Todo es relativo, Drag¨®
Desde que escuch¨¦ con los o¨ªdos y los ojos como platos decir al papa Ratzinger, nada m¨¢s ser investido con la p¨²rpura, aquello de "la dictadura del relativismo", ten¨ªa yo ganas de escribir algo sobre el tema. Como no escarmiento, cre¨ª que aquel eslogan, que encerraba en s¨ª mismo, con acierto por su parte, toda la raz¨®n de ser de la doctrina de la Iglesia, iba a quedar en boca de cl¨¦rigos enemigos de la ciencia, bombarderos del progreso y entorpecedores de la b¨²squeda de la verdad en cualquier esquina donde se pueda escarbar un atisbo de riqueza intelectual.
Pero la en¨¦sima reivindicaci¨®n castrante del absolutismo en duelo directo contra las aportaciones de Albert Einstein -digno sucesor de Galileo en esas hogueras- va encontrando sus ecos en los foros m¨¢s simples de los evangelistas neocon. Las palabras de Ratzinger son muy consecuentes si tenemos en cuenta su biograf¨ªa: un estrecho trayecto que va de las juventudes nazis al seminario y despu¨¦s a guardi¨¢n del Santo Oficio en Roma. Por ese camino, entre uniformes siniestros primero, sotanas y m¨¢rmoles de Carrara despu¨¦s, todo resulta, con raz¨®n, blanco o negro.
Luego est¨¢n los que aplauden con las orejas esa filosof¨ªa de las tinieblas. Sin ir m¨¢s lejos, Fernando S¨¢nchez Drag¨® el otro d¨ªa, en una de sus entradillas dad¨¢ del ?telediario? ?noticiero? ?p¨²lpito? que le ha regalado Esperanza Aguirre en Telemadrid. La tom¨® este predicador campe¨®n del oportunismo contra el relativismo a prop¨®sito de los disturbios en Malasa?a. Se hizo una componenda alucinante con los que montaron esta semana el cristo en las calles del centro y acabaron a porrazos m¨¢s dignos de aquellos tiempos del pasado que a algunos les gustar¨ªa recuperar que de estos que vivimos ahora m¨¢s o menos en paz. Los compar¨® con los j¨®venes de mayo del 68 en Par¨ªs, "esos que buscaban playas bajo los adoquines", dijo con desprecio, y que instauraron el todo vale, el relativismo de hoy, bla, bla, bla... De paso, defendi¨® a Sarkozy como un cruzado de la nueva ideolog¨ªa del mandoble, y tambi¨¦n tuvo ocasi¨®n de expiar un pecadillo de juventud de los que se absuelven con gusto entre los que le pagan: confes¨® haber estado en Francia hace 40 a?os en esas jornadas de agitaci¨®n y propaganda, algo que le qued¨® bien grabado en los genes, y pudo entonar un mea culpa delante de toda la audiencia, que sin duda satisfizo a sus jefes. Un consejo: que tampoco se f¨ªe, que no crea que con eso basta, porque estos neonacionalcat¨®licos son insaciables y tarde o temprano la hacen pagar. Sobre todo a los que alguna vez, tambi¨¦n por arrimarse a algo de su conveniencia, por quedar bien con los vientos que corr¨ªan seg¨²n en qu¨¦ ¨¦poca, se declararon ap¨¢tridas.
Aun as¨ª, aun habiendo dado todos los tumbos que se puedan dar en vida y haber hecho todas las piruetas que le vienen en gana, parece que no tiene claro este hombre algunos conceptos cuando ¨¦l los encarna con una torer¨ªa que da gusto delante de su flor amarilla, a pastillazo limpio, seg¨²n nos tiene dicho, y con un vaso de whisky en la mesa, un atrezzo la mar de relativo tambi¨¦n. Como no hay quien siga con algo de seso sus c¨®digos m¨¢s ocultos, habr¨ªa que empezar por explicarle a S¨¢nchez Drag¨® qu¨¦ puede ser relativo en ¨¦l y qu¨¦ no. Lo deber¨ªa saber mejor que nadie. Dejando de lado el caso del ap¨¢trida que hoy subliminalmente predica los amores a la bandera de su dama de hierro castiza, podr¨ªamos echar mano de otros ejemplos.
Que haya presentado durante a?os un programa de libros y otro de debate que ya es un cl¨¢sico -por cierto, la cogorza de Fernando Arrabal en uno de ellos es de los v¨ªdeos m¨¢s vistos en YouTube- no le capacita para presentar un informativo. He ah¨ª algo la mar de relativo. A no ser que el menda entienda por informativo esa mezcla de parte complaciente con Espe, late night pepero y ejercicio de narcisismo insoportable o m¨¢s bien culto a la personalidad desaforado consigo mismo, que es lo que viene a ser ese bodrio encabezado por ¨¦l de lunes a jueves.
Otro d¨ªa nos atuf¨® con una presunta falta de respeto que hab¨ªa sufrido en carne. Una chica y un mensajero tuvieron la desfachatez de tratarle de t¨² cuando su rostro, eso s¨ª que es verdad absoluta, delataba que hab¨ªa pasado los 70. ?A ¨¦l! -bramaba el hombre- ?todo un escritor de prestigio!, ven¨ªa a decir. Pues hasta eso, macho, tambi¨¦n es relativo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.