El primer ejecutivo, en la picota
Klaus Kleinfeld es un ejecutivo moderno que dirigi¨® Siemens en Estados Unidos. De origen proletario, su padre trabaj¨® en el puerto de Bremen, donde Kleinfeld se cri¨® en un barrio obrero. Su aspecto ani?ado enga?a porque es capaz de despedir sin miramientos para conseguir mayor rentabilidad. Entre sus dudosas haza?as se encuentra la de tratar de aumentarse un 30% su sueldo de m¨¢s de tres millones de euros anuales poco despu¨¦s de haber dejado en la calle a los trabajadores de BenQ, afectados por la quiebra de la empresa taiwanesa que compr¨® a Siemens parte del negocio de los m¨®viles.
Pero si su historial est¨¢ moteado de ejemplos como ¨¦ste, sus recientes decisiones tampoco tienen desperdicio. Tras su renuncia a seguir en la empresa, Kleinfeld se apresur¨® a hacer caja y vendi¨® sus opciones sobre acciones por unos tres millones de euros.
En la anunciada salida de Kleinfeld han pesado las informaciones acerca del esc¨¢ndalo de sobornos, que no le han dejado ni un momento de tranquilidad en los ¨²ltimos meses. La operativa delictiva no ten¨ªa grandes complicaciones. Para los sobornos en Siemens se utilizaban comunicaciones en clave: la palabra "hacer beneficio", por ejemplo, daba v¨ªa libre a la operaci¨®n. Las cifras se enmascaraban tras unas letras que correspond¨ªan a n¨²meros para indicar el porcentaje aceptado para la mordida de turno. Las fabulosas sumas que han salido a la luz viajaban desde la central a bancos en el extranjero y desde all¨ª se realizaban los pagos.
En su descripci¨®n sobre las operaciones, la fiscal¨ªa alemana ha sido contundente. "Semejante conglomerado de cuentas hasta ahora lo hab¨ªamos relacionado con el narcotr¨¢fico, el tr¨¢fico de armas y la criminalidad organizada, pero nunca con Siemens, SA". Un alud de palabras que han acabado por enterrar la reputaci¨®n de ejecutivos como Kleinfeld.
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