Los altibajos del pene
El pene es una broma evolutiva, un regalo envenenado, un individuo independiente que cuelga entre las piernas. Lo dec¨ªa el sex¨®logo Manuel Lucas no hace mucho. Y a?ad¨ªa: "Los humanos somos pr¨¢cticamente los ¨²nicos mam¨ªferos a los que la naturaleza ha dotado de un aparato sexual con mecanismo er¨¦ctil casi totalmente vascular; sin ning¨²n tipo de apoyo, ni ¨®seo, ni cartilaginoso". Y ese colgajo desamparado -fundamental en la reproducci¨®n, en las relaciones sexuales, y motivo de atenci¨®n f¨ªsica y art¨ªstica desde la ¨¦poca de las cavernas- representa mucho para el hombre (suelen decir ellas) y para la mujer (seg¨²n ellos). Y parece que ahora m¨¢s que nunca. A pesar de algunos tropiezos vividos durante las ¨²ltimas d¨¦cadas. Eso es lo que explica un documental de producci¨®n francesa que estos d¨ªas emite Canal +, titulado Mr. Big. Todo sobre el pene (en franc¨¦s, Grandeur et decadence du p¨¦nis), en el que se intenta quitar hierro a sus altibajos, desmitificar su papel y describir con iron¨ªa sus penalidades, su fragilidad, su significado sexual y social en tiempos de cambio y revoluci¨®n sexual. "?De veras han muerto los machos?", se preguntan. "?Tan rid¨ªculo resulta ya el hombre? ?Realmente in¨²til?". El asunto, pol¨¦mico, despierta tantas pasiones y respuestas como el miembro mismo.
"El pobre pene no es todopoderoso, y ese descubrimiento supone un verdadero problema para los hombres"
"La 'metrosexualidad' en la cama no s¨¦ exactamente lo que significa. A m¨ª me gusta un t¨ªo cari?oso, pero t¨ªo-t¨ªo"
Pruebe a dejar caer a la hora de la comida algunas cuestiones para ellos (del estilo: "Para ti, de cero a diez, ?qu¨¦ importancia desempe?a el pene en tus relaciones sexuales?". "?Su comportamiento influye en tu autoestima?". "?Crees que el tama?o importa?") o para ellas (las mismas, pero con variaciones del tipo: "?Qu¨¦ importancia tiene el pene de tu pareja en vuestras relaciones?". "?Crees que influye en su autoestima?". "?El tama?o te importa?"), y la conversaci¨®n se animar¨¢ de golpe. Provocar¨¢ respuestas como las que siguen (en encuesta improvisada v¨ªa e-mail entre hombres y mujeres de 25 a 60 a?os):
"El protagonismo del pene es ahora mayor desde que la mujer ha tomado las riendas, la iniciativa. Igual que los prefieren musculosos, los quieren bien dotados. Es a ellas a las que les importa el tama?o".
"Es cosa de disfrutar dos; pero, sin pene, yo nunca llegar¨ªa al 10".
"Es evidente que no todo es penetraci¨®n en esta vida, pero si el pene no se excita, no hay relaci¨®n sexual... Si no hay eyaculaci¨®n, digamos que la relaci¨®n sexual no ser¨ªa satisfactoria para el hombre..., y el que diga lo contrario, miente. As¨ª que la importancia del pene est¨¢ entre el 9 y el 10. No hay otra".
"A mi pene le doy un 10 sin dudarlo. Aunque est¨¢ claro que sin ¨¦l pueden hacerse muchas otras cosas. (Preg¨²ntenle si no al ingenioso Bill Clinton. Despu¨¦s de jugar con los puritos y mentir a la naci¨®n americana, le preguntaron si para ¨¦l el sexo oral es sexo. Respuesta de Clinton: 'Depende de lo que el verbo ser signifique)".
"Dejando a un lado el micropene, todo pene susceptible de producir placer es v¨¢lido. En Jap¨®n son grandes expertos en la cama, porque, dicen, saben manejarlo. Al final, eso es lo que importa".
