El nuevo Prado
Es Moneo en estado puro. La esencia del trabajo del arquitecto. La piedra, el bronce y el estuco son los materiales b¨¢sicos de sus mejores trabajos y son los pilares sobre los que Rafael Moneo (Tudela, 1937) ha realizado la espectacular ampliaci¨®n del Museo del Prado que se abrir¨¢ a finales de octubre despu¨¦s de seis a?os de trabajos. Son 22.000 metros cuadrados con los que el Prado se convierte en el gran museo del siglo XXI. Un templo de lujo para la mejor colecci¨®n de pintura antigua del mundo. A las 1.300 obras maestras que ahora conforman la colecci¨®n permanente se sumar¨¢ m¨¢s de un 30%. El coste final ha sido de 135 millones de euros.
La reforma realizada por Moneo es sencilla y pr¨¢ctica y, sobre todo, muy respetuosa con el entorno. Desde su construcci¨®n, encargada por Carlos III al arquitecto Juan de Villanueva, el museo ha tenido varias ampliaciones. La ¨²nica posibilidad de crecimiento real estaba en el edificio m¨¢s pr¨®ximo: la iglesia de los Jer¨®nimos. Un edificio de nueva planta, construido con ladrillo y granito, se alinea con la fachada de la iglesia de los Jer¨®nimos y de la Real Academia Espa?ola. El cubo de Moneo enlaza con el antiguo edificio a trav¨¦s de un t¨²nel bajo tierra construido a 32 metros de profundidad. En el exterior, el visitante contempla parterres de boj que recuerdan los jardines del siglo XVIII y que se funden visualmente con el vecino Jard¨ªn Bot¨¢nico. Un juego de verdes que rompe con la dureza del ladrillo y de la piedra. La fachada del cubo se abre a trav¨¦s de las deslumbrantes puertas que la escultora Cristina Iglesias ha creado a modo de tapiz vegetal. Las puertas de bronce patinado est¨¢n formadas por dos hojas fijas y cuatro m¨®viles. Sus bajorrelieves recuerdan un tel¨®n que es en s¨ª una espectacular pieza escult¨®rica.
Concebida de una manera lineal, la obra se distribuye en tres niveles en torno al lucernario, un espectacular tragaluz que es el protagonista absoluto en torno al cual gira la nueva vida del museo. Desde ah¨ª se distribuye la luz natural que ilumina las salas. Las tres plantas o niveles que rodean esta entrada de luz son espacios rectangulares de diferentes medidas. Las formas geom¨¦tricas son una constante en los elementos internos y externos del edificio.
El primer nivel concentra las actividades p¨²blicas del museo. La entrada lleva el nombre de toda el ¨¢rea: Jer¨®nimos. Traspasado el umbral, deslumbrantes puertas de bronce y paredes de piedra de Colmenar y estuco rojo pompeyano reciben al visitante. La entrada, la cafeter¨ªa y el auditorio, de 400 plazas, son los servicios b¨¢sicos de esta planta, en la que la colecci¨®n de esculturas conocida como las musas, donada por Cristina de Suecia a Felipe IV, adornan el recibidor. Al fondo, en forma de laberinto negro, se ha instalado el restaurante, quiz¨¢ el espacio m¨¢s pobre de la ampliaci¨®n. Sus 250 plazas tienen un aspecto apelmazado y claramente insuficiente.
Dos escaleras mec¨¢nicas sirven para subir y bajar por estas tres alturas. A su lado se encuentran amplios ascensores y el montacargas, orgullo de quienes tienen que trabajar para el desplazamiento de las obras. Tiene capacidad para aguantar 900 toneladas de peso. Aseguran que es el m¨¢s grande de Europa. Lo que aqu¨ª no ver¨¢ el visitante son los almacenes creados para las obras con unos modern¨ªsimos sistemas antiincendios y de climatizaci¨®n.
Despu¨¦s se encuentran las nuevas salas dedicadas a las exposiciones temporales. Tres espacios de 400 metros y una menor de 95 metros. Tienen el suelo de madera de roble y paredes de estuco que han sido realizadas por un especialista ciego que controlaba la superficie al tacto de su cara y manos. Se llama Oriol Garc¨ªa (Barcelona, 1959). Dirige un taller que cre¨® su bisabuelo en 1870. Asegura que su enfermedad nada tiene que ver con el uso de la cal. El estucado realizado en la ampliaci¨®n del Prado (sala de las musas y exterior del auditorio) ha llevado a su taller unas 3.500-4.000 horas de trabajo.
La coronaci¨®n de toda la obra est¨¢ en el tercer nivel, ocupado por el restaurado claustro renacentista de los Jer¨®nimos. Su luz natural realzar¨¢ la colecci¨®n de escultura de los Leoni. Y entre sala y sala p¨²blica, el Prado estrena talleres de restauraci¨®n, archivo, centro de investigaci¨®n y de artes decorativas.
