Rumania abre la caja de los truenos de la era Ceausescu
El Gobierno llevar¨¢ ante la justicia a 200 antiguos guardias de prisiones
Traian Popescu fue torturado por las fuerzas de la Securitate, los temidos servicios secretos de la Rumania comunista, para obligarle a golpear a sus propios compa?eros de celda. Fue en la localidad de Pitesti, en una de las terror¨ªficas prisiones de la dictadura que dirigi¨® el mayor pa¨ªs de los Balcanes hasta 1989. "Nos volv¨ªan locos, nos destru¨ªan f¨ªsica y psicol¨®gicamente", recuerda Popescu, que ahora tiene 84 a?os (aparenta menos, y eso que se pas¨® 16 a?os internado) y vive en Bucarest. ?l aguant¨® la presi¨®n y las palizas. No accedi¨® a torturar a nadie (otros s¨ª). Pero los malos tratos que sufri¨® le han dejado est¨¦ril y con cicatrices en el cuerpo y "en la memoria". Como ¨¦l, cientos de miles de presos pol¨ªticos fueron encarcelados por el r¨¦gimen de Nicolae Ceausescu. Ninguno de los responsables de aquellas atrocidades ha ido a prisi¨®n. Ahora, el Gobierno se prepara para llevar ante la justicia a 200 guardias de las c¨¢rceles y campos de trabajo de la dictadura.
El silencio sobre el pasado en Rumania ha sido total hasta que el actual Gobierno, elegido a final de 2004, se ha atrevido a romperlo. Este paso adelante es una de las causas que se esconden detr¨¢s de la crisis pol¨ªtica que atraviesa el pa¨ªs. Rumania (23 millones de habitantes y, de ellos, entre 500.000 y 800.000 en Espa?a) se enfrenta este s¨¢bado a una votaci¨®n clave. Los ciudadanos tendr¨¢n que decidir en refer¨¦ndum si confirman la destituci¨®n del presidente, Traian Basescu, un reformador centrista que en 2004 gan¨® a los ex comunistas. Basescu, el pol¨ªtico m¨¢s popular del pa¨ªs, fue suspendido del cargo temporalmente el 19 de abril por una amplia coalici¨®n parlamentaria, formada por la oposici¨®n (socialdem¨®crata) y partidos del propio Gobierno (liberales) que formaban alianza con el presidente y han decidido abandonarle, bajo acusaciones de abuso de poder que el Tribunal Constitucional no ha corroborado.
"La corrupci¨®n es el principal motivo de la disputa, pero la determinaci¨®n de Basescu para sacar a la luz las barbaridades del comunismo y condenarlo [lo hizo en el Parlamento en diciembre y fue abucheado] ha asustado y enfadado a muchos diputados y senadores", afirma la doctora Camelia Doru, directora de la Fundaci¨®n Icar, que proporciona atenci¨®n m¨¦dica y psicol¨®gica a los presos pol¨ªticos. Existe una relaci¨®n directa entre comunismo y corrupci¨®n. Detr¨¢s de todos los esc¨¢ndalos hay un ex polic¨ªa secreto o un alto cargo de la Nomenklatura que han sabido sacar tajada de la informaci¨®n confidencial y contactos que consigui¨® la Securitate a base de torturar, espiar y asesinar.
La campa?a emprendida por el Gobierno se articula en torno a un proyecto de ley para incrementar las pensiones de las v¨ªctimas y anular las sentencias de la dictadura (en tramitaci¨®n parlamentaria); una ley que ha permitido abrir los archivos secretos de la Securitate, y un proyecto de ley de lustraci¨®n (como las puestas en marcha en muchos otros pa¨ªses ex sovi¨¦ticos, como en Polonia en 1997) para que los que ocupen altos cargos p¨²blicos (pol¨ªticos y jueces, sobre todo) tengan que dar cuentas de su posible pasado comunista. Esta ¨²ltima es una de las m¨¢s pol¨¦micas y est¨¢ bloqueada en el Parlamento.
"No interesa sacarla adelante, porque afectar¨ªa a muchos pol¨ªticos, y de todos los partidos", explica Stejarel Olaru, director del Instituto para la Investigaci¨®n de los Cr¨ªmenes Comunistas en Rumania, creado en 2005 por el Gobierno para reunir pruebas contra los que violaron los derechos fundamentales antes de la sangrienta revoluci¨®n que en 1989 acab¨® con el r¨¦gimen del dictador Ceausescu.
Reclutar ni?os
La semana pr¨®xima, este instituto, que el a?o pasado denunci¨® a 15 ex oficiales de la Securitate por reclutar a ni?os como informantes, tiene previsto anunciar 200 denuncias penales contra guardias de las c¨¢rceles y campos de trabajo forzosos, donde el r¨¦gimen maltrat¨® a cientos de presos pol¨ªticos hasta 1964, y despu¨¦s de forma m¨¢s disimulada. Se les acusa de cr¨ªmenes contra la paz y la humanidad.
"Hasta 2004 no hubo voluntad pol¨ªtica de hablar de la dictadura, de lo que pas¨® realmente, pero todo cambi¨® a partir de entonces; es un trabajo que hay que hacer", se?ala Olaru, asesor del primer ministro rumano, Calin Tariceanu (liberal), que pide el voto para destituir al presidente. "En la revisi¨®n del pasado comunista los dos est¨¢n de acuerdo; afecta a todos los partidos".
Torturados y torturadores
Golpes, descargas el¨¦ctricas, ejecuciones, inmovilizaci¨®n en posturas inc¨®modas, comida insuficiente, abusos sexuales..., la lista de formas de tortura que empleaban los oficiales de la Securitate es larga. Pero quiz¨¢s el episodio m¨¢s macabro se produjo en la c¨¢rcel de Pitesti, donde se puso en marcha en los a?os cincuenta el experimento Pitesti, que consist¨ªa en reeducar a los enemigos del comunismo a base de torturarlos para que torturaran a sus compa?eros.
"Era muy joven, ten¨ªa 20 a?os, y fue muy dif¨ªcil; s¨®lo nos daban cereales con gusanos para comer", recuerda Lazar Stelian, de 75 a?os, que acab¨® en uno de los 72 campos de trabajos forzosos que instal¨® la dictadura por crear una asociaci¨®n anticomunista. "Pens¨¢bamos que vendr¨ªan los americanos a liberarnos, pero no vinieron", se lamenta. En realidad, entre 1945 y 1989 el pa¨ªs fue un gran campo de concentraci¨®n (adem¨¢s de los campos de trabajo, se registraron en esos a?os 61 locales de interrogatorio, 44 c¨¢rceles, 63 centros de deportaci¨®n).
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