"Para la mayor¨ªa de los hombres, su pene es su fortaleza, su hombr¨ªa. Y creo que est¨¢n equivocados. ?El tama?o importa? S¨ª y no. Porque no es lo mismo follar que hacer el amor. En el sexo s¨ª puede que me importe el tama?o; pero en cuestiones de amor, con los sentimientos consigues el mayor placer. Claro que si encima tu pareja est¨¢ bien dotada, mejor que mejor".
"?Importancia en mis relaciones? Pues un 8. No le doy m¨¢s porque los juegos sexuales que no implican al pene tambi¨¦n me encantan; pero la penetraci¨®n, cuando est¨¢ bien hecha -porque todav¨ªa hay mucho embestidor (de embestidas) suelto por el mundo-, es superplacentera".
"Le doy un notable alto, 8,5. Me imagino que s¨ª que influye en su autoestima; ¨¦l, al menos, se pone muy contento. El tama?o no importa, s¨®lo si es tan peque?o que no da la talla. En cualquier caso, carezco de datos para comparar en los ¨²ltimos, al menos, 15 a?os".
"El tama?o s¨ª importa, pero en el sentido contrario al mito: disfruto m¨¢s con la penetraci¨®n de un pene normal, o incluso tirando a peque?o, que con uno muy grande. Uno muy grande es molesto. Y uno tirando a peque?o, bien manejado, es estupendo".
"Tiene una importancia relativa, que comparte con mi vagina y mi cl¨ªtoris en igual medida y con nuestras zonas er¨®genas. ?Un n¨²mero? Podr¨ªa darle un 4. Le saca ventaja a su lengua, pero no tanta".
"En realidad, el pene hoy d¨ªa es m¨¢s visible para todo el mundo de lo que lo ha sido durante siglos", se?ala Michael Sims en su interesante libro El ombligo de Ad¨¢n, sobre la historia natural y cultural del cuerpo humano. Quiz¨¢ por eso provocan tanto morbo noticias recientes como la del nigeriano acusado de violaci¨®n, y luego absuelto, al que se le midi¨® el pene para probar si los desgarros sufridos eran cosa del tama?o; la del can¨ªbal alem¨¢n condenado a perpetua por matar y zamparse el miembro de su v¨ªctima; la del primer hombre sometido a un trasplante de pene (en China) que pidi¨® que se lo quitaran (?a saber con qui¨¦n habr¨¢ retozado!, pensaba), o todo aquello relacionado con la atracci¨®n irremediable de los cuerpos (pongamos el exitoso Festival Er¨®tico de Barcelona, por ejemplo, en el que hasta dan premios al pene m¨¢s bonito del a?o). "En la cultura del milenio, el falo campa por las pel¨ªculas pornogr¨¢ficas y por los anuncios de Viagra, por los expedientes de acusaci¨®n contra los presidentes de Estados Unidos y por las revanchas de las esposas...", sigue Sims, recorriendo nuestra fisiolog¨ªa como si de un viaje transoce¨¢nico se tratara.
Y eso tambi¨¦n, un viaje por las relaciones sexuales con protagonista estelar, es el documental Mr. Big. En ¨¦l se mezclan entrevistas con escritores, periodistas, sex¨®logos, soci¨®logas y artistas (Philippe Starck) con escenas de pel¨ªculas (Austin Powers, American psycho o Boogie nights, supuestamente basada en la historia de Mr. Cock, la primera estrella del porno, John Holmes, con sus 34 cent¨ªmetros, 44 a?os de vida y muerte de sida), anuncios y obras teatrales como Las marionetas del pene o Marquis, sobre la vida del marqu¨¦s de Sade, donde el hombre aparece sometido a los caprichos de su pene parlante -"puedo hacerte perder la cabeza", le dice ¨¦ste, amenazante, a su due?o-. Tambi¨¦n hay m¨²sicas y m¨²sicos como David Bowie o Iggy Pop (el exhibicionista por excelencia), y gente an¨®nima, homo, hetero o transexual, que opina sobre el pene propio y ajeno, el real y el deseado; sobre relaciones f¨ªsicas y afectivas, necesidades y gustos cotidianos. "?Si el pene fuera un instrumento?", les preguntan en Mr. Big. Ellos y ellas contestan: "Ser¨ªa un martillo", "Una esp¨¢tula de madera para remover la salsa", "Una pala", "Una lima", "Una navaja suiza", "Una espada de doble filo, porque mi vagina es muy peque?a...".
