Ciudades de papel
Los alcaldes se distancian de unos programas llenos de promesas incumplidas
Si es 2007, Pontevedra cuenta con una circunvalaci¨®n, los vigueses no pagan el recibo de la basura y Santiago trata sus aguas en una nueva estaci¨®n depuradora. Son compromisos firmes, promesas electorales plasmadas negro sobre blanco en v¨ªsperas de las municipales de 2003. Algunas, como es el caso de la de Vigo, firmadas ante notario. Pero el recibo de la basura sigue llegando a los domicilios vigueses, el tr¨¢fico de Pontevedra no circunda nada y los desag¨¹es compostelanos conectan con el r¨ªo sin depurar. Y, en efecto, es 2007, otro a?o electoral, lleno de promesas que, cuatro a?os m¨¢s tarde, pocos podr¨¢n presumir de respetar.
El protagonismo de los programas electorales en estas v¨ªsperas del 27 de mayo contrasta con el olvido al que, salvo contadas excepciones, se someter¨¢n en cuanto se constituyan los nuevos ayuntamientos, de acuerdo con el m¨¢s elemental repaso a las propuestas program¨¢ticas de 2003. El caso de Vigo y la basura es uno de los incumplimientos m¨¢s llamativos. A pocos d¨ªas de las elecciones, la candidata Corina Porro, del PP, pas¨® por el notario para dar fe de una propuesta efectista: la eliminaci¨®n total del recibo de la basura. Cuando la lucha entre los socios socialistas y nacionalistas dej¨® la alcald¨ªa en sus manos, la nueva alcaldesa quiso cumplir su compromiso. Pero estaba en minor¨ªa, y a la oposici¨®n mayoritaria le result¨® aquello de la tasa de la basura una idea tirando a demag¨®gica. La uni¨®n de sus votos dej¨® a la regidora de Vigo sin su prometida exenci¨®n.
Corina Porro prometi¨® aprobar el plan general en seis meses y eliminar el recibo de la basura
Claro que los incumplimientos no son siempre tan involuntarios. El repaso retrospectivo a los programas de 2003 los convierte en papel mojado, con incumplimientos tan sonoros como planes de vivienda sin construir, autopistas sin asfalto o museos que nunca se llegar¨¢n a inaugurar. Poco importa que se trate de gobiernos en solitario o en coalici¨®n. Tampoco las omisiones son patrimonio de ning¨²n partido. Lo mismo da que se trate del alcalde socialista de Santiago, Jos¨¦ S¨¢nchez Bugallo; del nacionalista de Pontevedra, Miguel Anxo Fern¨¢ndez Lores, o de la viguesa Corina Porro, del PP. Las promesas cumplidas son minor¨ªa, hasta el punto de que los regidores municipales que optan a la reelecci¨®n presumen m¨¢s de gesti¨®n que de cumplir sus programas.
Dentro de la campa?a agresiva con la que intent¨® romper la mayor¨ªa de socialistas y nacionalistas, Porro se descolg¨® con un cat¨¢logo de promesas del que no queda rastro. Y para reforzar su compromiso, en cada cap¨ªtulo fij¨® una promesa para los seis primeros meses de gobierno. Visto con la perspectiva del tiempo, hoy resulta c¨®mico ver c¨®mo en 2003 el PP promet¨ªa aprobar el Plan General de Vigo en el primer semestre. Iba a ser un semestre dorado, con nuevo planeamiento, un gran complejo acu¨¢tico deportivo, un plan de choque para vivienda p¨²blica en alquiler, centros de d¨ªa para mayores, un consorcio tur¨ªstico o una ventanilla ¨²nica empresarial. Ni en seis meses, ni en todo el mandato.
Puede que el alcalde de Santiago no lo haya hecho mejor que la de Vigo -o s¨ª-, pero al menos prest¨® m¨¢s atenci¨®n al gui¨®n. Pese a tener que negociar su proyecto para coaligarse con el BNG, algunas de las propuestas program¨¢ticas se cumplieron, lo que tiene menos m¨¦rito si se tienen en cuenta las caracter¨ªsticas de su programa, en el que la literatura sobre lo realizado y la filosof¨ªa de lo que restaba por hacer prima sobre lo concreto. Pero Bugallo se comprometi¨® a revisar el Plan General, y lo hizo. Y a formular un Plan Estrat¨¦gico, y lo redact¨®. Tambi¨¦n desarroll¨® el Plan Director de Lavacolla, o el parque empresarial de Costa Vella, y ampli¨® el del Tambre. Cre¨® el Instituto de Promoci¨®n Econ¨®mica e Emprego y cumpli¨® su palabra de ampliar las peatonalizaciones. Y poco m¨¢s.
Por supuesto, la n¨®mina de incumplimientos en la capital gallega fue muy superior. El proyecto Compostela 2010, por ejemplo, se archiv¨® en el olvido. No hay alta velocidad con la meseta, ni con el Eje Atl¨¢ntico, ni estaci¨®n de alta velocidad e intermodal, ni tampoco de mercanc¨ªas. Del cat¨¢logo de autov¨ªas prometidas quedan proyectos y, como mucho, obras. No hay t¨²nel en la Avenida de Lugo, ni paso a nivel en la glorieta de Conxo. El parque empresarial de Lavacolla no existe, como tampoco la Oficina de Captaci¨®n de Inversiones. Quien no conozca Compostela debe saber que la Plaza de Abastos no se moderniz¨® y que el aparcamiento de Belv¨ªs no se construy¨®. La Gerencia Municipal de Urbanismo prometida tampoco lleg¨® a crearse.
Habr¨¢ quien piense que Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Lores es un gran alcalde y quien opine lo contrario. Lo que admite menos discusi¨®n es que su acci¨®n de gobierno, en coalici¨®n con los socialistas, se rige por objetivos bastante distintos de los que marcaba su programa electoral, un mamotreto de 160 p¨¢ginas para vender el mandato 2003-2007. Ser¨ªa injusto decir que lo incumpli¨®. El Aula Municipal de Teatro es una realidad. Tambi¨¦n existen planes de Igualdad de Oportunidades, de Drogodependencias y de Empleo Local. Y se cre¨® la pista de pirag¨¹ismo de Pontill¨®n. Pero la n¨®mina de incumplimientos es casi tan larga como el resto del programa. Una visita a Pasar¨®n sirve para comprobar que no hay nuevo estadio, y una vuelta en coche a la ciudad demuestra la cruda realidad de la red de circunvalaciones y conexiones prometida en 2003. La prueba funciona hasta con los ojos cerrados: para saber qu¨¦ ha sido del compromiso de eliminar Elnosa, basta con llenar los pulmones con el arom¨¢tico aire pontevedr¨¦s.
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