Sarkozy o la sed de poder
El l¨ªder conservador flexibilizar¨¢ el sistema de las 35 horas semanales y endurecer¨¢ las leyes de inmigraci¨®n si gana los comicios
?Arder¨¢n los suburbios franceses si Nicolas Sarkozy es elegido hoy presidente de la Rep¨²blica, como prev¨¦ su rival socialista, S¨¦gol¨¨ne Royal, y muchos habitantes de las banlieues? O, al contrario, ?es el candidato conservador la ¨²nica persona capaz de llevar a cabo las reformas que este pa¨ªs necesita con urgencia para recuperar su crecimiento econ¨®mico, como cree The Economist y, seg¨²n todas las encuestas, la mayor¨ªa de los franceses? Nunca un candidato hab¨ªa despertado un movimiento de adhesiones y rechazos tan profundo, si exceptuamos al ultraderechista Jean-Marie Le Pen, cuando pas¨® a la segunda vuelta en 2002, y nunca un candidato hab¨ªa dejado tan clara cu¨¢l es su ambici¨®n: dar la vuelta al pa¨ªs.
Un presidenciable nunca hab¨ªa despertado adhesiones y rechazos tan profundos
Nicolas Sarkozy, de 52 a?os, de los que lleva 30 en pol¨ªtica, no ha ocultado que pretende acabar con el sistema que Francia ha forjado a lo largo de las ¨²ltimas d¨¦cadas: flexibilizar¨¢ las 35 horas, quitar¨¢ el paro a las personas que rechacen dos puestos de trabajo, encarcelar¨¢ a los reincidentes y tirar¨¢ la llave, suprimir¨¢ casi totalmente los impuestos de sucesi¨®n y reducir¨¢ las tasas, crear¨¢ un Ministerio de Inmigraci¨®n e Identidad Nacional, limitar¨¢ los mandatos presidenciales a dos, defender¨¢ un minitratado para la Uni¨®n, obligar¨¢ a que los alumnos se levanten cuando entre el profesor en el aula, instaurar¨¢ servicios m¨ªnimos en los transportes, endurecer¨¢ las leyes de inmigraci¨®n para el reagrupamiento familiar...
"Juntos todo es posible" ha sido el lema de su campa?a, durante la que hizo concesiones a la derecha extrema en la primera vuelta y al centro en la segunda, y refleja la ambici¨®n de alguien que quiere cambiar Francia de arriba abajo, aunque tambi¨¦n tiene en cuenta el rechazo a la globalizaci¨®n y un sentido del proteccionismo econ¨®mico que comparten la mayor¨ªa de los ciudadanos (las cr¨ªticas contra el Banco Central Europeo por mantener el euro tan alto est¨¢n entre sus temas favoritos).
"Nos quedan dos d¨ªas para decir adi¨®s a la herencia de Mayo del 68", exclam¨® al final del ¨²ltimo mitin de su campa?a, celebrado en Montpellier, retomando otra de sus obsesiones: borrar de la conciencia francesa aquella primavera en la que se pod¨ªa encontrar la playa bajo los adoquines. Su proyecto de 16 folios est¨¢ resumido en 15 puntos, que van desde "el orgullo de ser franc¨¦s" hasta "rehabilitar el trabajo", "Europa como resistencia a la globalizaci¨®n" o "vencer el paro".
"Sarkozy es alguien que conoce profundamente los recursos de la comunicaci¨®n p¨²blica y el lenguaje pol¨ªtico", explica la polit¨®loga Fiammetta Venner. Esta habilidad le ayudar¨¢ a vender sus primeras medidas -en Francia se dice que un presidente reci¨¦n elegido debe tomar las decisiones m¨¢s importantes de su mandato en las primeras semanas-; pero tambi¨¦n le ha permitido distanciarse de la acci¨®n de un Gobierno del que ha formado parte en dos carteras tan cruciales como Finanzas e Interior y sobrevivir a una campa?a que se ha centrado en atacarlo.
"Elegir a Nicolas Sarkozy ser¨ªa peligroso", declar¨® S¨¦gol¨¨ne Royal el d¨ªa del cierre de la campa?a. "Me temo que pueden producirse revueltas despu¨¦s de su elecci¨®n, es algo de lo que todo el mundo habla en las banlieues", se?ala el escritor Mohamed Razane, habitante del departamento de Seine-saint-Dennis, que concentra gran parte de los barrios m¨¢s calientes, trabajador social experto en j¨®venes conflictivos y autor de la novela Dit violent (Gallimard). "Mi departamento ha sido el que ha conocido el mayor n¨²mero de inscripciones de votantes de Francia y no se trata de que los j¨®venes hayan vuelto a creer en la pol¨ªtica; se debe sobre todo al anti Sarkozy", prosigue Razane.
En las ¨²ltimas horas de la campa?a, j¨®venes socialistas repart¨ªan propaganda electoral en Par¨ªs con pegatinas en las que pod¨ªa leerse Stop Sarko, mientras que el lema Todo Salvo Sarkozy (TSS) ha estado muy presente. Sin embargo, el candidato conservador se ha mostrado de tefl¨®n frente a las cr¨ªticas y ha conseguido transmitir esta impenetrabilidad a su equipo.
Los rumores dan por hecho que Fran?ois Fillon, un veterano tecn¨®crata sin demasiado carisma, aunque con fama de eficaz, que sali¨® tarifando del Gobierno conservador en 2005, ser¨¢ el primer ministro si se confirma la rotunda victoria que pronostican los sondeos. Si el resultado es m¨¢s estrecho, se habla de Jean-Louis Borloo, m¨¢s centrista y uno de los miembros m¨¢s populares del Gobierno. En cualquier caso, nadie duda de que ya se est¨¢n repartiendo las carteras.
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