Tamudo, la contrase?a del Espanyol
El delantero canterano encarna la esencia del club, al que aspira a dar su tercer gran t¨ªtulo
Si alguien personifica un club es Ra¨²l Tamudo. Oy¨¦ndole y vi¨¦ndole, se puede palpar la esencia del Espanyol. De blanquiazul ha cumplido sus sue?os: mantenerlo en Primera, darle t¨ªtulos, hacer m¨¦ritos para jugar en la selecci¨®n espa?ola y labrarse una destacada carrera. "Mi gustazo m¨¢s grande fue comprar una casa a mis padres y quitarles de trabajar. La de a?os que se levantaron a las cuatro de la ma?ana", dice. Su padre, Jos¨¦ Tamudo, fue el entrenador del Milan a principios de los noventa. No se trataba del poderoso club italiano, sino de un modesto equipo de Santa Coloma de Gramenet. D¨ªa s¨ª, d¨ªa tambi¨¦n, recog¨ªa a la salida de la escuela a sus hijos, Paco y Ra¨²l, y se los llevaba a correr por los descampados que circundaban la populosa ciudad vecina a Barcelona, ahora sepultados por el cemento de urbanizaciones y grandes superficies. "Nos encantaba jugar al f¨²tbol. A la menor oportunidad, nos ¨ªbamos a la calle. Utiliz¨¢bamos las persianas y los vados para se?alar las porter¨ªas. Siempre digo que empec¨¦ regateando vallas y abuelas", cuenta Tamudo.
"Este club es mi vida, mi escuela. Llevo en ¨¦l desde 1992. Soy socio y accionista"
"Es un aut¨¦ntico l¨ªder", reconoce Juande Ramos, su ex t¨¦cnico y ahora entrenador del Sevilla
Fue por entonces cuando Jos¨¦ los llev¨® a Sarri¨¤ para ver jugar al Espanyol. Uno de los partidos que dej¨® m¨¢s huella en ellos fue la ida de la final de la Copa de la UEFA de 1988. "Estuve en un c¨®rner. Ten¨ªa ocho o nueve a?os. Ganamos al Lverkusen por 3-0. Llev¨¦ unos prism¨¢ticos porque no se ve¨ªa bien desde donde estaba. Me fui m¨¢s contento que unas pascuas. Luego, en el partido de vuelta, que vi por televisi¨®n, me llev¨¦ un enorme disgusto", recuerda.
Los dos hermanos se incorporaron al modesto Milan, equipo que acab¨® siendo anexionado por la Uni¨®n Esportiva Gramenet. Poco despu¨¦s pasaron una prueba en el Barcelona, pero fueron rechazados. Seguido de cerca por el coordinador de la cantera del Espanyol, Josep Manuel Casanova, Tamudo fich¨® por el club blanquiazul. Destac¨® por sus goles en el filial y el 23 de marzo de 1997, de la mano de Paco Flores, debut¨® en el primer equipo. "Le llam¨¢bamos el hombre sin cuello. Era un poco t¨ªmido, pero no not¨¦ que estuviera nervioso", explica Cobos, el defensa franc¨¦s con el que comparti¨® habitaci¨®n en aquella concentraci¨®n en Alicante. El equipo se debat¨ªa en la zona del descenso. El H¨¦rcules se adelant¨® en el marcador. "Empec¨¦ a olerme que Paco deb¨ªa arriesgar y que iba a hacerme salir al campo", rememora. Relev¨® a Nando, el defensa que tambi¨¦n jug¨® en el Sevilla, el Madrid y el Barcelona: "Luis Cembranos empat¨® y, faltando poco para el final, me dio un pase, hice una vaselina y logr¨¦ el gol de la victoria. Para m¨ª, aquello era lo m¨¢ximo". S¨®lo fue el principio de la leyenda.
Pese a su sensacional estreno, Tamudo tuvo que hacer m¨¦ritos en Segunda para dar el salto definitivo. Fue cedido: primero al Alav¨¦s, despu¨¦s al Lleida. Una grave lesi¨®n, la de Serrano en un partido ante el Betis, aceler¨® la decisi¨®n del organigrama t¨¦cnico del Espanyol de repescarle nada m¨¢s comenzar la Liga, en noviembre. "Me llamaron de un d¨ªa para otro. En aquel momento habr¨ªa preferido quedarme en el Lleida porque hab¨ªa cogido confianza, hab¨ªa marcado cinco goles y estaba muy a gusto", reconoce.
