Enzo Traverso advierte contra la actual obsesi¨®n memorialista y la pol¨ªtica de conmemoraciones
El historiador subraya que una democracia no puede tener una memoria monol¨ªtica
La memoria hist¨®rica es un terreno complejo y la obsesi¨®n actual por ella se traduce en una pol¨ªtica institucional de conmemoraciones separadas de toda reflexi¨®n cr¨ªtica sobre el presente y que tienen a menudo, incluso, el espurio objetivo de legitimar r¨¦gimenes y pol¨ªticas. La advertencia es del historiador italiano instalado en Francia Enzo Traverso (Gavi, 1957), que ayer ofreci¨® una conferencia sobre memoria y pol¨ªtica en el Instituto Franc¨¦s de Barcelona, organizada por este centro, el KRTU y la Direcci¨®n General de Memoria Democr¨¢tica de la Generalitat.
Traverso subraya que una sociedad democr¨¢tica no puede tener una "memoria monol¨ªtica". La memoria en democracia no puede estar libre de conflictos. "Es inevitable, por ejemplo, que en Espa?a exista una memoria franquista, y tiene derecho a expresarse", dijo el historiador en un encuentro antes de su conferencia. "En democracia, la memoria de los mismos que la combatieron tiene derecho a expresarse".
Traverso se manifest¨® en contra de una "memoria hist¨®rica oficial", deplor¨® la "proliferaci¨®n de leyes de memoria", una "tendencia sin l¨ªmites" que puede conducir, dijo, a codificar el pasado de manera absurda, con una visi¨®n normativa, incompatible con la dial¨¦ctica democr¨¢tica de una sociedad en la que confluyen memorias diferentes. Al tiempo, critic¨® que bajo la idea de reconciliaci¨®n se pueda caer en la tentaci¨®n de una posici¨®n neutra o hip¨®crita -al respecto cit¨® el ejemplo del presidente Ciampi en Italia acudiendo a una conmemoraci¨®n de las v¨ªctimas del fascismo y luego alabando las virtudes de los ragazzi di Sal¨°.
Los Estados democr¨¢ticos, prosigui¨®, deben reconocer a sus v¨ªctimas, las que ellos mismos produjeron. "En Espa?a", se?al¨®, "hubo violencia del bando republicano y esa memoria tiene una legitimidad. Habr¨ªa que reconocer a esas v¨ªctimas, aunque de manera que eso no signifique una justificaci¨®n de la rebeli¨®n". Profesor de ciencias pol¨ªticas en la Universidad de Amiens, benjaminiano, autor de numerosos libros -entre ellos La historia desgarrada, ensayo sobre Auschwitz y los intelectuales (Herder, 2000), La violencia nazi, una genealog¨ªa europea (Fondo de Cultura Econ¨®mica, 2003) y Els usos del passat (Puv, 2006)-, y con una loable pasi¨®n por Celan, Traverso est¨¢ interesado en la memoria hist¨®rica. "La memoria no es abstracta, depende de muchos vectores, es interpretada, modificada o manipulada seg¨²n las exigencias y preocupaciones del presente".
Traverso explica que en el siglo XX, el siglo de la violencia, la figura que destaca es la de la v¨ªctima, el gran testigo. Eso ha creado "una visi¨®n unilateral y monol¨ªtica" cuando, sin embargo, "las v¨ªctimas, en esencia pasivas, no son los principales actores del siglo XX". La focalizaci¨®n casi obsesiva sobre ellas, advirti¨®, ha servido para una lectura pol¨ªtica apolog¨¦tica del orden dominante hoy. Cit¨® al respecto la parad¨®jica imagen de Dick Cheney y Silvio Berlusconi, en tiempos de Abu Ghraib y Guant¨¢namo, en la conmemoraci¨®n del aniversario de la liberaci¨®n de Auschwitz.
La focalizaci¨®n obsesiva en las v¨ªctimas, dijo, est¨¢ vinculada a la memoria del Holocausto, paradigma de las memorias que proliferan hoy. "Por supuesto, hay que conmemorar a las v¨ªctimas y reparar en lo posible las violencias del pasado, pero el ¨¦nfasis en ellas ha comportado que se deje de lado a otros actores del siglo XX, en particular a los vencidos: los deportados pol¨ªticos, los antifascistas que cayeron combatiendo, los que decidieron tomar las armas y que ahora han sido olvidados y hasta criminalizados como una faceta del totalitarismo comunista".
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