Nin unha m¨¢is
Estamos viendo a las mejores mentes jur¨ªdicas de nuestra generaci¨®n absortas en diseccionar al l¨ªmite los matices de ilegalidad de las listas abertzales. En analizar si la presencia de filobatasunos es condici¨®n suficiente para anular una candidatura, o es necesaria la evidencia patente de criptoetarras. En acometer la ex¨¦gesis de la situaci¨®n que se produce cuando un sospechoso habitual de pertenecer al entramado colateral de ETA (aunque no condenado personalmente por ello), se hace militante de un partido legal que condena la violencia: ?prevalece en ese caso el estigma original o es factible la salvaci¨®n mediante inmersi¨®n en las siglas no contaminadas? Y al mismo tiempo que se produce ese debate, la justicia desatiende las demandas de la sociedad arzuana.
En Arz¨²a (villa gallega, pese a la sonoridad ¨¦uscara o navarra del top¨®nimo) la mayor¨ªa de la ciudadan¨ªa est¨¢ m¨¢s que convencida de la condici¨®n de incendiario de un vecino conocido como O Catal¨¢n. Sin embargo, con todo el dolor de coraz¨®n de particulares e instituciones, no se han encontrado pruebas fehacientes que permitan adjudicarle la autor¨ªa de los desmanes. De su paso por las instancias judiciales, O catal¨¢n sale tan afectado como un cristal cuando lo atraviesa un rayo de sol. El libre albedr¨ªo del presunto incendiario no sufre m¨¢s limitaciones que las que a s¨ª mismo se impone por precauci¨®n, como la de alejarse temporalmente de sus vecinos. Tambi¨¦n los fiscales especializados en incendios forestales comparten el prurito garantista y han reclamado m¨¢s rigor a la hora de calificar de intencionados a los siniestros.
Que en un mismo sistema jur¨ªdico se d¨¦ esta paradoja -al menos aparente- en el trato, s¨®lo se puede explicar por la singular relaci¨®n entre pol¨ªtica y sociedad que existe en Galicia. La clase pol¨ªtica espa?ola en conjunto se afana en satisfacer demandas sociales como la de asfixiar los respiraderos abertzales. Incluso compite en exacerbarlas, si la sociedad da en flojear. Y si la capacidad de respuesta de la legalidad vigente no es lo suficientemente ¨¢gil y contundente, se refuerza la legalidad o se retuerce la vigencia. Aqu¨ª, al contrario, lo espec¨ªfico es que la clase dirigente ponga rumbo de colisi¨®n a la l¨ªnea de flotaci¨®n del propio electorado, y si hay que hacer caso omiso de la ruta marcada por la ley, se hace.
El caso de Reganosa es el m¨¢s obvio. En Ferrol se promovieron unas instalaciones de alto riesgo en aguas interiores, a despecho del puerto exterior ya existente. Enfrente, en A Coru?a, se justific¨® un puerto exterior de riesgo extremo para retirar el tr¨¢fico de mercanc¨ªas peligrosas de la r¨ªa. Dos incongruencias que se perpetraron mediante atajos y una connivencia entre los poderes pol¨ªticos y econ¨®micos que ya era obvia, pero en el caso ferrolano adem¨¢s se hizo patente en un documento en el que la Xunta se compromet¨ªa a garantizar el futuro de la criatura. Tambi¨¦n en A Coru?a la Autoridad Portuaria otorg¨® la concesi¨®n del Palacio de Congresos de forma irregular y al peor de los proyectos presentados, seg¨²n sospechaba la ciudadan¨ªa y sentenci¨® ahora el Tribunal Superior. Dos casos de errores cometidos que las autoridades del presente ni se han molestado en lamentar (de exigir o asumir responsabilidades ya ni hablamos). Entre los errores por cometer podr¨ªamos contabilizar desde la milagrosa multiplicaci¨®n de los peces (doblar el n¨²mero de las antes denostadas piscifactor¨ªas) a la posible cohabitaci¨®n de la teor¨ªa del buen urbanismo costero con la aplicaci¨®n pr¨¢ctica de la doctrina Franklin Delano Roosevelt ("son unos chorizos, pero son nuestros chorizos").
El nuevo rumbo pol¨ªtico va dejando a su paso una estela creciente de reacciones que van de los lamentos por el voto derramado a las acusaciones de traici¨®n pura y dura. La decepci¨®n por el incumplimiento de las expectativas puede deberse a lo elevado de las mismas o una excesiva valoraci¨®n del voto propio, pero siempre es m¨¢s aconsejable encauzarla que dejar que se convierta en apat¨ªa. Foro de Arz¨²a o Nin Unha M¨¢is estar¨ªan bien.
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