Los cambios m¨¢s recientes en la historia genital se producen desde los a?os sesenta hasta la actualidad. Desde el furor del macho, el amor libre y la p¨ªldora de los sesenta, hasta la falocracia gruesa y setentera, la contenci¨®n de los ochenta por miedo al contagio del sida, y el descontrol y la masificaci¨®n sexual de los noventa. En este tiempo convulso, el miembro hasta ha dejado su huella en los juzgados. Sucedi¨® con el affaire Clinton-Lewinsky, una situaci¨®n cargada de significado que ocup¨® las televisiones de todo el mundo por encima de guerras y hambrunas: "De repente lo sab¨ªamos todo del pito del hombre m¨¢s poderoso del mundo". Pero no s¨®lo ¨¦l hizo de su falo noticia, tambi¨¦n el cantante George Michael cuando fue pillado in fraganti en los urinarios; el actor Hugh Grant, detenido mientras Divine Brown le practicaba una felaci¨®n, o Lorena Bobbit, con un corte dr¨¢stico al aparato de su marido (quien luego hasta debutar¨ªa en el cine porno con el miembro restaurado).
"Cuando el pene est¨¢ erecto, la sangre no llega al cerebro". Eso, dicen, era un poco lo que suced¨ªa en los a?os setenta, cuando ellos "se burlaban de las reivindicaciones feministas y a¨²n cre¨ªan que el mundo les pertenec¨ªa". Durante veinte a?os, ese mundo de hombres de pelo en pecho resisti¨® bien. Tambi¨¦n en Espa?a, donde la transici¨®n dio la puntilla a la represi¨®n sexual dictatorial y franquista. "La sexualidad femenina comienza a existir oficialmente. Y el hombre deja de medir su potencia sexual por el n¨²mero de eyaculaciones. Es el n¨²mero de orgasmos que es capaz de producir en la mujer y la duraci¨®n de la erecci¨®n lo que ahora importa", resumi¨® Manuel Lucas sobre nuestros ¨²ltimos 30 a?os de historia.
Que el falo interesa mucho hoy lo saben bien quienes se ocupan de consultorios sexol¨®gicos. Como Beatriz Sanz, en el suplemento juvenil EP3, donde ella y Vampirella ofrecen cada semana su visi¨®n sobre lo sexual: "En nuestros art¨ªculos, el pene tiene su peso. Hasta ahora reinaba el coitocentrismo y se le daba mucha importancia a los genitales. En el caso de los hombres, casi parec¨ªa que era su ¨²nica zona sexual y sensual. Adem¨¢s, solemos elegir el tema sobre el que escribir en funci¨®n de los aspectos que le consultan m¨¢s a Vampirella. Y le llegan muchas cartas relacionadas con el pene. ?Incluso hay hombres que le mandan fotos de su verga para que opine como experta!".
Dejando a un lado la variedad de t¨¦rminos para referirse al miembro viril (polla, cola, pito, picha, minga, cipote, chorra, pilila, nabo, pijo...), curiosas resultan las expresiones que sus lectores se inventan sobre el t¨¦rmino original en su secci¨®n L¨¦xico/s¨¦xico. Estereopito: "Ni chico, ni glande". Penetente: "Pene con capuch¨®n". Penetenciario/a: "Encarcelado por capullo". Penetracci¨®n: "Polla todoterreno". Penesteroso: "Digno de co?imiseraci¨®n". Pajatiempo: "Lo que haces cuando te aburres y coges lo que tienes m¨¢s a mano".
