?ngeles y fascistas
Comprobado: la Espa?a plural est¨¢ llena de fascistas. Basta con abrir el peri¨®dico para encontr¨¢rtelos, con sus caras rabiosas, sus gritos, sus gestos amenazantes. Dar¨¦ nombres. Ah¨ª tenemos a Jos¨¦ Antonio Pastor, candidato de los socialistas vizca¨ªnos. Qu¨¦ te parece, se propon¨ªa el insensato dar el mitin en la calle. ?En la calle! Menos mal que acudieron esos ?ngeles que custodian el comportamiento democr¨¢tico y act¨²an bajo el bonito nombre de "los radicales" y le llamaron en su misma cara lo que es: "?Fascista!". Fascistas tambi¨¦n esas dos muchachas llamadas Nerea y Virginia, del Partido Popular, que la otra noche salieron a la tradicional pegada de carteles por las calles de Bilbao. Intolerable. ?Para cu¨¢ndo esa asignatura de cultura democr¨¢tica? Menos mal que nuestros ?ngeles de la Guardia, alertados por semejante acto vand¨¢lico, acudieron, dejando a medias el pintxo y el txiquito, y se personaron en el lugar del crimen para darle su merecido a esas peque?as fascistas. Nerea, que s¨®lo tiene 20 a?os, narr¨® la experiencia a los medios de comunicaci¨®n con voz temblorosa, como a punto de llorar. Ah, el viejo truco del facha mostrando su lado humano. No nos conmueve. Por su parte, otra fascista de tomo y lomo, Esperanza Garc¨ªa, aspirante a concejala del Ayuntamiento de Barcelona por Ciudadanos de Catalu?a, pretend¨ªa protagonizar un acto electoral e irse a casa de rositas. Pero no. ?ngeles de la Guarda, radicales sin fronteras, siempre en lucha contra el mal, llegaron a tiempo para poner los puntos sobre las ¨ªes, o como dice Bel¨¦n Esteban, los puntos sobre las tildes, y a las puertas del recinto que albergaba el mitin fascista gritaron: "?Fascista de mierda!". En fin, lo m¨ªnimo. Por desgracia, estos ?ngeles de la Guardia no son una mayor¨ªa -se trata de una misi¨®n de valientes-, pero tranquiliza enormemente que a menudo son comprendidos, bien con el silencio c¨®mplice bien con simpat¨ªa indisimulada, por aquellos que, ante las quejas de los fascistas agredidos, dicen: "Bah, no fue para tanto, que no se hagan las victimitas". A mi buz¨®n han llegado varias cartas de fascistas. Una de ellas es Beatriz de Barcelona, que dice sentirse de izquierdas (ay, la mala conciencia) y que va a votar en secreto a Ciudadanos para que no la llamen fascista; Pedro de Badajoz, que espera el d¨ªa en que se monte esa misma organizaci¨®n fascista para votarles; otro ejemplo de facher¨ªo lo tenemos en Marta, leonesa, que siente la necesidad de solidarizarse con los fascistas vascos (socialistas y populares) y se pregunta si es l¨ªcito que haya elecciones all¨¢ donde los fascistas no pueden expresarse con libertad. Esto me permite concluir que entre las muchas cosas que estos ?ngeles han aportado al debate pol¨ªtico ha sido la popularizaci¨®n de la palabra Fascista. Palabra que ha saltado del radicalismo al columnismo. No hay d¨ªa en que alguien no sea tocado con el adjetivo. Qu¨¦ es entonces el fascismo. Y t¨² me lo preguntas. Fascismo eres t¨².
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