Los viajeros
Me llega una buena noticia: "Las becas universitarias servir¨¢n para cursar la carrera en cuarenta y seis pa¨ªses". Esto es Europa, seg¨²n la cr¨®nica de Juan A. Auni¨®n para este peri¨®dico, desde Londres, donde se re¨²nen los ministros de Educaci¨®n de cuarenta y seis naciones, entre ellos la espa?ola Mercedes Cabrera. El Espacio Europeo Universitario ampl¨ªa nuestro mundo. Lo transforma. Las nuevas becas son bastante m¨¢s que las benditas Becas Erasmus, cortas en tiempo y en dinero y en extensi¨®n geogr¨¢fica, pues s¨®lo alcanzan a los veintisiete miembros de la UE, y durante un solo curso. Las nuevas becas cubrir¨¢n toda la carrera, los gastos de matr¨ªcula y de supervivencia.
Yo miro estas cosas desde Andaluc¨ªa, un lugar ensimismado mucho tiempo. Ha habido una especie de aislamiento andaluz, una expulsi¨®n del mundo, dir¨ªa yo. Hemos estado separados del resto del universo, y separados entre pueblo y pueblo, y entre ciudad y ciudad, y entre provincia y provincia. Los caminos eran terribles, y todav¨ªa, despu¨¦s de mutaciones prodigiosas, resulta m¨¢s complicado llegar desde M¨¢laga a C¨¢diz que desde M¨¢laga a Roma. Se nos ha querido inculcar una mentalidad localista, amorosamente cultivada por los m¨¢s poderosos, que justificaba el arrinconamiento masivo de una poblaci¨®n irredenta. Se nos ha querido convencer de que nuestra cultura aut¨®ctona, nuestras se?as de identidad, eran precisamente todas las limitaciones que nos impon¨ªa la explotaci¨®n econ¨®mica, pol¨ªtica e ideol¨®gica. Nuestras limitaciones eran nuestra virtud.
Hab¨ªa que tener horror a lo extra?o, salvo para, representando el papel de pobres ind¨ªgenas pintorescos, sacarles dinero a los forasteros. Y exist¨ªa un cintur¨®n sanitario, una especial prevenci¨®n policial, contra los andaluces que volv¨ªan del extranjero despu¨¦s de haberse atrevido a emigrar. Los emigrantes eran los m¨¢s valientes del pa¨ªs. Volv¨ªan de la Europa con partidos y sindicatos, y se convert¨ªan en l¨ªderes de partidos clandestinos. En la Granada universitaria de los primeros a?os setenta, hab¨ªan sido emigrantes los comunistas que dirig¨ªan la lucha por la democracia, trabajadores en Francia, en Alemania o en B¨¦lgica. No es por europe¨ªsmo por lo que me parece buena la noticia de las becas europeas. Es por amor local, por deseos de revitalizar nuestro mundo m¨¢s pr¨®ximo.
Estas becas les ayudar¨¢n a los estudiantes a recordar el pasado com¨²n. Es, seg¨²n George Steiner, lo propio de Europa: recordar. Europa es el lugar de la memoria. Los europeos compartimos un pasado, la doble herencia de Atenas y Jerusal¨¦n, pasada por Roma. Y no es que la memoria europea sea demasiado agradable. No est¨¢ hecha ¨²nicamente de artes y ciencias y filosof¨ªa. Europa no se salva, como dice Steiner (La idea de Europa, Siruela, 2005, trad. de Mar¨ªa Condor), de la humana "inclinaci¨®n a la matanza, a la superstici¨®n... al egotismo carn¨ªvoro". Perder la memoria es no saber que "los odios ¨¦tnicos, los nacionalismos chovinistas, las reivindicaciones regionalistas han sido la pesadilla de Europa".
Me entero de que habr¨¢ becas europeas para 2010, y mi mundo se ampl¨ªa. Veo estas cosas como un motivo de esperanza, aunque tambi¨¦n advierta c¨®mo, al mismo tiempo, el mundo se achica. Los europeos siempre han sido viajeros. Descubr¨ªan continentes. Steiner cita a Herodoto: "Enviamos nuestros barcos con gran peligro para las vidas y grandes gastos a ?frica para preguntar: ?Qui¨¦nes sois? ?C¨®mo son vuestras leyes? ?C¨®mo es vuestra lengua? Ellos nunca enviaron un barco a preguntarnos a nosotros". Los estudiantes andaluces no saldr¨¢n de Europa y es probable que aprendan m¨¢s ingl¨¦s que lenguas de sus nuevos pa¨ªses de residencia. Corren, adem¨¢s, el peligro de ensimismarse en el propio ordenador, en el gran Internet. El angloamericano va conquistando la categor¨ªa de lengua universal, pero los nuevos angloparlantes probablemente ni siquiera lleguen a dominar el ingl¨¦s, y se queden m¨¢s cerca de lo que ahora se conoce por globish.
El inventor del globish, en Francia, hace un par de a?os, uni¨® dos palabras, global y English. Jean-Paul N¨¨rriere propuso en Don't speak English, parlez Globish las 1.500 palabras inglesas que bastan para sobrevivir.
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