Castrado, reciclado, ridiculizado... Siempre en el punto de mira, siempre manipulable y manipulado. El ¨®rgano masculino ha trabajado incansablemente desde que el hombre existe. Y se ha dejado y se deja modificar, transformar, agujerear, tratar, medicar, estimular qu¨ªmicamente y hasta operar para alargarlo y adaptarlo a los nuevos tiempos que corren. La obsesi¨®n de las tallas, la proliferaci¨®n de artilugios que lo ayudan a crecer... Tanta presi¨®n, que depresi¨®n. "El pobre pene no es todopoderoso, y ese descubrimiento supone un verdadero problema para los hombres. Hay una especie de introducci¨®n a la masculinidad que comienza con esa competici¨®n de pollas, y con la idea de que, por ser el ¨®rgano sexual, el pene es el centro del mundo...", afirma la soci¨®loga Marie-Helene Bourcier, desde el lado de la homosexualidad femenina y preocupada por los t¨®picos de la identidad sexual. El periodista Didier Lestrade, desde la masculina, puntualiza en Mr. Big: "Para un individuo, el tener un buen pene es una garant¨ªa de por vida; aunque le consideren un capullo, ¨¦l sabe lo que tiene, y eso le hace sentirse superior". Opiniones de los encuestados:
"Leo con frecuencia que el tama?o no importa, pero tengo la sensaci¨®n de que es mentira, sobre todo escuchando a las mujeres. Quiz¨¢ se est¨¢ produciendo, de forma indirecta, una cierta promoci¨®n del gran pene, y las j¨®venes compran ese producto. Creo que hay una moda, y que a determinado sector femenino s¨ª parece importarle".
"Yo, como estoy contento con mis dimensiones, prefiero que el tama?o s¨ª que importe".
"En su autoestima influye totalmente. Para los t¨ªos es un mito, y los que hablan de que el tama?o no importa, sino que importa la habilidad, es porque por alg¨²n sitio hay que salir airoso. Se puede disfrutar de mil maneras al margen de las medidas".
"Importa por prejuicios culturales. El acercamiento de un hombre con pene peque?o es m¨¢s conflictivo. Y en el momento del encuentro sexual, quien se encuentra con uno grande parte de un nivel m¨¢s alto de satisfacci¨®n; pero todo se puede ir al traste si el poseedor del gran miembro carece de lo que su partenaire espera: morbo, sentido del humor, dulzura, perversi¨®n...".
Pero, ?ay!, adem¨¢s el miembro viril es muy suyo y s¨®lo responde a las ¨®rdenes del sistema nervioso aut¨®nomo. Y es ah¨ª donde nace de verdad el sufrimiento: a dos millones de espa?oles no les responde como quisieran, 152 millones de hombres sufren disfunci¨®n er¨¦ctil en el mundo, 32 millones est¨¢n sometidos a tratamiento s¨®lo en Europa. "El tama?o y el rendimiento [gatillazo, eyaculaci¨®n precoz] siguen siendo las grandes bestias negras para ellos". Pero quiz¨¢ aqu¨ª conviene buscar soluciones, y tambi¨¦n desdramatizar: "A la hora de la verdad, nosotras lo que queremos es disfrutar. Siempre cuento que la parte m¨¢s sensible de la vagina son los tres primeros cent¨ªmetros, que lo importante es usar el pene con gracia, que es el cerebro nuestro mayor ¨®rgano er¨®geno, que cada cent¨ªmetro de piel es apropiado para producir y producirnos placer, que no todo es penetraci¨®n... Incluso un tipo con pene min¨²sculo, si practica buen sexo oral, no tendr¨¢ problemas para hallar pareja", opina Sanz.
A la pregunta de si el suyo les responde, ellos suelen decir que s¨ª. Y matizan:
"Incluso creo que ha mejorado".
"Responde siempre, aunque con los a?os haya ¨¦pocas m¨¢s tranquilas. Pero siempre revive, es un monstruito".
"Hasta ahora, afortunadamente, no falla; m¨¢s perezoso s¨ª es. Desde luego, ya no canto casi nunca eso de 'por las ma?anitas, cuando me levanto...".
"Cuando eres adolescente puedes tirarte todo el d¨ªa pr¨¢cticamente empalmado. Eso pasa con la edad. Si el est¨ªmulo es bueno, responde. Se ha vuelto m¨¢s selectivo".
