa en que muri¨® Gran Breta?a), Andrew Marr hace esta proyecci¨®n: "El imperio hizo a Gran Breta?a. Pero su desaparici¨®n puede significar el final de Gran Breta?a".
Las cosas y los or¨ªgenes
Un momento, un momento: ?por qu¨¦ va a ser as¨ª? Al fin y al cabo, mis padres me hicieron a m¨ª, pero es de esperar que su desaparici¨®n (que espero que tarde a¨²n muchos a?os) no signifique la m¨ªa. Las cosas sobreviven a sus or¨ªgenes. Las cosas cambian. Y ser brit¨¢nico se ha convertido en algo que merece la pena preservar, sobre todo en un mundo de migraciones en el que los pueblos se van a mezclar cada vez m¨¢s. A medida que ha aumentado el n¨²mero de hombres y mujeres de distintas partes del antiguo Imperio Brit¨¢nico que han venido a vivir aqu¨ª, la identidad posimperial se ha convertido, ir¨®nicamente pero no por casualidad, en la m¨¢s liberal, c¨ªvica e incluyente.
Por casualidad, m¨¢s que por designio, hemos creado algo bastante especial: una naci¨®n de cuatro naciones, una naci¨®n multinacional con la gloriosa instituci¨®n deportiva de los partidos internacionales nacionales entre Escocia e Inglaterra o Escocia y Gales. En esas ocasiones deportivas, las burlas humor¨ªsticas que vuelan en el programa Today de la BBC entre el presentador escoc¨¦s James Naughtie, el presentador gal¨¦s John Humphrys y el presentador ingl¨¦s Edward Stourton son un modelo del tipo de patriotismo civilizado, ligeramente ir¨®nico y posnacionalista que tanto necesitamos en el mundo mezclado de hoy. Si todas nuestras diferencias de identidad -entre laicos, cristianos y musulmanes, por ejemplo- pudieran organizarse y domesticarse de esta forma, el mundo ser¨ªa un lugar mejor. As¨ª que ?por qu¨¦ dar marcha atr¨¢s en un camino por el que el mundo necesita ir hacia delante?ir hacia adelante?
www.timothygartonash.com Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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