La corrupci¨®n arroja a Siemens al precipicio
La multinacional busca hoy un nuevo presidente ejecutivo para renovar una cultura empresarial podrida por a?os de sobornos
El consejo de vigilancia de la multinacional alemana Siemens est¨¢ convocado este mediod¨ªa de domingo en M¨²nich para tratar de encontrar un nuevo presidente ejecutivo. Del futuro jefe se espera que saque al consorcio de la crisis provocada por la pr¨¢ctica sistem¨¢tica de sobornos y por la financiaci¨®n de un sindicato amarillo para contrarrestar la influencia de IG Metall, la gran central alemana.
Entre el 19 y 25 del pasado abril Siemens perdi¨® las dos cabezas dirigentes de la multinacional: el presidente del consejo de vigilancia Heinrich von Pierer, de 66 a?os, y su delf¨ªn al frente de la empresa, Klaus Kleinfeld, de 49 a?os. Ambas ca¨ªdas se producen como consecuencia de la ci¨¦naga de corrupci¨®n en que se movi¨® Siemens durante varios a?os para obtener contratos con cuentas secretas en para¨ªsos fiscales y bancos de Austria, Suiza y Liechtenstein.
A partir de una denuncia an¨®nima, la fiscal¨ªa investiga sobornos por importe de 200 millones
El presidente del consejo era considerado modelo de empresario, y a¨²n es asesor de Merkel
La fiscal¨ªa alemana investiga la implicaci¨®n de los ejecutivos de Siemens en sobornos por un montante de 200 millones de euros. En los pr¨®ximos meses varios de estos ejecutivos tendr¨¢n que desfilar por los juzgados para responder de delitos como sobornos, estafa, desfalco y similares. Las investigaciones de la empresa elevan esa suma a 420 millones, y una auditor¨ªa de una firma estadounidense hasta los mil millones. A esa cantidad podr¨ªa llegar tambi¨¦n la sanci¨®n de la oficina de control del mercado de valores de EE UU, la SEC, que ha abierto un procedimiento formal contra Siemens, que cotiza en la Bolsa de Nueva York.
Cuando un enfermo en Alemania tiene que someterse a una tomograf¨ªa, lo ¨²ltimo que ve antes de que lo introduzcan en el tubo es la palabra Siemens en el aparato. Si un viajero sube a un tren de alta velocidad, la locomotora ser¨¢ de Siemens. El ama de casa que cambia una bombilla fundida casi con seguridad usar¨¢ una Osram, una filial de Siemens. No hay apenas un sector que el grupo no cubra: telecomunicaciones, transporte, electrodom¨¦sticos, ordenadores, medicina, energ¨ªa e incluso armas.
El 12 de octubre de 1847, hace 160 a?os, Werner von Siemens fund¨® en Berl¨ªn un peque?o taller que pronto se convirti¨® en una firma puntera. Hasta 1981, siempre alg¨²n miembro de la familia Siemens presidi¨® el consejo de vigilancia. Todav¨ªa hoy la saga ocupa uno de esos sillones y controla el 6% del capital. Unos 900.000 accionistas se reparten el 94% restante. Siemens est¨¢ establecida en 190 pa¨ªses, con 475.000 trabajadores. Factur¨® 87.325 millones de euros en 2006, y gan¨® 3.033 millones.
Este imperio industrial sufri¨® un duro golpe el pasado 15 de noviembre. A partir de una denuncia an¨®nima, 200 funcionarios de la fiscal¨ªa de M¨²nich iniciaron registros en 30 sedes de Siemens, domicilios de altos ejecutivos incluidos, en busca de pruebas de desfalcos. Casi un mes despu¨¦s qued¨® detenido el ex jefe de la divisi¨®n de comunicaci¨®n, Thomas Ganswindt, tras descubrirse la existencia de cajas negras con grandes sumas de dinero destinadas a sobornos.
