?Por qu¨¦ las ONGO son una amenaza para la democracia?
La Federaci¨®n de Asuntos de la Mujer de Myanmar es una ONGO. Tambi¨¦n lo son Nashi, un grupo juvenil ruso, y la Organizaci¨®n de Derechos Humanos de Sud¨¢n. La Asociaci¨®n de Organizaciones No Comerciales y No Gubernamentales de Kirguizist¨¢n, igual que Chongryon, la Asociaci¨®n General de Residentes Coreanos en Jap¨®n son ONGO. Las ONGO est¨¢n brotando en todas partes; est¨¢n en China, Cuba, Francia, T¨²nez y Estados Unidos.
Las ONGO son Organizaciones No Gubernamentales controladas por el Gobierno. Tras este trabalenguas contradictorio y casi risible se encuentra una tendencia mundial, cada vez m¨¢s extendida, que merece la pena estudiar con m¨¢s detalle: hay gobiernos que financian y controlan organizaciones no gubernamentales (ONG), muchas veces a escondidas.
Algunas ONGO son beneficiosas y otras irrelevantes. Pero muchas, incluidas las que he mencionado, son peligrosas. Algunas son el brazo intimidatorio de gobiernos represivos. Otras aprovechan las pr¨¢cticas democr¨¢ticas para socavar sutilmente la democracia en su pa¨ªs. Cuando operan fuera de su pa¨ªs, las ONGO de reg¨ªmenes represivos presionan a Naciones Unidas y otras instituciones internacionales, muchas veces haci¨¦ndose pasar por representantes de la "sociedad civil" con nobles objetivos cuando, en realidad, no son m¨¢s que agentes de los Gobiernos que las subvencionan. Algunos gobiernos arraigan sus ONGO muy adentro de las sociedades de otros pa¨ªses y las utilizan para promover sus intereses.
Es lo que ocurre, por ejemplo, con Chongryon, un vasto grupo de organizaciones "de la sociedad civil", favorables a Corea del Norte, que opera en Jap¨®n y que es, de facto, el representante del r¨¦gimen norcoreano. Las autoridades japonesas han acusado a varias de las organizaciones en ¨¦l incluidas de llevar a cabo contrabando de tecnolog¨ªa armament¨ªstica, tr¨¢fico de productos farmac¨¦uticos y desv¨ªo de cientos de millones de d¨®lares, adem¨¢s de orquestar una operaci¨®n masiva de propaganda a favor del tirano de Pyongyang.
Desde hace muchos a?os, diversos grupos "de la sociedad civil" de distintos pa¨ªses defienden con estridencia en reuniones de la ONU la actuaci¨®n de Cuba en materia de derechos humanos y contribuyen sistem¨¢ticamente a tratar de suavizar las resoluciones sobre las brutales violaciones de los derechos en la isla. Los C¨ªrculos Bolivarianos, grupos de ciudadanos que apoyan al presidente venezolano Hugo Ch¨¢vez, est¨¢n extendi¨¦ndose por Latinoam¨¦rica, Estados Unidos y Europa. ?Qui¨¦n los financia? Adivine. Ir¨¢n, Arabia Saud¨ª y otros gobiernos ricos de Oriente Pr¨®ximo son famosos por su generosidad como benefactores -a veces, los ¨²nicos- de ONG dedicadas a promover sus intereses religiosos en todo el mundo.
Pero las ONGO m¨¢s peligrosas son las que se implantan en su propio pa¨ªs. Se han convertido en el instrumento favorito de los gobiernos no democr¨¢ticos para controlar su pol¨ªtica nacional sin dejar de parecer dem¨®cratas. En muchos pa¨ªses de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica, las ONG financiadas por los gobiernos est¨¢n marginando y confundiendo las voces de la sociedad civil leg¨ªtima. En Kirguizist¨¢n, por ejemplo, la Asociaci¨®n de Organizaciones no Comerciales y No Gubernamentales es una entusiasta admiradora del ex presidente Askar Ak¨¢yev. En 2003 organiz¨® una recogida de firmas para exhortar a Ak¨¢yev, que llevaba en el poder desde 1991, que continuara en la presidencia. Del mismo modo que la Federaci¨®n de Asuntos de la Mujer de Myanmar critica duramente a Aung San Suu Kyi, la dirigente de la oposici¨®n y premio Nobel de la Paz que ha pasado gran parte de los ¨²ltimos 18 a?os sometida a arresto domiciliario. La federaci¨®n est¨¢ encabezada por las esposas de los generales que dirigen la junta militar birmana. En Cuba, Venezuela, Bolivia o Ecuador los "grupos ciudadanos" que con regularidad terminan apaleando las marchas de la oposici¨®n son en realidad sino ap¨¦ndices del Gobierno.
