Un esteticismo humanista
Fue Ricardo Molina (1916-1968) uno de los m¨¢s activos miembros del grupo de la revista cordobesa C¨¢ntico, pero tambi¨¦n el ¨²nico que por su prematura muerte no conoci¨® el resurgimiento de aquel grupo y de su est¨¦tica, que hacia 1960 parec¨ªan derrotados y pronto como abolidos. La revista (en su segunda y menos significativa ¨¦poca) se clausur¨® en 1957, y no mucho despu¨¦s la mayor¨ªa de sus poetas enmudecieron o pasaron a una semiclandestinidad -como el propio Molina- de la que s¨®lo saldr¨ªan oficialmente en la segunda mitad de los pasados a?os setenta, de la mano de algunos poetas j¨®venes de esa generaci¨®n.
Ricardo Molina -junto a Pa
OBRA PO?TICA
Ricardo Molina
Visor. Madrid, 2007
II Tomos. 447 y 673 p¨¢ginas 20 y 22 euros
blo Garc¨ªa Baena- fue el poeta m¨¢s eficaz y creativo del grupo, con otras voces adem¨¢s en absoluto desde?ables. Ricardo era el ¨²nico de esos poetas que se sinti¨® escritor, profesional de las letras (ya que fue profesor de literatura adem¨¢s) y el ¨²nico que muri¨® probablemente con una clara sensaci¨®n de fracaso. Su ¨²ltimo libro en vida (de 1967) A la luz de cada d¨ªa no es lo mejor de su obra, pero ¨¦l puso esperanza postrera en alg¨²n reconocimiento que no lleg¨®. Por esa ¨¦poca los dem¨¢s del grupo amigo estaban mudos. Se sab¨ªa que Ricardo Molina -como casi todos los poetas- dejaba bastante obra in¨¦dita, y esa obra empez¨® a salir (en ediciones restringidas) en 1975 al publicarse Cancionero y Regalo de amante, dos libros breves -escritos hacia 1946 o 1947- que por lo ¨ªntimo de su tem¨¢tica amorosa hab¨ªan quedado en manos de amigos. Pero el lector no debe esperar ninguna confesi¨®n extraordinaria en esos textos bellos y pudorosos -siempre hubo pudor en Molina- no lejanos a sus textos m¨¢s cl¨¢sicos: El r¨ªo de los ¨¢ngeles, su primer libro, o las c¨¦lebres Eleg¨ªas de Sandua -1948-, para muchos el mejor Ricardo Molina, o incluso Eleg¨ªa de Medina Azahara (1957), su ¨²ltimo gran libro en vida. Sensual, sensorial, humano, melanc¨®lico, con una poes¨ªa realista pero llena de evocaciones de cultura y calor, Molina no es el m¨¢s esteticista de C¨¢ntico, pero el sentimiento vivo y vivido de la belleza recorre una obra, siempre pulcra, pero con momentos m¨¢s alzados y otros m¨¢s t¨®picos. En 1982 se edit¨® en Granada (tambi¨¦n en dos tomos) una Poes¨ªa completa, llevada a cabo por muy cercanos amigos de Ricardo Molina, de la que el actual editor y estudioso del autor, Jos¨¦ Mar¨ªa de la Torre, nos advierte y demuestra que no era "completa". All¨ª salieron libros tan decisivos como Psalmos y Homenaje sin duda lo mejor del ¨²ltimo Molina. Pero hay bastante m¨¢s, aparte de los poemas sueltos no recogidos en libro, Bale¨¢ricas (poemas surgidos de un tard¨ªo viaje que Molina, que casi no se movi¨® de C¨®rdoba, hizo a las islas), Flamencas, L¨ªricas, Religiosas y otros varios grupos de poemas que dan el siguiente resultado: el volumen de poes¨ªa p¨®stuma es mayor que el que recoge lo publicado en vida. De la Torre ha hecho lo que debe hacer un estudioso, publicar todo lo que encuentre del autor (y en este caso ahora s¨ª estamos ante una cabal poes¨ªa completa). Pero los amigos hicieron -quiz¨¢ qued¨¢ndose algo cortos- lo que creyeron que hubiera hecho el propio Molina: seleccionar, no darlo todo por bueno. ?Qui¨¦n negar¨ªa la regularidad de cualquiera de los dos prop¨®sitos? En la parte nueva hay muchos buenos poemas, y en Psalmos y Homenaje algo de lo mejor que escribiera. Pero poco en tan vasto conjunto nuevo resulta superior a lo que public¨® en vida, habiendo mucho poema -digno, eso s¨ª- de arrastre o de circunstancia. Los dem¨¢s callaron con su aparente derrota est¨¦tica, Molina no lo hizo, y hasta intent¨® quedar bien con tirios y troyanos.
Con todo, estos dos tomos
demuestran que Ricardo Molina (luces y sombras) debe entrar sin duda en el campo de nuestros mejores poetas de posguerra, aunque los tiempos fueran poco favorables para un creador que hubo de celar -no siempre con ¨¦xito- su condici¨®n homosexual, recatando una poes¨ªa que (como otras de C¨¢ntico) se nutri¨® hondamente de los alimentos terrenales de lo pagano. El mejor Molina es -a lo largo de toda su obra- ese poeta del j¨²bilo del amor y la sensualidad, tocado de melancol¨ªa temporalista y de algunos toques de religiosidad ver¨ªdica cuanto necesariamente heterodoxa. "Mi juventud fue un ocio largo y triste / en el que no ba?aron las estrellas, / ay, sus cuerpos desnudos. / Mi juventud fue el forzado y la rueda / uno a otro condenado, / la frente sobre el libro, el alma yerta, / sin una flor la mano". El poema (p¨®stumo) se titula C¨¢ntico.
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