?Y los que hacen de su uso una profesi¨®n? Para Max Cort¨¦s, de 36 a?os, uno de los tres actores renombrados (junto a Nacho Vidal y Tony Riva) de la industria del porno nacional, el miembro es una herramienta de trabajo insustituible. "En una pel¨ªcula se puede reemplazar todo: la chica, el decorado, la luz..., pero sin una buena polla no hay nada". Seg¨²n Cort¨¦s, el hombre actual se ha domesticado, s¨ª, "pero somos lo que somos: animales", y las feromonas est¨¢n ah¨ª, "igual que siempre". Dicho esto, opina que se ha pasado de una represi¨®n a otra: "Se ha hecho de la libertad sexual casi una obligaci¨®n: la persona que no es promiscua es criticada, est¨¢ mal visto. Y creo que ¨¦sa tambi¨¦n es una opci¨®n, tan v¨¢lida como cualquiera". Concluye: "Se habla m¨¢s de sexo de lo que se practica... Es una obsesi¨®n. Est¨¢ por todas partes, en la tele, en la publicidad, en las lonas de las fachadas por la ciudad... Sexo, sexo, sexo... Tampoco creo que sea para tanto. Claro, que el d¨ªa que todo el mundo pueda hacer realidad sus fantas¨ªas sexuales, apaga y v¨¢monos, me quedo sin trabajo...".
El pene universal, omnipresente. Reina por doquier: en la naturaleza, el arte, el dise?o, la literatura, el cine o la arquitectura. Al menos as¨ª lo cree el dise?ador Philippe Starck: "Salvo raras excepciones, toda ella es f¨¢lica, y lo f¨¢lico conduce al machismo, ¨¦ste a la opresi¨®n y ella al totalitarismo". "?Y si el pene fuera una ciudad?", se pregunta en el documental a la gente de la calle. "Ser¨ªa Par¨ªs, por la Torre Eiffel", "San Francisco, por las subidas y bajadas", "Tokio, porque es una ciudad que te despierta las ganas", "Ly¨®n, porque rima con poll¨®n". En este contexto, desde el machismo galopante se ha alcanzado otro climax: el de la metrosexualidad. En el inicio del milenio aparece un nuevo sociotipo masculino: el metrosexual. Prototipo: el actor George Clooney. ?Son hoy los hombres m¨¢s valorados aquellos cuyo comportamiento m¨¢s se corresponde con los criterios impuestos por las mujeres? ?Es ¨¦se el gusto femenino? Ve¨¢mos:
"Lo que me va es el mix perfecto. Me ponen los machos, pero un toque metrosexual es necesario. En la cama, ¨ªdem. A los machos-embestidores-yo-me-corro-y-punto no los soporto. Y siguen existiendo".
"A m¨ª me gusta el macho sensible. Y no hay tanto metrosexual por el mundo, eso s¨®lo afecta a determinados c¨ªrculos; fuera de ellos sigue predominando el macho ib¨¦rico t¨ªpico y t¨®pico".
"La metrosexualidad en la cama no s¨¦ exactamente lo que significa. A m¨ª me gusta un t¨ªo cari?oso, pero t¨ªo-t¨ªo".
"El hombre corriente no es para nada metrosexual. Muchos se resisten a cuidarse porque piensan que no necesitan estar estupendos para nosotras. Personalmente me gustan los hombres con aspecto fuerte, varonil y de macho".
Y si los gays marcan gustos, tama?os y tendencias, las mujeres han decidido coger el toro por los cuernos, activas, m¨¢s libres, se dedican hasta a la pol¨ªtica y campan a sus anchas: dejan a sus parejas en casa, salen solas, compran consoladores... "Las relaciones sexuales heterosexuales est¨¢n viviendo un cambio brutal ¨²ltimamente. Sin que lleguen a dominar las mujeres, s¨ª que es verdad que han tenido un cambio de actitud notable. Desde luego, ya no son tan sumisas ni se pliegan tanto a los deseos de los hombres. Ellas saben lo que quieren y lo piden. Quiz¨¢ ellos tengan ahora m¨¢s miedo: porque si un hombre no sabe tratarte, te buscas otro", sigue Sanz.
