Maragall, el americano
Las recientes declaraciones de Pasqual Maragall admiten lecturas distintas. El ex presidente de la Generalitat reflexiona sobre el proceso de aprobaci¨®n del Estatuto, sus relaciones con el PSOE y Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y con el PSC y Jos¨¦ Montilla: son ¨¦stas las cuestiones que han suscitado m¨¢s reacciones. Son asuntos relacionados con el pasado m¨¢s o menos inmediato tamizados por los claroscuros de la propia implicaci¨®n personal de Maragall en todos ellos. Pero el todav¨ªa presidente del PSC lanza en sus reflexiones una propuesta de futuro que es el peor regalo envenenado que pod¨ªa recibir su partido en estos momentos.
Maragall propone la creaci¨®n de un Partido Dem¨®crata europeo y tambi¨¦n catal¨¢n, hom¨®logo del Partido Dem¨®crata estadounidense. "La pol¨ªtica europea", afirma, "ser¨¢ cada vez m¨¢s como la pol¨ªtica norteamericana, con dos grandes partidos, pero que ya no son partidos de fidelidad ideol¨®gica". Maragall mezcla ideas interesantes relativas a la b¨²squeda de mayores dosis de democracia interna en los partidos con la propuesta de tender a la creaci¨®n de dos ¨²nicos polos pol¨ªticos, al estilo de lo que sucede en Estados Unidos, con la curiosa visi¨®n de que un sistema semejante fortalece la democracia. En este aspecto, Maragall no innova demasiado: siempre ha visto al resto de las fuerzas pol¨ªticas de izquierda como un estorbo molesto que hay que soportar para gobernar.
Maragall se suma a los planteamientos que est¨¢n promoviendo en Italia la confluencia entre los Democratici di Sinistra (DS) (actuales socialistas procedentes del antiguo Partido Comunista Italiano) y los centristas de La Margarita (DL: Democracia e Libert¨¤). Vale la pena comentar ese proceso.
Durante los a?os setenta y ochenta, el PCI, el partido eurocomunista m¨¢s poderoso de Europa occidental, ejerci¨® una gran influencia sobre el PSUC. Un dirigente, el m¨ªtico Enrico Berlinguer, y alguno de sus sucesores -Aquille Ochetto y Massimo D'Alema- pasaron por Barcelona de la mano de Antoni Guti¨¦rrez D¨ªaz y Rafael Rib¨®. La organizaci¨®n del PCI del Piamonte estaba hermanada con el PSUC y algunos de sus dirigentes participaban en nuestras campa?as electorales. El PSC, en cambio, manten¨ªa relaciones con el peque?o y poco edificante Partido Socialista Italiano de Benito Craxi y desconfi¨® siempre, desde la preocupaci¨®n y la envidia, de las relaciones entre el PSUC y el PCI.
Las cosas cambiaron cuando el PCI decidi¨® transformarse y evolucion¨® hacia la socialdemocracia: el grupo mayoritario constituy¨® Democratici di Sinistra (DS), mientras otros grupos se escind¨ªan del tronco com¨²n creando Refundaci¨®n Comunista y el Partido de los Comunistas Italianos. Muchos militantes abandonaron la pol¨ªtica, pero la DS, aunque con menos votos que el antiguo PCI, fue capaz de impulsar una amplia alianza de centro izquierda que hoy vuelve a gobernar Italia.
Refundaci¨®n Comunista agrup¨® a los ortodoxos defensores de la antigua visi¨®n comunista; mientras, el Partido de los Comunistas Italianos ha evolucionado hacia posiciones m¨¢s abiertas que han permitido una candidatura conjunta para el Senado con Los Verdes Italianos en las ¨²ltimas elecciones generales bajo el nombre de Arcobaleno, inspirada en parte en el proceso de transformaci¨®n del PSUC hacia Iniciativa per Catalunya-Verds.
Algunos de los amigos italianos que han continuado en la DS nos comunican que se preparan para abandonar el partido: "Una cosa es aceptar pasar del eurocomunismo al socialismo, para poder gobernar Italia, y otra bien distinta es asumir un Partido Dem¨®crata, sin ideolog¨ªa, que puede acabar integr¨¢ndose en el Partido Liberal Europeo. Por aqu¨ª no pasamos". Los sectores cr¨ªticos destacan que en el manifiesto fundacional del nuevo partido no aparece ni una sola vez la palabra "izquierda".
?se es el aut¨¦ntico debate que Maragall quiere importar. ?Aceptar¨¢ el PSC dejar de ser un partido socialdem¨®crata, abandonando la Internacional Socialista, para confluir con sectores liberales y democratacristianos en un Partido Dem¨®crata al estilo del de Bill y Hillary Clinton? Maragall asume que en ese proyecto podr¨ªa coincidir con el centrista franc¨¦s Fran?ois Bayrou y (paradojas de la vida) con la Converg¨¨ncia Democr¨¤tica de Artur Mas, que forma parte del Grupo Liberal Europeo (ADLE), ya que la organizaci¨®n de La Margarita y destacados dirigentes como Francesco Rutelli proponen que el nuevo partido se integre en ese grupo y no en el socialista.
La heterodoxia de Maragall ha sido siempre mucho m¨¢s simp¨¢tica y fruct¨ªfera que las escasas aportaciones te¨®ricas del aparato del PSC. Pero Maragall, desde un cierto elitismo, no acaba de entender que su propio partido dif¨ªcilmente puede asumir un debate como el que plantea sin grandes costes internos. Y Maragall parece no ser consciente de que la situaci¨®n en Europa es distinta de la norteamericana y de que el mapa pol¨ªtico catal¨¢n no va en la l¨ªnea de configurar un gran bloque fruto de la confluencia del PSC y CDC en una ¨²nica fuerza pol¨ªtica. ?A qui¨¦n ser¨ªa alternativa esa fuerza en Catalu?a? ?A un PP aislado o m¨¢s bien al resto de las izquierdas? Adem¨¢s, el PSC, actual o reconvertido, no puede aspirar a representar a todos los votantes progresistas, una parte de los cuales, cada vez mayor, se sienten identificados con ICV, izquierda que se renueva sin dejar de ser de izquierdas.
Si nuestros amigos italianos de la DS contrarios al proyecto de Partido Dem¨®crata se interesan por el espacio pol¨ªtico que representa la izquierda verde, Maragall debe saber, desde la simpat¨ªa y el respeto que le profesamos, que ICV ser¨¢ beligerante en un debate que, en vez de ensanchar el ¨¢mbito de la democracia, pretende restarle pluralidad y ocultar que las diferencias entre la derecha y la izquierda contin¨²an siendo evidentes. La renovaci¨®n del sistema democr¨¢tico y la b¨²squeda de nuevas f¨®rmulas de participaci¨®n pol¨ªtica no van a venir a partir de la negaci¨®n de las diferencias ideol¨®gicas. Los intereses de los sectores sociales que apoyan al actual Gobierno de la Generalitat no van en esa direcci¨®n.
Jaume Bosch es vicepresidente de ICV y portavoz del grupo parlamentario de ICV-EUiA.
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