Antonio Gades, en las calles de La Habana
No s¨®lo las cenizas de Antonio Gades est¨¢n en Cuba. Desde el mes pasado, una estatua suya de bronce y de tama?o natural se apoya en una de las soberbias columnas de piedra del Palacio del Conde de Lombillo, en la plaza de la Catedral de La Habana, como sol¨ªa hacer el bailar¨ªn antes de adentrarse en el bar El Patio.
La estatua del escultor santiaguero Jos¨¦ Villa, que ha hecho similares de Ernest Hemingway, Benny Mor¨¦ y John Lennon, est¨¢n situadas en restaurantes y parques de Cuba. Pero la de Gades es especial: al morir, el bailar¨ªn dej¨® sus cenizas al jefe del Ej¨¦rcito cubano, su amigo Ra¨²l Castro, que dispuso que reposaran en Sierra Maestra, cuna de la revoluci¨®n que el siempre defendi¨®.
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