El tr¨®pico a la puerta de casa
La costa de Granada presume de 320 d¨ªas de sol y una media de 20 grados
La costa granadina serpentea la orilla mediterr¨¢nea a lo largo de 73 kil¨®metros mecidos por una sucesi¨®n de playas y calas de oscuros guijarros, arropadas por la hermosa silueta de sus pe?ones y acantilados. Con el espaldar norte?o cubierto por la cordillera de Sierra Nevada y los c¨¢lidos soplos africanos entrando por el sur, este litoral andaluz est¨¢ considerado el tr¨®pico del continente europeo, y no porque lo digan los esl¨®ganes de la Diputaci¨®n de Turismo. Lo tienen bien aprendido los miles de turistas ingleses que pasan el invierno entre los pueblos de las Alpujarras Bajas y las recoletas riberas marinas que miran al mar de Albor¨¢n. La tierra m¨¢s c¨¢lida de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica fue descubierta por los fenicios hace m¨¢s de tres mil a?os, donde fundaron la actual Almu?¨¦car con el nombre de Sexi. La misma que ha sido reencontrada por el turismo extranjero hace tan s¨®lo un par de d¨¦cadas.
Granada cuenta con una de las capitales m¨¢s hermosas de Espa?a, pero adem¨¢s tambi¨¦n presume de algunas de las comarcas m¨¢s singulares, como esta costa exuberante que hace las delicias de los turistas del norte con sus 320 d¨ªas de sol al a?o y una temperatura media anual de 20 grados. Casi una veintena de municipios componen este tr¨®pico nazar¨ª, vertidos desde las sierras de los Guajares, L¨²jar y Contraviesa hasta las orillas del mar y rodeados de plantaciones de frutas ex¨®ticas m¨¢s propias de otras latitudes mucho m¨¢s cercanas al ecuador.
Los plant¨ªos de chirimoyas, mangos, aguacates y papayas alternan las vegas con unos altozanos cada vez m¨¢s moteados de casitas solariegas, apartamentos, hoteles y urbanizaciones. El ladrillo avanza imparable por las lomas que se asoman al mar, mientras los coches de matr¨ªculas for¨¢neas y volantes a la derecha sestean cada vez m¨¢s a las puertas de cada casa. Los lugare?os han tenido que aprender a chapurrear el ingl¨¦s para trabajar en la hosteler¨ªa, y ya no hay hotel, restaurante o chiringuito en el que no se oiga ese murmullo casi ininteligible de la lengua de Shakespeare.
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Tipis' en la ribera del Guadalfeo
Cuenta Isabel, una madrile?a que lleg¨® a la zona con su novio ingl¨¦s hace dos d¨¦cadas, que la primera ola anglosajona asom¨® por estos lares en los a?os ochenta, con aires hippies y en alpargatas, para montar sus tipis y aparcar sus furgonetas en las riberas del r¨ªo Guadalfeo. Han pasado m¨¢s de veinte a?os y ah¨ª contin¨²an dando forma a una especie de comunidad: la mayor¨ªa no ha aprendido castellano y s¨®lo hacen trabajos de subsistencia entre ellos mismos. A?os despu¨¦s, las bondades del paisaje y del clima se fueron conociendo en las islas Brit¨¢nicas, y adem¨¢s de los hippies fueron llegando los primeros turistas y jubilados ingleses en busca del sol y el mar. En la actualidad es la comunidad extranjera m¨¢s numerosa asentada de forma definitiva en casi todos los pueblos de la comarca tropical.
Almu?¨¦car, la Sexi de los fenicios, es el referente tur¨ªstico de la zona, aunque la capital de la costa granadina es Motril. La bah¨ªa entre Cerro Gordo y la Punta de la Mona, que anta?o guardaba el peque?o caser¨ªo de pescadores de La Herradura, se ha convertido en los ¨²ltimos a?os en el n¨²cleo urban¨ªstico m¨¢s llamativo de la zona, con una colosal playa salpicada de palmeras. Pero Almu?¨¦car tambi¨¦n es una poblaci¨®n cargada de historia, vigilada por un castillo ¨¢rabe donde se conservan ruinas importantes de una necr¨®polis fenicia, una f¨¢brica de salaz¨®n romana, varias torres vig¨ªa, cinco tramos de acueducto y un interesante museo arqueol¨®gico en la cueva de los Siete Palacios.
