Agua de mayo sobre Espl¨¢
La plaza de toros de Las Ventas se quedar¨ªa sin un trozo de su historia de no haber existido la figura de Luis Francisco Espl¨¢. Un torero pol¨¦mico y un banderillero indiscutible y de un¨¢nime reconocimiento. Dejemos el tema incuestionable de los rehiletes y vayamos al resto: Espl¨¢ fue pol¨¦mico porque se revisti¨® de antig¨¹edad en una ¨¦poca en que el toreo y el toro eran ya otra cosa. Resucit¨® suertes, ademanes y gestos, jug¨® los pies donde ya se jugaba casi exclusivamente con las manos, no perdi¨® ojo a elemento alguno de la lidia, se las hubo y se las sigue habiendo con encastes fieros y bruscos, de los que imponen respeto; recuper¨®, hasta en el vestir, est¨¦ticas a?ejas renovadas con su impronta personal. Todo ello cre¨® encendidos entusiasmos en cierta afici¨®n que no se resignaba al cariz relativamente melifluo que tomaban los toros y el maestro Joaqu¨ªn Vidal, ex¨¦geta de aquel arte en desaparici¨®n, se entusiasm¨® con esta actitud. Vidal sin Espl¨¢ hubiera estado hu¨¦rfano y Espl¨¢ sin Vidal no hubiera sido Espl¨¢.
Guardiola / Espl¨¢, Torres, Justo
Toros de Herederos de Salvador Guardiola Fantoni. Luis Francisco Espl¨¢. Torres Jerez. ?lvaro Justo. Plaza de Las Ventas, 20 de mayo. 11? corrida de abono. Lleno. Se suspendi¨® por la lluvia. Queda trasladada al 4 de junio.
Sin embargo, otra parte de la afici¨®n -y de cuantos componen esta fiesta- ya hab¨ªa aceptado los cambios que conformaban su actualidad: el toro m¨¢s dulce y lento, la embestida m¨¢s fija, el toreo sobre las manos hasta la pr¨¢ctica desaparici¨®n de los pies, la muleta fagocitando el resto de los tercios, la cadencia y el temple desacelerado hasta la quietud... La lidia ordenada y a ley poco importaba para toros que, en alto n¨²mero, apenas la requer¨ªan. "Todo toro tiene su lidia". En fin; muchos no la tienen, y en los tiempos de que hablamos, menos. As¨ª que este sector vio en el alicantino un torero imposible, un rebelde inadaptado a tiempos, quiz¨¢ a?orados, pero esfumados. Un sustituto, no siempre justificable, del nuevo toreo fundamental. La emoci¨®n de Espl¨¢ -exceptuando en los toros "de antes"- estaba m¨¢s en la memoria del toreo que en su toreo en s¨ª. Banderillas aparte. ?sta era la pol¨¦mica.
Han pasado los a?os, Espl¨¢ sigue sin rehuir ganados duros, la edad y la sabidur¨ªa han templado sus enga?os y han sujetado sus pies, pero no ha olvidado su sue?o lidiador. Se ha ido acrisolando lo mejor de ¨¦l. Como en los ochenta hubo toreros con 50 a?os que bordaron el toreo -a¨²n recordamos a Espl¨¢ entregando emocionado una muleta a Manolo V¨¢zquez que hab¨ªa quedado sobre el lomo del morlaco-, ahora el maestro mediterr¨¢neo toma el testigo y dicta sus lecciones. Madrid sin ¨¦l, como ocurriera con recientes retiros insustituibles, no ser¨ªa Madrid. Por eso, cuando en su medio siglo y su treintena de alternativa le esper¨¢bamos ayer, bajo la lluvia, hacer el paseo, desde la localidad contigua a la de quien lo celebrara en tantas cr¨®nicas, no pod¨ªamos evitar un punto de emoci¨®n. Y pens¨¢bamos antes de verlo: ?Qu¨¦ cara de torero se le ha puesto a Espl¨¢!
Negros nubarrones se ce?¨ªan con peligro sobre el coso vente?o, equivocando la luz e inquietando al p¨²blico. Un cuarto de hora antes del clar¨ªn ya estaban encendidos los focos, y las miradas se concentraban en el port¨®n cerrado bajo un aire nocturno, invernal, inevitable: dieron las siete y arreci¨® el tif¨®n, los paraguas gritaban de dolor y los campos de agradecimiento. Agua de mayo. El pelo en los tendidos nos crec¨ªa de forma inveros¨ªmil. Mientras la gente se precipitaba hacia los vomitorios como los b¨¢rbaros, en oleadas sucesivas, los altavoces anunciaron un aplazamiento de 10 minutos.
El ruedo, cubierto hasta el comienzo y con un buen drenaje, a¨²n no acusaba aspecto de laguna. Los tendidos, ya de piedra resbalosa y gris, se hallaban sembrados de paraguas dispersos y diseminados de habitantes venidos de Star Wars, divididos por chubasqueros amarillos, azules y verdes. El presidente habl¨® con los diestros. Espl¨¢, el m¨¢s veterano, opin¨® que torear era inviable y los dem¨¢s diestros, deseosos de actuar, pidieron hasta media hora de aplazamiento. El agua de mayo se iba imponiendo, y las ilusiones de los toreros se trasladaban de fecha. Cumplida la media hora, los altavoces confirmaron que la corrida se dar¨ªa el lunes 4 de junio, d¨ªa de descanso entre la Feria de San Isidro y la de la Comunidad. Cuando lo o¨ªmos, no falt¨® un integrista de los de casta a?eja: "Na, ¨¦stos se quieren ir a ver el Atleti-Bar?a".
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