Un testigo casi perfecto
Ahbar parec¨ªa un testigo anodino, uno m¨¢s de los cientos de ellos convocados s¨®lo por uno de los 51 abogados del macrojuicio del 11-M con la finalidad de apuntalar lo declarado por otros o de refutar aspectos parciales, pero su testimonio caus¨® una conmoci¨®n. He tratado de recordar un caso similar y tengo que reconocer que, o me falla la memoria, o no lo ha habido. Tengo que remontarme al testimonio del cura Galera en el juicio por el asesinato de los Marqueses de Urquijo, quien lleg¨® a la vista y asegur¨® que conoc¨ªa todos los entresijos de los cr¨ªmenes. Pero cuando el tribunal le pidi¨® que los contase, se acogi¨® al secreto de confesi¨®n.
Ahbar es un yihadista y un chorizo que lleva preso desde 2005 por un par de procesos y que ha estado detenido en varias ocasiones precedentes por robos y delitos menores. Resid¨ªa en Santa Coloma de Gramanet (Barcelona) y, tras la Operaci¨®n Sello II, est¨¢ acusado de haber ayudado a huir de Espa?a a Mohamed Afalah, Mohamed Belhadj y Daoud Ouhnane, tres de los presuntos autores materiales de los atentados del 11-M.
El cura dec¨ªa saberlo todo, pero cuando el juez le pregunt¨® se acogi¨® al secreto de confesi¨®n
El caso es que Ahbar se lanz¨® el pasado viernes a explicar que conoc¨ªa a los tres huidos, que hab¨ªan pasado por Barcelona antes de dirigirse a B¨¦lgica y luego a Turqu¨ªa, Siria y finalmente Irak. Iba aportando datos, algunos conocidos y otros no, como que las autoridades turcas llegaron a detener a Afallah. Y que, consultada la polic¨ªa espa?ola sobre si pesaba alguna reclamaci¨®n sobre ¨¦l (el juez Del Olmo ya le imputaba como autor material de los atentados y hab¨ªa decretado su busca y captura internacional), llegaron a responder negativamente y por eso fue expulsado y enviado a Siria. Este extremo se ha comprobado que es cierto. Preguntado por el paradero de los yihadistas, asegur¨® que hab¨ªan muerto en atentados suicidas en Irak, todos antes de junio de 2005. Se sab¨ªa respecto de Afallah, pero no del resto.
Precisamente, Larbi Ben Sellam, uno de los procesados, residente como Ahbar en Santa Coloma de Gramanet, habr¨ªa ayudado a Afallah en su huida y despu¨¦s habr¨ªa hecho llegar un tel¨¦fono m¨®vil al padre del islamista para que ¨¦ste pudiera despedirse de ¨¦l antes de convertirse en una bomba en Irak. En la causa est¨¢ acreditado que el que compr¨® el tel¨¦fono fue Mohamed el Idrissi, (con ticket de compra de El Corte Ingl¨¦s de la calle Preciados, de Madrid), quien, por encargo de Larbi, lo entreg¨® a la familia de Afallah en Madrid. Lo manifestado por Ahbar, sin embargo, chocaba con esos hechos de los que existe prueba objetiva. Aseguraba que no hab¨ªa sido Larbi sino ¨¦l el ¨²nico que ayud¨® a Afallah y el que hab¨ªa adquirido el tel¨¦fono. Es evidente que era falso. Con la autoridad del que se acusa a s¨ª mismo y del que conoce los hechos contados por quienes los protagonizaron y ahora est¨¢n muertos, Ahbar fue trufando verdades con mentiras, repartiendo culpas y exculpaciones y explicando qui¨¦n planific¨® los atentados, qui¨¦n coloc¨® las mochilas y como Al Qaeda no tiene nada que ver con la matanza porque estaba en contra, pues as¨ª se lo aseguraron important¨ªsimos contactos que ¨¦l tiene en Irak.
El relato ten¨ªa cierta coherencia, rayaba lo veros¨ªmil y proporcionaba un pu?ado de grandes titulares de esos que nos gustan a los periodistas. Las sospechas de enga?o vinieron despu¨¦s, cuando curiosamente Ahbar culpaba ¨²nicamente a los muertos, a los chivatos y a los espa?oles. El principal culpable, el que hab¨ªa entregado los tel¨¦fonos m¨®viles habilitados para activar las bombas a los terroristas, result¨® ser, seg¨²n dijo, el que fuera im¨¢n de la mezquita de Villaverde, un tal Abu Jaber, que curiosamente no es otro que el confidente Cartagena, un traidor que ha llevado a prisi¨®n a una cuarentena de integristas, aunque ahora, a la vista de que nadie le protege, parece haber dado marcha atr¨¢s. El otro organizador, un pollero de Valencia, al que han acusado de colaborar con el CNI y otros servicios secretos.
Ninguno de los supuestos autores intelectuales y materiales que se sientan en el banquillo de la Casa de Campo: Mohamed el Egipcio, Hassan el Haski, Youssef Belhadj, Jamal Zougam, Basel Ghalyoun (sobre Bouchar no le llegaron a preguntar) ha tenido nada que ver con los atentados. ?Ya es casualidad! El hecho de que Al Qaeda, seg¨²n Ahbar, estuviera en contra de los atentados suena a montaje, m¨¢xime despu¨¦s de las masacres de Londres, Bali, Sharm el Sheij o Bombay.
Adem¨¢s, Ahbar, aunque es argelino y declara con int¨¦rprete de ¨¢rabe, se conoce perfectamente el sumario, que est¨¢ en espa?ol, y tambi¨¦n los art¨ªculos de los periodistas sobre el 11-M, aunque quiz¨¢ alguien le haya instruido sobre todo ello. Uno de los letrados sostiene precisamente que el testimonio es un montaje que se prepar¨® por el grupo de presos de la pecera encarcelados en Alcal¨¢-Meco.
Por lo dem¨¢s, la autoinmolaci¨®n de Ahbar recuerda demasiado a esas confesiones que realizan algunos matarifes de ETA para exculpar a alg¨²n colega. Lo m¨¢s curioso es que el abogado que lo hab¨ªa propuesto, defensor de Rafa Zouhier, pensaba renunciar a su testimonio y que no lo hizo por hacer un favor a otro compa?ero. Todav¨ªa se est¨¢ arrepintiendo, porque Ahbar arremeti¨® con sa?a contra Zouhier, otro destacado chivato en beneficio propio. La declaraci¨®n de Ahbar contin¨²a esta ma?ana. Ser¨¢ su prueba de fuego, porque el viernes cogi¨® por sorpresa a todo el mundo. Hoy, los abogados estar¨¢n preparados.
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