La importancia de los tiempos
Qu¨¦ dif¨ªcil resulta medir los tiempos en el toreo; pocos son los que se visten de luces y manejan con acierto el reloj de los enga?os para dilatar un momento de lucimiento o cortar por lo sano el aburriento.
Sali¨® ayer el segundo de la tarde y Sergio Serrano lo par¨® con dos capotazos en los que el novillo meti¨® la cara con claridad; se engall¨® el torero, embarc¨® suavemente la embestida, baj¨® los brazos y dibuj¨® un excelente ver¨®nica. Cuando se esperaba que siguiera deleitando al respetable, el novillero dio una media y acab¨® de un plumazo con el sue?o iniciado. Incomprensible. No se entiende que un chaval tenga tanta prisa por debutar en la Maestranza y manifieste tanta premura por huir del toro. Pues este mismo torero se fue a brindar la faena de muleta a un espectador de sol, sin prisa, parsimoniosamente, y, entre la ida y la venida, tard¨® un mundo, y cuando por fin cit¨® al novillo ya estaba la gente hasta el gorro de tanto esperar. ?Alguien se lo habr¨¢ dicho? Seguro que no.
Bucar¨¦/De Justo, Serrano, P¨¦rez
Novillos de Bucar¨¦, bien presentados, flojos, sosos, muy descastados, parados y sin clase. Emilio de Justo: pinchazo y estocada ca¨ªda (ovaci¨®n); dos pinchazos -aviso-, cuatro descabellos -segundo aviso- y en novillo se echa (silencio). Sergio Serrano: media tendida (ovaci¨®n); estocada ca¨ªda y dos descabellos (silencio). Eugenio P¨¦rez: estocada (silencio), estocada (palmas). Plaza de la Maestranza. 13 de mayo. Novillada de abono. Media entrada.
El animal se vino abajo, como toda la novillada, y Serrano apunt¨® un par de naturales, se gan¨® otro par de volteretas por su mala colocaci¨®n, y pronto consigui¨® que nadie se acordara de la ¨²nica y solitaria buena ver¨®nica con la que recibi¨® a su oponente.
Lo de la mala colocaci¨®n es otro de los vicios de la joven y veterana torer¨ªa actual. Ninguno de los tres espadas demostr¨® saber nada de nada de citar al pit¨®n contrario, cargar la suerte y torear con ce?imiento y ligaz¨®n. Es m¨¢s: los tres parecen serios aspirantes a ocupar un lugar entre el pegapasismo moderno. Los tres utilizaron todas las ventajas de los malos toreros, citando al hilo del pit¨®n, con la suerte siempre descargada, la muleta retrasada y muy despegados. El resultado de tal tropel¨ªa es el medio pase desesperante que no augura nada bueno para la terna.
Bien es verdad, no obstante, que la novillada de Bucar¨¦ fue mala de solemnidad. No tuvo el picante que caracteriza a esta divisa y lo cambi¨® por la falta de fuetiempo rzas y de casta y un exceso de soser¨ªa y mala clase. Los seis salieron de chiqueros queri¨¦ndose comer los burladeros y todos se desinflaron en cuanto tomaron tierra. Sin codicia, sin nobleza y parados en la muleta, ninguno colabor¨® al triunfo.
Quede constancia, a pesar de ello, de que Emilio de Justo manej¨® con soltura y buen gusto el capote en su primero y se luci¨® a la ver¨®nica; pero ah¨ª acab¨® todo. No dej¨® muy claro que est¨¦ maduro para su pr¨®xima alternativa.
Se presentaba Sergio Serrano, el novillero veloz, quien volvi¨® a hacer lo mismo en el quinto. Sali¨® el torero muy decidido, el novillo le enganch¨® el capote al primer envite y consider¨® que hab¨ªa llegado el momento de quitarse de en medio.
Tambi¨¦n debut¨® Eugenio P¨¦rez, muy poco experimentado. No dijo nada. A¨²n tiene tiempo de pulir sus muchas carencias y errores si quiere ser alguien vestido de luces.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.