Silva se recrea
Una primera parte espl¨¦ndida del medio zurdo permite al Valencia doblegar al Zaragoza
Silva se dej¨® llevar. Dej¨® que fluyera su exuberante estado natural para mandar a galeras al Zaragoza, que pas¨® de una primera parte deficiente a una segunda mejorada en la que, sin embargo, le falt¨® pegada. Lastrado por un Aimar superado y un D'Alessandro ruinoso. El Valencia se peg¨® a su joven estrella y administr¨® despu¨¦s su ventaja gracias a la soberbia pareja de centrales de la que todav¨ªa disfruta: Albiol y Ayala. El cuadro de Quique pag¨® el baj¨®n f¨ªsico de Albelda, que fue despedido con una gran ovaci¨®n. Gesto de grandeza por parte de Mestalla, que antes hab¨ªa pitado a su capit¨¢n. Lo cort¨¦s no quita lo valiente.
Se recrea Silva. Est¨¢ por encima de los dem¨¢s y lo sabe. Amaga, regatea, centra, chuta... Todo, con un punto de superioridad f¨ªsica y an¨ªmica sobre el adversario. Y, por supuesto, cierra. No abandona sus tareas defensivas. Es su segunda temporada en Primera, pero cada jornada anuncia que se queda para largo. En su variado repertorio, ayer a?adi¨® un detalle que habr¨ªa firmado el mism¨ªsimo Maradona. Se acercaba el final del primer tiempo y el Valencia, cosido al tobillo izquierdo de Silva, hab¨ªa apabullado al Zaragoza. Llegadas constantes, un penalti fallado por Villa (o parado por C¨¦sar), un gol a favor... En fin, una tunda. Y en ¨¦sas lleg¨® la en¨¦sima combinaci¨®n por la derecha de Joaqu¨ªn y su compadre Miguel, que ayer, por fin, s¨ª ten¨ªa ganas de lucirse. As¨ª fue c¨®mo el portugu¨¦s invent¨® un taconazo que descubri¨® una cualidad desconocida en ¨¦l: tiene ojos en el cogote. Ese toque dej¨® solo a Angulo, que centr¨®. Al remate cantado de Villa respondi¨® otra vez C¨¦sar con un rechace hacia el centro. Con ventaja para sus defensores. De no haber sido por ese rayo canario llamado Silva, que se les adelant¨® y busc¨® el hueco para remachar. Se abri¨® a la izquierda, casi pegado al palo, as¨ª que las opciones se restring¨ªan. Pero entonces surgi¨® la pausa, esa pausa que distingue a los grandes futbolistas de los normales, y ese instante en que se detuvo se hizo eterno para el portero C¨¦sar. El tiempo justo que consider¨® Silva para elegir d¨®nde quer¨ªa colocar el bal¨®n. Raso y pegadito al otro palo. El ¨²nico espacio que quedaba libre. Fue un momento de gran emoci¨®n que record¨® a otros: aquel d¨ªa en el Bernab¨¦u en el que Maradona dej¨® pasar de largo al barbudo Juan Jos¨¦ con un ligero golpe de tobillo antes de marcar a puerta vac¨ªa.
VALENCIA 2 - ZARAGOZA 0
Valencia: Ca?izares; Miguel, Albiol, Ayala, Moretti; Joaqu¨ªn, Albelda (Hugo Viana, m. 70), Marchena, Silva (Jorge L¨®pez, m. 80); Angulo (Gavil¨¢n, m. 65) y Silva. No utilizados: Butelle (p. s.), Del Horno, Baraja y Guerra.
Zaragoza: C¨¦sar S¨¢nchez; Chus Herrero, Gabi Milito, Sergio, Juanfran; Zapater, ?scar (Ewerthon, m. 75); Sergio Garc¨ªa, Aimar, D'Alessandro (Movilla, m. 75); y Diego Milito. No utilizados: Miguel (p. s.), Celades, Longas, Ripa y Goni.
Goles: 1-0. M. 22. Moretti empala desde cerca tras una volea de Silva desde la izquierda. 2-0. M. 44. Silva recoge un rechace de C¨¦sar, se para, apunta y marca sin apenas ¨¢ngulo.
?rbitro: Medina Cantalejo. Amonest¨® a Ayala, Aimar, Chus Herrero, Sergio y Zapater.
Unos 45.000 espectadores el estadio de Mestalla.
Fiel a sus principios, el Zaragoza plante¨® un choque a pecho descubierto, emparejando con Albelda y Marchena a Aimar y ?scar. Es decir, violines frente a tambores. O eso cre¨ªa V¨ªctor Fern¨¢ndez. La realidad fue otra. La realidad es que Marchena como mediocentro creativo se ha convertido en un gran hallazgo de Quique. No es De la Pe?a, evidentemente, pero s¨ª reserva un par de pases interiores de calidad en cada partido.
V¨ªctor recompuso el equipo en el descanso. D'Alessandro a la derecha y Sergio Garc¨ªa como lo que es, segundo delantero. El efecto fue inmediato. El Zaragoza mand¨® en el centro del campo y el Valencia se lanz¨® en los brazos del contragolpe. La baja forma de Albelda, desde hace dos meses con una rodilla maltrecha, contribuy¨® al dominio zaragocista. Cada vez m¨¢s acuciante, aunque sin la habitual efectividad de Diego Milito para remontar. Lo impidi¨® eso y el muro de Albiol y Ayala.
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