El cambio de milenio fue determinante en su carrera. Ten¨ªa 23 a?os cuando el 27 de mayo de 2000, en Mestalla, anot¨® uno de los goles m¨¢s importantes de su carrera. Le consagr¨® su especial habilidad para aprovechar el menor descuido de un rival. Fue en la final de la Copa del Rey, ante el Atl¨¦tico de Madrid. El gol est¨¢ muy relacionado con sus inicios como portero. Tal vez por eso supo ver mejor que nadie el momento oportuno para robar la cartera a su ex compa?ero Toni cuando se dispon¨ªa a sacar de puerta. "Sab¨ªa que acostumbraba a soltar la pelota antes de sacar", confiesa. Su descuido qued¨® tan ridiculizado que Toni incluso le retir¨® la palabra durante un tiempo. ?se, como otros muchos de los goles que ha obtenido, explica su sentido del juego. "Me busco la vida como puedo porque normalmente los centrales me sacan un palmo. Adem¨¢s, no soy un superdotado en velocidad, en calidad t¨¦cnica o rematando de cabeza. Pero marco goles, que es lo que cuenta", explica.
Se equivoca quien piense que Tamudo s¨®lo es capaz de marcar de esa forma, como no lo har¨ªa nunca un ni?o pijo tal como le coment¨® entonces su padre. Admirador de Van Basten, ha demostrado una sobresaliente capacidad t¨¦cnica y ha anotado goles de una magn¨ªfica factura, como uno al Celta en Bala¨ªdos o el que le endos¨® esta misma temporada al Sevilla, de nuevo su rival ma?ana en la final de la Copa de la UEFA, despu¨¦s de recibir el bal¨®n de espaldas a la porter¨ªa, controlar, eliminar a dos rivales de un taconazo, encarar y superar a Palop.
En septiembre de 2000 jug¨® en Sidney la final ol¨ªmpica con la selecci¨®n. Camer¨²n super¨® a Espa?a en la tanda de penaltis despu¨¦s de que igualara el 2-0 que campeaba en el marcador cuando Tamudo tuvo que retirarse del campo a causa de una fuerte entrada de Wome. Varios equipos pujaban ya por su fichaje. La historia de esa lesi¨®n le impidi¨® enrolarse en el Glasgow Rangers. Ya por entonces, Flores se rend¨ªa ante su capacidad: "Es el jugador que siempre hace todo lo que le pides. Crece y crece y no s¨¦ d¨®nde est¨¢ realmente su l¨ªmite".
Nunca ha conseguido hacerse un hueco en la selecci¨®n, con la que ha disputado nueve partidos y ha marcado cuatro goles. Sin embargo, dos antiguos seleccionadores le piropean. "Siempre me demostr¨® que ten¨ªa un sitio en el equipo nacional", sentencia Jos¨¦ Antonio Camacho. "Es uno de los jugadores m¨¢s listos que he conocido", constata Javier Clemente. Juande Ramos, el entrenador del Sevilla, que tambi¨¦n le conoce despu¨¦s de su breve etapa en el Espanyol, dice de ¨¦l: "Es un aut¨¦ntico l¨ªder".
En 2004 volvi¨® a marcar un gol decisivo para la permanencia del Espanyol, en la ¨²ltima jornada, ante el Murcia y el curso pasado gan¨® la cuarta Copa del Rey en la historia del Espanyol y de nuevo dej¨® su sello con el gol que abri¨® el marcador ante el Zaragoza (4-1). A punto de disputar su tercera gran final -"cuando llegu¨¦ al Espanyol, hac¨ªa 60 a?os que no hab¨ªa ganado un t¨ªtulo"-, se encuentra tambi¨¦n a dos goles de batir otro r¨¦cord hist¨®rico: los 111 de Mara?¨®n, m¨¢ximo artillero en la historia del club.
"Es una cifra que simboliza lo que he dado por el Espanyol. Despu¨¦s de tantos a?os, soy inmune a las cr¨ªticas. Pero, si alguien quiere verlas, ah¨ª tiene las cifras", desaf¨ªa. Aclamado por la mayor¨ªa, en tiempos de crisis suele ser el blanco de las cr¨ªticas. As¨ª sucedi¨® por en¨¦sima vez esta misma temporada, cuando el equipo estaba en la zona del descenso y unas declaraciones de Luis Garc¨ªa sobre la preparaci¨®n f¨ªsica enrarecieron el ambiente en el vestuario.
"Independientemente de que juegue o no, soy el m¨¢s feliz del equipo cuando gana y el que est¨¢ m¨¢s fastidiado cuando pierde. Llevo aqu¨ª desde 1992. Soy socio y accionista. A aqu¨¦llos que me critican les invito a que vean mi trayectoria en el club", propone el delantero, de 29 a?os. Es clarividente cuando opina sobre la dif¨ªcil supervivencia del club a la sombra del poderoso Bar?a o sobre sus bandazos y dificultades para crecer, pero algo tiene muy claro: "Este club es mi vida, mi escuela. Aqu¨ª no s¨®lo he crecido como jugador, sino que tambi¨¦n lo he hecho como persona".
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