Ni Maracan¨¢

Incluso Maracan¨¢, el m¨ªtico estadio brasile?o, 95.000 almas concentradas, se habr¨ªa quedado peque?o para acoger la ingente marea humana que ayer inund¨® el Circuito de Montmel¨®. El Liceo, uno de los teatros m¨¢s grandes de Europa, deber¨ªa haber abierto hasta 60 veces sus puertas para dar cabida a los 140.700 aficionados que ayer acudieron al circuito para batir su r¨¦cord de asistencia, cifrado en 131.200. Fue como si toda la ciudad de Badajoz hubiese decidido emprender al mismo tiempo el camino hacia Zafra... y las carreteras, claro, se colapsaron.

Las advertencias de los medios de comunicaci¨®n y de las autoridades competentes fueron infructuosas: a las siete de la ma?ana, seis kil¨®metros de autom¨®viles deseosos de alcanzar el circuito se concentraban en la C-33 a su paso por Mollet del Vall¨¦s. Muy cerca de all¨ª, en la C-35, a la altura de Granollers, otra fila de tres kil¨®metros aporreaba el claxon, en su frustrado intento de abrirse paso.

M¨¢s tarde o m¨¢s temprano -los boletines informativos no dejaban de informar de los atascos en un fin de semana que se cobr¨® cinco v¨ªctimas en las carreteras catalanas-, todos llegaron al circuito (354.700 desde el jueves) dispuestos a formar parte de un espect¨¢culo que cada cual vive a su manera. Algunos a todo trapo, aprovechando su condici¨®n de adinerados que, autom¨¢ticamente, los convierte en VIP. Para ellos, los 484 euros que cuesta un abono en la tribuna principal para los tres d¨ªas del circo es una minucia que ni siquiera tienen que pagar porque, a menudo, les invitan. A los que pernoctan en el Hotel Arts al m¨®dico precio de 10.000 euros la noche y se desplazan en helic¨®ptero -ayer se realizaron m¨¢s de 200 desplazamientos en naves de seis pasajeros que alcanzaron los 5.000 euros por trayectos de ida y vuelta- hasta les parecen irrisorios los 3.000 euros que Bernie Ecclestone les cobra por acceder al Paddock Club, un salvoconducto para moverse por el circuito como Pedro por su casa: charla exclusiva con un piloto, recorrido por el pit lane y vista panor¨¢mica de la carrera desde la terraza al calor de un buen plato alem¨¢n.

Frente a ellos, api?ados en la pelouse, aparecen aqu¨¦llos a los que les cuesta sudor darse el lujo de animar en directo a Fernando Alonso -las camisetas azules han dejado paso al rojo y gris de McLaren-. Se las han ingeniado como han podido para no gastarse m¨¢s de 300 euros en ver c¨®mo Massa se impone de nuevo con su Ferrari.

En tren y sobre todo en coche, se han tragado kil¨®metros para admirar a un grupo de locos del volante. "Somos tres, venimos desde Toledo y el hotel con la entrada para la carrera nos ha salido por 279 euros", dice Gabriel, envuelto en una bandera ultra de Espa?a. Aitxiber, de Renteria (Guipuzcoa), Juan, Noe y Samu, de El Entrego (Asturias) se han juntado en un coche, han compartido un apartamento en Calella y el asunto les ha salido por unos 250 euros por persona, tirando a la baja. "Es mucha pasta", asegura Aitxiber. "S¨ª, hemos pagado 10 euros por el aparcamiento, 110 euros por estar en la pelouse y, encima, nos han reducido el espacio para poner nuevas tribunas que se han quedado con la mejor visi¨®n", se queja su compa?ero Juan.