"Qu¨¦dense con mi hijo, por favor"
Centenares de padres han pedido ayuda a los servicios sociales ante una convivencia problem¨¢tica
"No puedo ya m¨¢s con mi hija; qu¨¦dense con ella, por favor". ?sta fue la petici¨®n que hizo M¨®nica L¨®pez, madre de una adolescente de 13 a?os, a los servicios sociales asturianos a finales del pasado abril. Lanz¨® su desesperaci¨®n a los medios de comunicaci¨®n.
La mujer relataba que la ni?a ten¨ªa, desde hac¨ªa a?os, un comportamiento agresivo dentro de la familia y fuera de ella, que se fugaba con su novio, que robaba y que estaba absolutamente fuera de control, por lo que deseaba que la reeducaran en un centro. La comunidad aut¨®noma est¨¢ interviniendo con la familia para ver cu¨¢l es la mejor soluci¨®n.
"Son chicos que no asumen normas, que no han recibido l¨ªmites", dice un experto
El caso de M¨®nica L¨®pez no es ¨²nico. Como ella, centenares de familias acudieron a sus comunidades aut¨®nomas en 2006 con la misma historia: relatando su incapacidad para hacerse cargo de un hijo supuestamente incontrolado e incontrolable. A veces, con malos tratos incluidos. En al menos 154 casos las autoridades consideraron que era necesario llevar al menor a un centro para poder trabajar con la familia por separado: con el hijo por un lado y con el resto de la familia, por otro. Siempre con la idea de que vuelvan a estar juntos lo antes posible, aunque esto no siempre es factible. Hay m¨¢s casos, pero algunas comunidades no llevan un registro. En algunos supuestos hay trastornos mentales detr¨¢s, pero en otros se trata sencillamente de j¨®venes sin l¨ªmites y de una convivencia que se va deteriorando hasta romperse por completo.
Para que una comunidad aut¨®noma asuma la tutela de un ni?o o adolescente, ¨¦ste tiene que estar en "situaci¨®n de desamparo", como exige la ley. Esto implica retirar a los padres la patria potestad -la capacidad para decidir sobre lo que afecta al menor-.
Otra posibilidad es la guarda. Es una figura para dar apoyo temporal a menores que no pueden ser bien atendidos por sus padres, por circunstancias graves. La comunidad se queda con ellos, pero la patria potestad la sigue teniendo la familia. En la interpretaci¨®n y aplicaci¨®n de estos t¨¦rminos radica la discrepancia entre las comunidades. Tener a un hijo fuera de control, ?implica que no tienen capacidad para cuidarlo, que est¨¢ desamparado? ?Apartar al menor es necesario para protegerlo o es malo para ¨¦l?
La respuesta de los servicios sociales var¨ªa enormemente seg¨²n las regiones. Algunas, como Madrid, Castilla-La Mancha y Asturias, consideran que a veces es necesario separar al hijo de los padres, aunque s¨®lo como un ¨²ltimo recurso. "Hay veces que las relaciones est¨¢n tan deterioradas que juntos no pueden reconstruir la convivencia", opina un portavoz del Gobierno de Castilla-La Mancha. Otras, como Canarias, sostienen que la comunidad puede ofrecer todo tipo de asistencia y ayuda, pero que no puede asumir la tutela y llevarlos a un centro. "Son ni?os que tienen una familia que les puede y debe cuidar", explican. Finalmente, hay comunidades, como Valencia y Catalu?a, que afirman no tener ning¨²n caso como el de la madre asturiana.
El portavoz del Gobierno de Castilla-La Mancha introduce un elemento interesante para el debate: "El problema muchas veces no son los ni?os en s¨ª mismos, sino las pautas de convivencia en la familia. Son chicos que no asumen normas, que no respetan la figura de los padres, que no han recibido l¨ªmites, que no saben valorar por s¨ª mismos lo que est¨¢ bien y lo que est¨¢ mal. As¨ª que lo que hay que conseguir no es s¨®lo que ellos se porten mejor, sino que todos aprendan a relacionarse de otra manera y a comunicarse. En ocasiones todo proviene de tensiones de pareja, entre los padres, que repercuten en los hijos. Es muy importante identificar el foco del problema".
Todos los psic¨®logos consultados coinciden en esta idea b¨¢sica: no se trata de llevar al hijo a que lo arreglen, sino que los padres tienen que pensar qu¨¦ pueden hacer ellos para mejorar la relaci¨®n.
Las comunidades y Ayuntamientos insisten en la necesidad de prevenir y recomiendan a las familias que acudan a los servicios sociales o pidan ayuda -terapia psicol¨®gica, escuelas de padres o mediaci¨®n intergeneracional- en cuanto comiencen los problemas para que no se llegue a la situaci¨®n extrema de la madre asturiana. Es lo que han hecho Milagros y Sandra. Madre e hija elaboraron un dec¨¢logo de derechos y deberes de padres e hijos en unas sesiones de mediaci¨®n en su colegio a trav¨¦s de un programa del Ayuntamiento de Madrid y aseguran que salieron con "nuevas herramientas" para afrontar los problemas de la convivencia.
?Hay ahora m¨¢s conflictos familiares que los que tuvieron otras generaciones? "Es una sociedad muy distinta de la de hace 20 o 30 a?os", se?ala Mercedes Navarro, secretaria de Acci¨®n Social, el Menor y la Familia de Murcia. "Hay mucha libertad, pero para que pueda ser bien ejercida hay que saber hasta d¨®nde llega. No es buen m¨¦todo educativo dejar a los ni?os hacer lo que quieren, porque se pierden, no toleran las frustraciones de la vida y les cuesta asumir que no siempre pueden ganar y que hay reglas de comportamiento que deben seguir". Esas normas son las que establecieron Milagros y Sandra en su cat¨¢logo de derechos y deberes para ambas. Por ahora, lo est¨¢n cumpliendo.
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