Salud y dinero
Cruzad los dedos para que hoy no se os inflame el ap¨¦ndice ni infecte la ves¨ªcula, porque este es el d¨ªa en que los capitanes de los hospitales p¨²blicos valencianos podr¨ªan no estar en sus puestos de trabajo sino en el Oceanogr¨¤fic, en un acto de homenaje a s¨ª mismos y mismas.
Es la ¨²ltima iniciativa brotada de la chistera de este talento poli¨¦drico que siempre fue el conseller Blasco: citar a subdirectores, jefes de servicio y secci¨®n, y hasta de ¨¢reas de salud, para "agradecerles" su labor durante la legislatura. Es una inc¨®gnita cu¨¢ntas adhesiones va a obtener la convocatoria, pero en honor de la profesi¨®n (o del estamento) dir¨¦ que he o¨ªdo comentar a m¨¢s de uno que habr¨ªan preferido una caja de bombones o una botella de cava para destapar el 27 si cambiaran las cosas.
Las gracias hay muchas maneras de darlas, y una de ellas es dejar a la gente que trabaje en paz. Quienes nos hallamos en plena traves¨ªa de una experiencia hospitalaria sabemos que las bondades de nuestro sistema p¨²blico de salud consisten no tanto en no tener defectos (que los tiene) sino en que es uno de los pilares fundamentales no sabr¨ªa si decir que del Estado del Bienestar o del Estado de Justicia Social.
O sea, una conquista que hay que defender con u?as y dientes. Llevamos una semana de periplo interno por el Hospital de Sant Joan: Urgencias, sala, quir¨®fano, UCI, sala... tras cumplir los proleg¨®menos de consultas domiciliarias, ambulancia... Y puedo dar fe de que ante la enfermedad, nunca, nadie, ha tomado en consideraci¨®n edad, raza ni procedencia; no se nos ha exigido tarjeta de cr¨¦dito ni avales bancarios; no saben cu¨¢nto tenemos o debemos, a qui¨¦n votamos o si rezamos a alguien. Salvo alguna excepci¨®n todo el mundo ha actuado como deb¨ªa actuar: con eficiencia, buen talante y considerables dosis de humanidad. Cualquiera que haya vivido situaciones de preocupaci¨®n y dolor similares sabr¨¢ a qu¨¦ me refiero, y tambi¨¦n que comprobar que se hace "todo lo posible" reconforta y anima bastante m¨¢s que las promesas de los pol¨ªticos.
Por eso, por la consideraci¨®n que tengo de la protecci¨®n sanitaria en todos los escalones como patrimonio, derecho, pero a la postre privilegio de esta min¨²scula parte de la Humanidad (y ojal¨¢ lo fuera para toda ella) creo que hay motivos para echarse a temblar cada vez que se habla de privatizaciones. Mala cosa cuando entran a saco el Banco Mundial y la Organizaci¨®n Mundial del Comercio considerando que los servicios sanitarios son parte del sector terciario de la econom¨ªa, que est¨¢ sustituyendo a la industria manufacturera como fuente principal de beneficios. Eso significa que podr¨ªamos acabar en un sistema de co-pagos, de selecci¨®n de los pacientes m¨¢s rentables, de disminuci¨®n del gasto por encima de otras consideraciones, de est¨ªmulos econ¨®micos a quien recete menos, solicite menos pruebas diagn¨®sticas o interconsultas... y la competencia se podr¨¢ establecer no sobre la calidad, sino sobre las comodidades o el marketing. As¨ª es el neoliberalismo en sanidad: escasos riesgos para las empresas adjudicatarias asegur¨¢ndose beneficios r¨¢pidos, lo que quiere decir que hay que trasladar a los centros p¨²blicos los casos m¨¢s costosos. En cuanto a la pol¨ªtica de personal (de quien tanto depende la calidad asistencial), hay evidencias de que ni en n¨²mero ni en estabilidad y permanencia puede la privada competir con la p¨²blica.
El martes, la "sentencia del siglo" ratificaba lo que hace a?os empez¨® a destaparse a ra¨ªz del caso Maeso, ejemplo paradigm¨¢tico de parasitismo y mercantilizaci¨®n adem¨¢s de falta de control. Empezando por la enormidad de las listas de espera que "necesitaron" un plan de choque, pasando por la ilegalidad de un jefe de servicio que entra cuando le viene en gana y sale en pos de m¨¢s y m¨¢s y m¨¢s dinero... y acabando en todos aquellos y aquellas que permit¨ªan, sab¨ªan o "sospechaban" pero prefirieron mirar para otro lado (espero que al menos no duerman tranquilos).
Como si estuvi¨¦ramos en elecciones, la Generalitat asegura las merecidas indemnizaciones pero no despide a aquellos c¨®mplices no juzgados. Adivinen qui¨¦n las va a pagar, sabido que no ser¨¢ el gestor ineficiente ni Bernie Ecclestone...
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