Jugar con el pasado
La condena de la memoria aparece en cuanto la imagen comienza a ser utilizada como agente de creaci¨®n de consenso en torno a una situaci¨®n de poder. En algunos casos la tarea result¨® muy f¨¢cil: la representaci¨®n can¨®nica de los faraones, Akhenaton excluido, hac¨ªa posible que uno de ellos suplantara a su predecesor con s¨®lo cambiar de nombre el cartucho bajo la estatua. Otras veces result¨® t¨¦cnicamente m¨¢s dif¨ªcil. En los mosaicos de San Apolinar de Ravena, la supresi¨®n fue posible para las figuras humanas, aunque las siluetas quedaron, pero no para las manos sobre las estrechas columnas, denunciando as¨ª la damnatio memoriae practicada.
En el pasado siglo fue el r¨¦gimen sovi¨¦tico quien bati¨® los r¨¦cords de ese tipo de depuraci¨®n simb¨®lica, a partir de la famosa foto de Lenin con y sin Trotski, pero la pr¨¢ctica fue general. Entre nosotros, ah¨ª est¨¢n las supresiones de los signos m¨¢s estridentes de fascismo en la segunda versi¨®n de Raza, la pel¨ªcula de Franco. Ya en fechas cercanas, ?cu¨¢nto dar¨ªan los dirigentes del Partido Popular para que la famosa foto de las Azores fuese borrada del recuerdo! En sentido contrario, las im¨¢genes de la memoria pueden ser utilizadas obsesivamente: en la reci¨¦n abierta campa?a, la guerra de Irak figura en la propaganda del PSOE por delante de la construcci¨®n de viviendas sociales, como si las elecciones fuesen parlamentarias. Y, l¨®gicamente, falta la foto de la reuni¨®n de Patxi L¨®pez con Otegi, a fin de cuentas m¨¢s significativa para apreciar los resultados de la reciente pol¨ªtica socialista y que hubiera ocupado un lugar de honor en el v¨ªdeo de tener ¨¦xito "el proceso". Toca machacar con Irak y olvidar a ETA, mientras del lado "popular" la simple menci¨®n de ETA lleva aparejada la condena del sat¨¢n Zapatero.
Son malformaciones inevitables en las estrategias del discurso electoral. M¨¢s grave es el paso siguiente, de falsificaci¨®n abierta del pasado para respaldar una determinada concepci¨®n pol¨ªtica. Lo hemos tenido delante en el art¨ªculo publicado en estas p¨¢ginas por el colaborador de un diario islamista, Yeni Safak, sobre la crisis pol¨ªtica turca. Para reforzar sus tesis, nuestro hombre cuenta una historia dif¨ªcilmente defendible, con "las personas religiosas" soportando en el pa¨ªs "una discriminaci¨®n comparable a la que sufrieron hist¨®ricamente los negros", cuya ¨²nica prueba es la prohibici¨®n del pa?uelo para las estudiantes (se omite que dentro de la Universidad). Siguen extra?as historias. Los griegos habr¨ªan sido expulsados tras las guerras de los Balcanes: falso, lo fueron por el intercambio de poblaciones al vencer Kemal Atat¨¹rk en la Guerra de Independencia (1921-22). El error puede parecer ingenuo, lo mismo que la simple referencia a "la deportaci¨®n" armenia, pero responde al tipo de falseamiento que practic¨® la nacionalista vasca Miren Azkarate al exigir que el Gobierno espa?ol pidiera perd¨®n por Gernika: para ella, fue Espa?a, y no el t¨¢ndem Hitler-Franco, la siempre culpable, y aqu¨ª es el islam el protagonista, no Kemal quien en dicha guerra -aqu¨ª suprimida- hizo surgir la naci¨®n turca. Para plantear que "la homogeneizaci¨®n se produjo bajo el islam" (ya ser¨ªa bajo el innominado Kemal Atat¨¹rk), apareciendo luego "un laicismo agresivo que domesticara a los musulmanes". Debe tratarse de la separaci¨®n entre religi¨®n y Estado. El relato permite apreciar con qu¨¦ juego de falsedades y silencios se intenta horadar desde el islamismo la imagen hist¨®rica del proyecto kemalista.
La manipulaci¨®n de la historia se convierte as¨ª en soporte de un fraude pol¨ªtico. Aqu¨ª y ahora tenemos el ejemplo de la resurrecci¨®n pol¨ªtica de Acci¨®n Nacionalista Vasca para servir de partido-testaferro al servicio de la ilegalizada Batasuna. Tambi¨¦n aqu¨ª la historia sirve de aval, hasta alcanzar el grado de profanaci¨®n, al cubrir con la denominaci¨®n de un partido vasco de ejemplar trayectoria democr¨¢tica, desde 1930 a su extinci¨®n. La suplantaci¨®n resultaba evidente, y como record¨® el Supremo, las pruebas y los indicios eran inequ¨ªvocos. En vez de obstinarse en su pol¨ªtica de puertas entreabiertas, el Gobierno ten¨ªa el deber de enterrar a ese muerto viviente de siglas ANV, promoviendo por todo tipo de razones su ilegalizaci¨®n. Tambi¨¦n por respeto a la historia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.