CiU se juega sus escasos bastiones
Converg¨¨ncia i Uni¨® se juega el 27 de mayo el escaso poder territorial que conserva tras perder la Generalitat. El mismo d¨ªa, la izquierda tendr¨¢ que demostrar si es capaz de ara?ar el poder en la Catalu?a rural que CiU mantiene casi en monopolio. Todo eso mezclado con la gran batalla, la de Barcelona, donde las encuestas no auguran grandes cambios, pero lo dejan todo en manos de los pactos poselectorales.
La izquierda pretende arrancar a Converg¨¨ncia i Uni¨® su red capilar en las zonas rurales
La batalla de Barcelona no augura grandes terremotos; todo depender¨¢ de las alianzas
Los nacionalistas se baten para conservar Tarragona, Vic y las tres diputaciones que controlan
?stas ser¨¢n las tres inc¨®gnitas de la campa?a municipal que comenz¨® anoche y que, por primera vez desde 1979, se hace sin que haya unas elecciones auton¨®micas a la vuelta de la esquina. Por lo tanto, los comicios no ser¨¢n el aperitivo de la batalla por la Generalitat, aunque Converg¨¨ncia i Uni¨® no perder¨¢ oportunidad para pedir el voto a los desencantados con el Gobierno de la Entesa. Lo har¨¢, sobre todo, en aquellas ciudades que todav¨ªa controla y que m¨¢s teme perder: Tarragona, Sant Cugat y Vic. Tambi¨¦n est¨¢n en vilo las diputaciones de Girona, Lleida y Tarragona.
En principio, la izquierda lo tiene m¨¢s f¨¢cil que hace cuatro a?os. No s¨®lo la acompa?a la aureola del poder que tiene en la Generalitat. Tambi¨¦n ha conseguido presentar 400 listas m¨¢s que en 2003.
Los nervios est¨¢n a flor de piel en Converg¨¨ncia i Uni¨®. El propio secretario general de CiU, Josep Antoni Duran, ha admitido que, pese a presentar casi el mismo n¨²mero de listas que en 2003, los nacionalistas lo tienen m¨¢s crudo: El pastel es el mismo y son m¨¢s a repartir. Por ejemplo, hasta hace pocos a?os y en muchos municipios la de CiU era la ¨²nica candidatura. En 1999 este fen¨®meno se dio en 95 municipios. Ahora s¨®lo ocurrir¨¢ en 42. Esta batalla ciudad a ciudad entre el tripartito y CiU har¨¢ que en la campa?a se hable de mucho m¨¢s que de limpieza, vivienda y seguridad ciudadana. Los omnipresentes conflictos de la pol¨ªtica catalana tambi¨¦n estar¨¢n all¨ª: autogobierno, despliegue del Estatuto y lengua.
El presidente de CiU ya ha apostado para que esto sea as¨ª. Artur Mas mantiene que su candidato en Barcelona, Xavier Trias, deber¨ªa asumir desde la alcald¨ªa el liderazgo pol¨ªtico de Catalu?a que los nacionalistas niegan a Jos¨¦ Montilla. Esto no dejar¨ªa de ser una curiosa reedici¨®n del contrapoder que en su d¨ªa ejerci¨® la Barcelona de Pasqual Maragall ante la Generalitat de Jordi Pujol.
El PSC, que se presenta con caras nuevas en tres de las cuatro capitales catalanas, intentar¨¢ superar el bache todav¨ªa no digerido de las auton¨®micas. CiU super¨® entonces a los socialistas en las cuatro provincias y hasta en Barcelona ciudad. El PSC no se puede permitir algo similar. Y todas las esperanzas las tiene depositadas en Jordi Hereu. La mayor parte de encuestas afirman que el nuevo alcaldable socialista ha logrado frenar la sangr¨ªa de votos de Joan Clos. M¨¢s le vale: los dirigentes de la calle de Nicaragua no quieren un nuevo susto como el de 2003, cuando Clos se hundi¨®, perdi¨® 60.000 votos y cinco concejales y registr¨® el peor resultado de la historia del PSC en Barcelona.
Hereu, empecinado en dejar atr¨¢s la era Clos, quiere centrarse en los problemas cotidianos y eludir grandes proyectos. Nada de F¨®rums. En los pr¨®ximos 15 d¨ªas se ver¨¢ c¨®mo resiste el alcaldable socialista, fa+vorito en las encuestas, a los intentos de CiU de convertir la campa?a municipal en un plebiscito entre el tripartito y ellos.
El baile de pactos poselectorales no permite perder de vista a ninguno de los otros partidos. El PP, al que en esta ocasi¨®n CiU no rechaza como socio, aspira a ser necesario para formar gobierno en Barcelona. Tambi¨¦n quiere mantener su cuota de poder en Tarragona. La seguridad y la inmigraci¨®n, cuando no las dos cosas a la vez, basar¨¢n su campa?a, en la que competir¨¢ con Ciutadans, como tambi¨¦n lo har¨¢n los socialistas.
El desaf¨ªo de ERC
Esquerra Republicana tampoco lo tiene f¨¢cil. La noche electoral determinar¨¢ si perder el 25% de sus votos en las auton¨®micas fue un simple bache o una hemorragia grave. Los republicanos se han puesto el nada desde?able objetivo de sustituir a CiU como fuerza hegem¨®nica de la Catalu?a rural. En Barcelona, con Jordi Portabella, aspiran a aguantar el tipo con una novedad: asumir la alcald¨ªa durante parte de la legislatura si son necesarios para formar gobierno, ya sea con los socialistas o con los convergentes.
En liza con los republicanos estar¨¢ Iniciativa-Esquerra Unida, que pretende convertirse en la tercera fuerza municipalista de Catalu?a espoleada por sus buenos resultados en las auton¨®micas. ICV-EUiA se presenta como ant¨ªdoto al desbarajuste urban¨ªstico. Por eso ha logrado presentar m¨¢s listas que nunca y desembarcar en municipios que hasta ahora parec¨ªan vedados a los ecosocialistas.
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