"Nuestros hijos ahorran y nos ayudan cuando lo necesitamos"
Mihaela Cioban lleg¨® sola a Espa?a en 2003. Quer¨ªa trabajar en verano, volver a Rumania y seguir con sus estudios de filolog¨ªa rumana, ten¨ªa 18 a?os. Ahora vive con su marido, Liuviu Iordachi (33 a?os), a quien conoci¨® en Espa?a y con quien se cas¨® el a?o pasado.
El matrimonio gana unos dos mil euros al mes. Iordachi trabaja como alba?il y su sueldo oscila entre los 1.200 y 1.400 euros al mes. Mihaela limpia en dos casas, por 650 euros en conjunto. De ese dinero env¨ªan 1.000 todos los meses, quieren construirse una casa en su pa¨ªs y ya tienen el terreno.
La pareja vive en Coslada, en un piso que comparten con varios familiares. Por su habitaci¨®n pagan 265 euros al mes, m¨¢s gastos de luz, agua, gas. All¨ª viven con unos familiares. No se puede decir que los Liuviu Cioban est¨¦n solos Espa?a. Casi todos los hermanos de la pareja, tanto los de ¨¦l como los de ella, viven en Coslada.
Ambos llegaron en situaci¨®n irregular. Iordachi lleg¨® dos meses antes que Mihaela. En cambio, ella consigui¨® el permiso de trabajo antes que ¨¦l en la regularizaci¨®n extraordinaria de 2005. ?l tard¨® unos meses m¨¢s.
A Mihaela le gustar¨ªa cambiar su trabajo. "Estoy intentando mejorar el trabajo no voy a estar en casas toda la vida". Para ello estudia un curso de auxiliar de enfermer¨ªa por Internet. Y no descarta volver a la universidad. Le gustan mucho los idiomas. Habla ingl¨¦s, franc¨¦s, italiano, espa?ol y, claro, rumano.
La remesa de Iordachi y Mihaela llega a los padres de ¨¦l, que viven en Hudesti, un pueblo de seis mil habitantes en la provincia de Botosani, cerca de la frontera con Ucrania. All¨ª son bien evidentes las causas y las consecuencias de la emigraci¨®n masiva: poca actividad laboral, poblaci¨®n envejecida e innumerables ofertas de viajes al extranjero en autob¨²s, especialmente a Italia. Viorica y Mihai Iordachi reciben en su peque?a casa a orillas de la carretera que atraviesa el pueblo.
En el comedor, forrado de alfombras t¨ªpicas moldavas, y entre vasos de tuica -aguardiente rumano- explican que ambos est¨¢n jubilados. Mihai cobra al mes una pensi¨®n de 520 lei, unos 155 euros al cambio. La paga est¨¢ lejos de ser suficiente, y en el patrio trasero de la casa cr¨ªan algunos cerdos, gallinas y dos vacas, y plantan ma¨ªz y girasoles: todo dedicado al consumo familiar. Los Iordachi tienen tres hijos emigrados a Espa?a. Todos mandan cada mes algunos cientos de euros, que el matrimonio invierte en la construcci¨®n de una casa para cada una de sus familias. Cuentan que ese dinero es de sus hijos y sus familias, y que cuando pasan por dificultades concretas reciben algunos euros de Espa?a. "Tenemos suerte con ellos. Ahorran y nos ayudan cuando lo necesitamos. Muchos de los que se han marchado se olvidan de sus familias", dice con discreto orgullo Viorica.
Ella no cree que sus hijos vuelvan a Rumania a corto plazo. "Est¨¢n bien all¨ª. Es dif¨ªcil que vengan hasta que se jubilen".
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