El s¨¦ptimo c¨ªrculo
El comportamiento de los acusados -cuatro de ellos iniciaron ayer una huelga de hambre y uno urge que se investigue a las Fuerzas de Seguridad del Estadio, verdaderas culpables, aseguran, del atentado del 11-M- y los testimonios que ha habido sobre ellos durante el juicio sugiere que no se trata de gente lun¨¢tica ni de personas desesperadas o hambrientas. Tienen m¨¢s relaci¨®n con el com¨²n de los mortales de lo que pueda parecer. Saben bastante de c¨®mo funciona la sociedad y el mundo occidental. Incluso difieren entre s¨ª por el grado de sus creencias religiosas.
Cuando est¨¢s frente a la pecera de cristal donde ayer, por ejemplo, Jos¨¦ Emilio Su¨¢rez Trashorras yac¨ªa doblado sobre su regazo y miraba hacia abajo la mayor parte del tiempo que dur¨® el interrogatorio del sargento-perito de la Guardia Civil sobre la procedencia de los explosivos y detonadores utilizados en el atentado; cuando, por tanto, est¨¢s a unos cent¨ªmetros de la pared de cristal hay preguntas que se resisten a huir de la mente. ?Qui¨¦n de los acusados sigui¨®, simplemente, ¨®rdenes? ?Qui¨¦n de ellos conoc¨ªa todo el plan o a qu¨¦ porcentaje del mismo tuvo acceso? ?Cu¨¢l de entre ellos, pese a mantener contactos con los jefes de la banda o los siete inmolados en Legan¨¦s, nunca supo nada de lo que se tramaba?
"El origen probable [del explosivo] es la mina Conchita; la certeza absoluta no la tiene ni Dios", dijo el perito
Estas preguntas sin respuesta sirven a los medios de la conspiraci¨®n y al primer partido de la oposici¨®n para atacar despiadadamente -y ello seguir¨¢ incluso despu¨¦s de la sentencia del Pilar- la instrucci¨®n sumarial y el juicio oral. Para ver su falta total de justificaci¨®n podr¨ªa ayudar, si la discusi¨®n fuese de buena fe, que no lo es, un dato relevante.
V¨¦ase ¨¦ste referido a otro atentado, el 11-S. En un v¨ªdeo rodado para propaganda, aparece Osama Bin Laden como anfitri¨®n de una cena con uno de sus compa?eros de armas saud¨ªes, Ali Saeed al-Ghamdi, en la cual el l¨ªder de Al Qaeda se presenta como el hombre que condujo toda la operaci¨®n de los pilotos suicidas. Bin Laden explica que supo desde el 6 de septiembre de 2001 que los aviones se lanzar¨ªan contra las Torres Gemelas el 11-S. Pero ya era un hecho probado que los pilotos yihadistas hab¨ªan comenzado a comprar billetes como m¨ªnimo el 26 de agosto.
El testimonio ante el cual ayer Jos¨¦ Emilio Su¨¢rez Trashorras parec¨ªa estar en un limbo describi¨® c¨®mo con toda probabilidad el explosivo y los detonadores utilizados en la voladura de los trenes de Madrid lleg¨® en enero-febrero de 2004 a la mina Conchita, propiedad de la empresa Caolines de Merill¨¦s, y fue robado de all¨ª por m¨¢s de una persona. El sargento-perito, preguntado por el letrado de Su¨¢rez Trashorras sobre si "ven¨ªa indudablemente" de dicha mina, dijo:
-Contest¨¦ que el origen probable es la mina Conchita; la certeza absoluta no la tiene ni Dios, y pido respeto a la sala...
Mientras se prepara el ingreso de Emilio Su¨¢rez Trashorras en el primer recinto del s¨¦ptimo c¨ªrculo -resuena todav¨ªa en la sala el eco de la reprimenda del presidente del tribunal, Javier G¨®mez Berm¨²dez, el pasado mi¨¦rcoles, a una acusaci¨®n que presume de ayudar a las v¨ªctimas- llega por la radio una voz. Es Pilar Manj¨®n, que por unos momentos no est¨¢ en la sala, y que en un desayuno con periodistas acusa: "Alguien vendi¨® su conciencia al mayor n¨²mero de oyentes o a la mayor venta de peri¨®dicos, y nunca pens¨® que detr¨¢s estaba el dolor de las v¨ªctimas, quiz¨¢s, porque tampoco les importamos".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.