?Reconquistar Vigo?
Esa oficina de la Xunta asaltada y reventada, los muebles rotos, los documentos sustra¨ªdos y arrojados..., ese destrozo es Vigo. No vale de nada negarlo, pero tambi¨¦n es Vigo el resto del a?o, todas las horas y ocasiones en que esos mismos hombres que hoy alteran el orden que rige las jornadas trabajan duro y construyen barcos, construyen el mismo mundo, los mismos d¨ªas que ahora alteran. Tambi¨¦n es Vigo sus reivindicaciones, que son justas.
Nuestro Vigo es una ciudad tan en¨¦rgica que no consigue sujetarse. Siempre viv¨ªsima, en¨¦rgica y creativa. Autodestructiva tambi¨¦n. Espl¨¦ndida y tremenda. Su fiesta local, no pod¨ªa ser menos, es guerrera: la Reconquista. Unos conquistan la ciudad, luego vienen otros, conducidos por Cachamu¨ª?a, y la reconquistan. Teniendo en cuenta que la izquierda gana en Vigo tradicionalmente, que gan¨® las pasadas elecciones locales y sin embargo ahora gobierna la derecha, tal parecer¨ªa que Corina Porro es la capitana de los invasores franceses y o bien Abel Caballero o bien Santiago Dom¨ªnguez ser¨ªan Cachamu¨ª?a que vuelven para reconquistar lo que es suyo. Pero eso no es as¨ª.
Fueron el PSdeG y el BNG quienes habiendo recibido toda la confianza para gobernar fueron incapaces de hacerlo y le entregaron esa responsabilidad al PP, que acept¨® con natural alegr¨ªa ese encargo y lo desempe?¨®. Si lo hizo mejor o peor ya los electores dir¨¢n, pero lo hizo. Lo que los electores van a decir tambi¨¦n es si perdonan o no al PSdeG y al BNG, que fueron tan incapaces. Demostraron irresponsabilidad ambos, aunque tenga m¨¢s culpa quien m¨¢s poder tuvo, pero defraudaron la confianza que hab¨ªan pedido y que les fue entregada por la ciudadan¨ªa. Su gobierno de coalici¨®n fue un fraude a la ciudad. Ese fracaso de la cogobernaci¨®n en Vigo plane¨® sobre la pasada campa?a de las auton¨®micas, y fue el argumento que estuvo a punto de frustrar un cambio pol¨ªtico que era imprescindible para este pa¨ªs. Ahora est¨¢ de nuevo aqu¨ª, sobrevolando como una sombra hosca y sorda.
La importancia de Vigo, su verdadera centralidad en estas elecciones, se debe a que es la mayor ciudad gallega y la llave para una diputaci¨®n, pero sobre todo porque si el PP consigue retener su alcald¨ªa ser¨¢ una verdadera victoria pol¨ªtica, pues demostrar¨¢ que la ciudadan¨ªa de esa ciudad juzga que cumple mejor su responsabilidad el PP que una alianza mal avenida, que un gobierno de coalici¨®n sin responsabilidad.
Y estamos viendo una campa?a en la que asoman cada d¨ªa m¨¢s muestras de feas y p¨²blicas desavenencias entre los dos socios del gobierno de la Xunta. No resulta tranquilizador para la sociedad que antes de nada demanda estabilidad. Si ese desencuentro no se detiene e invierte las municipales puede indicar que el Gobierno bipartito de esos dos socios no es una f¨®rmula aceptada por esta sociedad. La tendencia ser¨¢ entonces a reforzar el bipartidismo e incluso, como consecuencia de lo anterior, a darle oportunidad al PP de volver a gobernar en solitario. El bipartidismo aqu¨ª afectar¨ªa a la expresi¨®n que tiene el nacionalismo gallego en la actualidad, el BNG, y ser¨ªa una derrota pol¨ªtica de Galicia como nacionalidad, pero la recuperaci¨®n del poder por el PP tendr¨ªa su l¨®gica. Aunque ser¨ªa un escenario bien triste para los sectores sociales que lucharon por un cambio que esta sociedad necesitaba.
Lo sucedido en Vigo, lo que sucede y lo que vaya a suceder en las elecciones son fuente de ense?anzas. La fundamental es que hay que ser autocr¨ªticos, reconocer los errores, y en Vigo los hubo tan graves que alguien deber¨ªa decirle a la ciudad que ha aprendido la lecci¨®n. Si la izquierda quiere recuperar el gobierno de Vigo necesita humildad, mucha. Si se piensa que la ciudad es necesariamente de izquierdas y que, por tanto, va a caer del ¨¢rbol como fruta madura, que la ciudadan¨ªa no tiene otra opci¨®n electoral entonces no se ganar¨¢ el respeto y la confianza del electorado. Vigo pide un cambio de actitud a las dos fuerzas de la izquierda para ganarse la confianza que perdieron. Hay ciudades de se?oritos donde la chuler¨ªa es admirada servilmente, pero Vigo es una ciudad de trabajadores libre. Hace falta bajarse del alaz¨¢n de las soberbias y cabalgar a lomos de la mula de la humildad, porque en democracia cada uno tiene lo que se merece y la confianza hay que gan¨¢rsela.
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