Los gobiernos democr¨¢ticos tambi¨¦n tienen sus ONGO. En Estados Unidos, el Fondo Nacional para la Democracia (NED, en sus siglas en ingl¨¦s) es una organizaci¨®n privada sin ¨¢nimo de lucro creada en 1983 para fortalecer las instituciones democr¨¢ticas en todo el mundo mediante una actuaci¨®n independiente de los gobiernos. Pero adem¨¢s es una ONGO financiada por el Gobierno de Estados Unidos. En varios pa¨ªses, recibir dinero de NED es un delito. El Gobierno del presidente Vlad¨ªmir Putin ha denunciado el apoyo a la reforma pol¨ªtica que prestan grupos extranjeros como NED y lo ha calificado de subversivo y antiruso. Un peri¨®dico chino calific¨® la promoci¨®n de la democracia sostenida por Estados Unidos de "interesada, coactiva e inmoral".
En aras de la transparencia es indispensable aclarar que pertenezco a la junta directiva de NED. Por consiguiente, no comparto la opini¨®n de que sus actividades son delictivas, inmorales o un instrumento de la Casa Blanca. Me consta que los programas, decisiones, fuentes de ingresos y gastos son transparentes, y sus consejeros, que no est¨¢n remunerados, son independientes.
Pero ?por qu¨¦ creerme?
Lo ideal ser¨ªa que existiera una fuente independiente y fidedigna que nos ayudara a determinar si NED y otras ONGO, por ejemplo financiadas por el Gobierno canadiense o el holand¨¦s, pertenecen a la misma categor¨ªa que Chongryon o Nashi. El mundo necesita un sistema de clasificaci¨®n para las ONG que ayude al desarrollo de grupos de la sociedad civil tanto como los organismos independientes de clasificaci¨®n crediticia facilitan el funcionamiento del sistema financiero mundial. Dichos organismos desempe?an un papel indispensable al suministrar a quienes va a prestar o invertir datos objetivos y confiables sobre la situaci¨®n econ¨®mica de empresas, organismos gubernamentales e individuos. Estas valoraciones independientes y profesionales de la capacidad de cr¨¦dito de los prestatarios permiten que millones de transacciones se hagan de forma m¨¢s r¨¢pida, eficiente y barata. As¨ª quienes prestan pueden decidir con base en la informaci¨®n que les permite diferenciar a una empresa que siempre cumple con sus obligaciones de otra que s¨®lo paga sus deudas cuando un tribunal se lo ordena.
Algo parecido necesitamos para el mundo de las ONG. Instituciones especializadas podr¨ªan ofrecer datos objetivos sobre los patrocinadores, la independencia, los objetivos y el historial de las ONG. La globalizaci¨®n y la eficacia de las organizaciones no gubernamentales sufrir¨¢n si no encontramos m¨¦todos fiables para distinguir entre las organizaciones que representan a la sociedad civil democr¨¢tica y las que son instrumentos de gobiernos anticiviles y antidemocr¨¢ticos. Esos organismos de clasificaci¨®n ayudar¨ªan a los donantes y los ciudadanos a decidir a qui¨¦n contribuir y a qui¨¦n creer. Y les complicar¨ªan la vida a los gobernantes que usan a las ONGO para disfrazarse de dem¨®cratas.
Mois¨¦s Na¨ªm es director de Foreign Policy y autor de Il¨ªcito. Traducci¨®n de M. L. Rodr¨ªguez Tapia.
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