Cara y cruz
La Moneta fue la cara de esta noche un tanto rara. Bail¨® como los ¨¢ngeles. Hizo, sobre todo, un baile por siguiriyas que quitaba el sentido. Con nervio, con garra, con decisi¨®n sobre todo. Es bailaora menuda, pero en el escenario adquiere una presencia que subyuga. En las siguiriyas puede decirse que puso toda la carne sobre el asador, volc¨¢ndose en un ritmo que abrasaba. Marcaba el comp¨¢s sin pausa, llev¨¢ndolo a unos cauces de emoci¨®n que raramente se presencian en un escenario. Parece mentira que una persona aparentemente fr¨¢gil pueda mantener la tensi¨®n suprema de una manera tan uniforme y rica de pasos, giros y desplantes. La Moneta lo hace posible y con una naturalidad que deja perpleja a la audiencia, que vivi¨® una noche -una parte de la noche- de verdadera conmoci¨®n. El cante que la acompa?aba, y que fue responsable a la par que ella de tal maravilla, sobresaliente.
Suma Flamenca
Cante: Pitingo. Toque: Juan Carmona hijo, Habichuela. Baile: La Moneta. Toque: Miguel Iglesias y David Carmona. Cante: Antonio Campos, Enrique el Extreme?o y Guillermo Campos, Morenito. Teatro Alb¨¦niz, Madrid, 10 de mayo.
Por delante cant¨® El Pitingo, que fue la cruz de la noche. ?l mismo dijo que introducir¨ªa novedades en su cante, sonidos negros por ejemplo, y se embarc¨® en una sucesi¨®n de cantes que no tienen mucha explicaci¨®n. Distorsionaba los tercios, sacaba sonidos extra?os de unos cantes que si los hubiera hecho como nos consta que ¨¦l sabe hacerlo, hubiera estado mucho mejor. As¨ª, lo ¨²nico que qued¨® patente fue la capacidad del cantaor para sobrellevar el rid¨ªculo, que borde¨® en ocasiones.
Babelia
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