El objetivo de los sobornos era conseguir contratos en varios pa¨ªses. Uno de estos casos acaba de ser ventilado en la audiencia provincial de Darmstadt, que ha condenado a Andreas Kley, de 63 a?os, ex jefe financiero de Siemens, a dos a?os en libertad condicional por soborno y desfalco. A otro ejecutivo, Horst Vigener, de 73 a?os, lo condenaron a nueve meses por complicidad. Vigener confes¨® haber sobornado a dos directivos de la el¨¦ctrica italiana Enel con seis millones de euros para conseguir la adjudicaci¨®n de la venta de 12 turbinas. Kley reconoci¨® los sobornos, pero declar¨® que actu¨® por su cuenta, sin el conocimiento de la direcci¨®n de Siemens. Tal vez por eso el grupo endulz¨® su salida con una indemnizaci¨®n de 1,7 millones de euros. El juez critic¨® con indignaci¨®n que un delincuente reciba semejante premio.
Como las desgracias nunca vienen solas, el 24 de enero la UE impuso a Siemens la mayor multa que recuerdan los anales: 420 millones euros por pactar precios con otras 10 multinacionales. Pocos d¨ªas despu¨¦s, el 14 de febrero, un nuevo golpe. La fiscal¨ªa detuvo al asesor de la empresa Wilhelm Schelsky bajo la sospecha de haber recibido durante a?os 34 millones de euros sin una contraprestaci¨®n palpable. Schelsky hab¨ªa sido representante sindical en Siemens hasta que se independiz¨®. Llevaba una vida de multimillonario y fund¨® un sindicato llamado Comunidad de Trabajo de Empleados Independientes. Se trata de un sindicato amarillo que apoya las decisiones de la patronal y se opone a IG Metall. El encargado de los pagos a Schelsky era Johannes Feldmeyer, miembro de la c¨²pula de la multinacional y cuyo nombre se baraj¨® para presidirla. Felmeyer dio con sus huesos en la c¨¢rcel y s¨®lo pudo abandonarla tras pagar una fianza de cinco millones.
La marea creciente de descubrimientos no pod¨ªa tardar en alcanzar a las m¨¢s altas esferas. El presidente del consejo de vigilancia, Von Pierer, se escudaba en la t¨¢ctica de los tres monos: ni vi, ni o¨ª, ni dije nada. Von Pierer estaba considerado un modelo de empresario. Miembro de la Democracia Socialcristiana (CSU) de Baviera, asesor¨® a tres cancilleres, los democristianos Helmut Kohl y Angela Merkel y el socialdem¨®crata Gerhard Schr?der. La situaci¨®n se hizo insostenible y el 19 de abril Von Pierer dimiti¨®, aunque sin reconocer ninguna culpa. Merkel le mantiene como asesor de innovaci¨®n.
Ante el acoso de la SEC, el consejo inici¨® el desmantelamiento del equipo ejecutivo. En los peri¨®dicos empezaron a aparecer nombres como posibles sucesores de Klaus Kleinfeld
cuyo contrato expiraba el 30 de septiembre. La situaci¨®n se hizo insostenible, pese a que Kleinfeld, en un intento desesperado para mantenerse, public¨® los excelentes resultados de Siemens en su ¨²ltimo trimestre. No sirvi¨® de nada. Ante el creciente desprestigio, Kleinfeld opt¨® por renunciar a renovar su contrato y declar¨® que est¨¢ dispuesto a dejar el cargo en cuanto haya sucesor.
La no renovaci¨®n del contrato de Kleinfeld es una concesi¨®n a la SEC, un intento de evitar un sanci¨®n millonaria. El futuro jefe de Siemens se enfrenta a una tarea cicl¨®pea. No bastar¨¢ con gestionar el gigante: tendr¨¢ que renovar toda la cultura empresarial, podrida por a?os de pr¨¢cticas criminales.
![De izquierda a derecha, el presidente ejecutivo de Siemens, Klaus Kleinfeld, y el ya ex presidente del consejo de vigilancia, Heinrich von Piere.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/DWY37XIBA5KQZ7H3ZA2FNW4Z34.jpg?auth=117e5a3dc6285c3705df41d11e26cb43fdbfc423f10ffffba0aa0cc9240b8cdc&width=414)
![Protesta del sindicato IG Metall.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/L4VK4VAYFIJWIIYQ3RG55DKTOA.jpg?auth=cad3f58005ea8328800469be8155d90462245ce11050fa99311a88be4ca7167b&width=414)
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