Recuerda Rodrigo Ur¨ªa, actual presidente del Patronato del Prado, que la decisi¨®n de ampliar el museo se tom¨® en 1995. Casi todo el mundo estaba de acuerdo en la necesidad de adecuar la pinacoteca a la modernidad. Con Carmen Alborch de ministra de Cultura y Miguel ?ngel Cort¨¦s como representante del ¨¢rea de cultura del Partido Popular se suscribi¨® un acuerdo parlamentario. El arquitecto Jos¨¦ Antonio Fern¨¢ndez Ord¨®?ez era entonces el presidente del patronato. Se convoc¨® un concurso internacional de ideas que qued¨® desierto porque los grandes nombres presentaron proyectos m¨¢s vinculados al espect¨¢culo que a las necesidades reales del museo. Moneo logr¨® un acc¨¦sit, aunque su propuesta de entonces poco tiene que ver con la que finalmente ha hecho. "Fern¨¢ndez Ord¨®?ez", explica Ur¨ªa, "encarg¨® el proyecto a Moneo pese a que hab¨ªa un sector del patronato encabezado por Fernando Chueca que se opon¨ªa. Ellos quer¨ªan algo parecido al alc¨¢zar de Toledo, con sus almenas y torretas. Se nombr¨® una comisi¨®n, integrada por Jos¨¦ Luis ?lvarez, P¨¦rez de Armi?¨¢n y yo mismo, que trabaj¨® con seriedad. Nos encargamos de ir definiendo lo que se quer¨ªa poco a poco. Moneo (autor del Kursaal de San Sebasti¨¢n, de la estaci¨®n de Atocha de Madrid, del Museo Romano de M¨¦rida, de la catedral de Los ?ngeles) ven¨ªa a las reuniones con una humildad enorme porque reproduc¨ªan situaciones muy desagradables. Lo cierto es que algunos no quer¨ªan que se hiciera nada porque eran contrarios a facilitar las visitas al museo. Lo prefer¨ªan como un coto privado".
Esa indefinici¨®n es para Ur¨ªa una de las causas principales del aumento del presupuesto. "En origen son 12.000 metros de ampliaci¨®n. Al final llegamos a 22.000. Las excavaciones son de 30.000 metros cuadrados". Sobre la marcha se han producido modificaciones debidas a causas como la pol¨¦mica vecinal que se mont¨® cuando un diario public¨® que el edificio original quedar¨ªa adosado a un cubo totalmente rojo.
O cuando se decidi¨® no da?ar un cedro centenario situado en la explanada posterior. Esquivar sus ra¨ªces supuso un coste de m¨¢s de dos millones de euros. Pese a ello, el cedro sobrevive sostenido con aparatos que a duras penas logran que se enderece. Los propietarios de los Jer¨®nimos han puesto tambi¨¦n sus piedras en el camino. Cost¨® que renunciaran al uso de la entrada como aparcamiento de veh¨ªculos de pago y el entonces secretario de Estado Miguel ?ngel Cort¨¦s tuvo que recurrir a toda su capacidad de convicci¨®n. Las obras que actualmente se realizan en el templo bajo la direcci¨®n del arquitecto Francisco Jurado desentonan con la ampliaci¨®n de Moneo. Pero Rouco Varela se neg¨® en redondo a que Moneo acometiera ambas reformas, pese que Ur¨ªa ofreci¨® asumir las diferencias econ¨®micas.
Pero el momento m¨¢s cr¨ªtico se produjo cuando la actual ministra, Carmen Calvo, declar¨® a este peri¨®dico que no hab¨ªa control en los gastos. "Hubo que hacer lo que t¨¦cnicamente se llama un reformado. Seg¨²n se excavaba y se defin¨ªan las necesidades, todo se complicaba. Se pararon las obras y cuando se aclar¨® seguimos".
Con casi todo a punto, el presidente del patronato est¨¢ plet¨®rico. "Es la obra que el museo necesitaba. Est¨¢ entre los cinco mejores del mundo. Es un museo hist¨®rico con una colecci¨®n de alt¨ªsima calidad. No necesita m¨¢s. Durante mucho tiempo ha sufrido la mirada imperial de todos esos que pensaban que para qu¨¦ m¨¢s visitantes. Pero hemos logrado hacer una obra complicada sin cerrar el museo".
Ahora queda terminar el Cas¨®n del Buen Retiro. Ser¨¢ el centro intelectual del museo, junto a la Escuela de Conservadores. All¨ª estar¨¢ tambi¨¦n el Prado docente. El espacio del liberado Museo del Ej¨¦rcito tambi¨¦n se incluir¨¢ en el conjunto. Y a partir de octubre se empezar¨¢ a trabajar con la colecci¨®n permanente, el proyecto que m¨¢s ilusiona al director, Miguel Zugaza.
Mientras, el museo realiza jornadas de puertas abiertas para que los visitantes contemplen la ampliaci¨®n. Las jornadas, de acceso gratuito, empezaron el pasado 28 de abril y se celebran todos los s¨¢bados y domingos hasta el 1 de julio. En las salas de exposiciones temporales, el p¨²blico podr¨¢ contemplar una instalaci¨®n especial de fotograf¨ªas de Thomas Struth. La exhibici¨®n de estas im¨¢genes, tomadas por el artista alem¨¢n en el Ermitage, la Galleria dell'Academia de Florencia y el Museo del Prado, es un homenaje al p¨²blico.
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