Porque el pene no ser¨ªa nada sin est¨ªmulos, manos que acarician, espacios donde cobijarse y crecerse. Lo sabe bien Maite Merino, productora y actriz de Mon¨®logos de la vagina, obra en cartel desde hace siete a?os (ahora en el teatro Nuevo Alcal¨¢ de Madrid): "La obra habla de las emociones de la mujer; no aparece el hombre, pero est¨¢ siempre presente. Y ha tenido tanto ¨¦xito, tantas reacciones y tanto p¨²blico masculino que lo que se est¨¢ pidiendo a gritos ahora es un mon¨®logo del hombre en general, para reflexionar sobre los cambios vividos, bien escrito, en profundidad". Para Merino, afortunadamente desapareci¨® ya el macho ib¨¦rico, "pero tampoco hace falta que ellos sean de repente como una mujer; el hombre se debe resituar". Las opiniones del p¨²blico ante la obra, se?ala, son distintas entre sexos. "Las mujeres muestran al principio una sonrisa que luego se les congela cuando se reconocen en esas situaciones tan absurdas; es eso de: me r¨ªo, pero en realidad es para llorar...". Ellos, por el contrario, sueltan carcajadas: "Sienten que no se les ataca, no se les hace responsables del orgasmo femenino". Para Merino, si la mujer no conoce su cuerpo, su herramienta, si est¨¢ cohibida... "?c¨®mo puede exigir nada a nadie? Debemos asumir tambi¨¦n nuestra responsabilidad en las relaciones".
"?Qu¨¦ har¨ªas si tuvieras un pene?", se les pregunta a las chicas en Mr. Big: "Me masturbar¨ªa muy a menudo", "Har¨ªa pip¨ª de pie", "Me dar¨ªan ganas de meterla en una playa de arena suave y blanca", "Evitar¨ªa hacer lo que hacen los hombres, rasc¨¢rmela por la ma?ana", "Jam¨¢s so?¨¦ con ser un hombre", "Me hace especial ilusi¨®n estar embarazada de un var¨®n, es c¨®mo si por fin tuviera el pene so?ado".
?Es ¨¦ste el principio del fin, el declive de una sociedad falocr¨¢tica y desigual?, se preguntan. "?Ser¨¢ el sino del g¨¦nero masculino guardar su pene en lo alto del armario y dejarse suplir en la cama por un juguete sexual capaz de mantenerse erecto las 24 horas?". ?Ser¨¢ el miembro viril sustituido por artefactos? No rotundo, es la respuesta:
"Los artilugios, para los masocas. La Viagra y similares han venido en un momento clave".
"Hay una mercadotecnia sobre el acto sexual que se va imponiendo. La gente busca cosas nuevas, y los juguetes ayudan".
"Hay suced¨¢neos de todo. Pero yo soy m¨¢s que un pene incluso hace 20 a?os".
"No. Los juguetes est¨¢n muy bien y son muy morbosos y estimulantes; pero nada comparado a un pene, tanto el de tu compa?ero como el tuyo mismo".
"En mi caso, evidentemente, no creo que se pueda sustituir por un aparato. A lo mejor mi chica te dir¨ªa que s¨ª".
"No. Los aparatos son s¨®lo un complemento para jugar con tu pareja o sin ella".
"Pues no. Si tienes hambre comes fast food si no hay m¨¢s remedio, pero a todos nos gusta m¨¢s la comida casera de toda la vida, rica, condimentada y bien elaborada".
"No. Ser¨¢n sus aliados".
"Un gran falo sin cerebro se puede adquirir en un sex-shop", contestaba un d¨ªa Vampirella a una lectora.
Lo que no venden en ning¨²n sitio es el deseo. Y menos, su tama?o.
El futuro pasa por la fusi¨®n de opciones e ideas, como siempre estuvo en la fusi¨®n e intercambio de los cuerpos. Un mundo m¨²ltiple, entre lo que dice la fil¨®sofa feminista Susan Bordo -"el pene, lejos de ser un impenetrable caballero con armadura, en realidad lleva el coraz¨®n en la funda"- y lo que opina el porno-star Max Cort¨¦s -"mucho cambio en tres d¨¦cadas, pero m¨¦tete en la cama y no folles, ya ver¨¢s"-.
As¨ª sigue la cosa: vivita y coleando.
'Mr. Big. Todo sobre el pene' se emite el d¨ªa 8 de mayo, a las 19.05, en Canal +, y a lo largo del mes de mayo, en redifusi¨®n, en la misma cadena y en Canal + 2.
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