A pocos kil¨®metros se encuentra Salobre?a, con la estampa m¨¢s bonita de la costa, arracimada alrededor de su fortaleza ¨¢rabe. Sus barrios de casas encaladas se dispersan por la vieja ciudadela entre empinadas callejuelas y plazas, conquistando el pe?¨®n rocoso que se asoma al mar desde los miradores del Postigo y del Albayc¨ªn. Las calas escondidas entre los acantilados, como las del Calet¨®n, el Pargo y el Cambr¨®n, son las m¨¢s preciadas por los ba?istas. Aunque Motril se localiza metida tierra dentro, tiene sus v¨ªnculos con el mar en las pedan¨ªas marineras de El Varadero, Torrenueva, Carchuna y Calahonda, con espectaculares playazos y alg¨²n monumental castillo, como el de Carchuna.
Siguiendo la carretera N-340, que recorre todo el litoral, el pr¨®ximo destino es Castell de Ferro, con su famoso castillo y alguna de las mejores playas de la ribera tropical, con el nombre de cala de Rijana, escondida entre las puntas del Cerr¨®n y del Melonar. Hasta los l¨ªmites de la provincia con Almer¨ªa se suceden otros peque?os pueblos de sabor morisco velados por sus alcazabas ¨¢rabes, como Castillo de Ba?os, La Mamola y La R¨¢bita.
A caballo entre las provincias de Granada y M¨¢laga se encuentra el paraje natural de los acantilados de Maro y Cerro Gordo, el enclave mejor conservado de la Costa Tropical. Un rosario de abismos de roca caliza precipitados sobre las aguas claras de la ribera m¨¢s virgen del mar de Albor¨¢n, salteados de medias lunas lamidas por las olas y sembradas de guijarros con nombres tan sonoros como playa del Ca?uelo, playa de Cantarrij¨¢n y playa de las Alberquillas. La de Cantarrij¨¢n es una de las famosas calas nudistas de la zona, con sus chiringuitos y todo, donde se pueden degustar buenos pescados de roca, como la herrera, que se captura en las cercan¨ªas.
Comer en estas tabernas playeras en invierno es todo un lujo, con un derroche irreverente de luz, mar, sol y silencio que no pueden romper los pocos turistas que caen en estas fechas por aqu¨ª. En uno de los pe?ones m¨¢s avanzados del paraje se levanta la torre vig¨ªa de la Caleta, una de las atalayas construidas en el siglo XVI para controlar las incursiones piratas. Cerca del pueblo de Maro se alza otra torre, la del Pino, y a sus pies se abre la cala del mismo nombre, salpicada de escolleras muy propicias para el submarinismo.
Una de las siluetas que identifican todo este litoral es la de las torres y atalayas apostadas sobre los acantilados. Desde los acantilados de Cerro Gordo hasta la alcazaba de Castell de Ferro, las torres defensivas y los castillos se alternaban con el cometido de proteger la costa de las incursiones berberiscas procedentes de la otra orilla del mar. Las de Cerro Gordo, Punta de la Mona, de Velilla, del Granizo, de los Diablos, del Cambr¨®n y de la Galera son las mejor conservadas, y algunos de los miradores m¨¢s espectaculares para otear este excepcional paisaje costero.
GU?A PR?CTICA
C¨®mo llegar- Desde Granada se toma la N-323 con direcci¨®n a Motril. La primera localidad de la Costa Tropical interior es V¨¦lez de Benaudalla, y a partir de aqu¨ª s¨®lo hay que llegar a encontrarse con la N-340, que recorre el litoral.Comer- La Barraca (958 34 92 87). Playa naturista de Cantarrij¨¢n. Cerro Gordo. Sofisticado chiringuito playero con buenos pescados y carnes a la brasa. Precio medio, unos 25 euros.Dormir- Cortijo de la Luna (958 88 09 31; www.cortijoluna.com). Loma del Gato. Almu?¨¦car. Complejo rural en lo alto de una loma asomada al mar. Habitaci¨®n doble, 68 euros.- Cortijo La Torrera (958 34 91 39; www.torrera.com). Ramblade L¨²jar, s/n. Gualchos. Antiguo cortijo andaluz del siglo XIX restaurado. Habitaci¨®n doble, 48 euros.- Casa de los Bates (958 34 94 95; www.casadelosbates.com). Carretera N-340, km. 329,5. Motril. Palacete de estilo italiano del siglo XIX, con vistas al mar. Habitaci¨®n doble, 141 euros.Informaci¨®n- www.turismodegranada.org- www.costagranada.net
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