La extra?a pareja valenciana
Lo m¨¢s extra?o de la campa?a valenciana es la casi total ausencia de Eduardo Zaplana, antiguo presidente de la Generalitat y uno de los grandes barones territoriales del PP, que ha perdido en los dos ¨²ltimos a?os su batalla frente a Francisco Camps y que en estos d¨ªas s¨®lo se deja ver en los restos de su feudo, en Alicante. Como las cosas en pol¨ªtica son siempre m¨¢s complicadas de lo que parecen, Zaplana sigue representando en el PP valenciano el sector m¨¢s liberal y laico, criticado por sus pocos escr¨²pulos, pero nada pr¨®ximo al Opus Dei ni a los Legionarios de Cristo, frente al grupo de ra¨ªces m¨¢s conservadoras y, sobre todo, inspiraci¨®n religiosa que supone Camps. En el fondo ¨¦stas son las primeras elecciones en las que Francisco Camps, m¨¢s de derechas y m¨¢s autonomista que su predecesor, acude sin la protecci¨®n ni el paraguas de los zaplanistas, con los que ha mantenido una guerra sin cuartel por el control del partido.
Camps cuenta con un apoyo formidable, la alcaldesa Rita Barber¨¢, con la que forma una extra?a pareja. Valencia ciudad representa un porcentaje muy importante del voto auton¨®mico y Barber¨¢, adem¨¢s, ha conseguido superar tres legislaturas sin perder popularidad y sin caer en los agujeros que corroen Castell¨®n o Alicante y que salpican a la Comunidad, con personajes como Carlos Fabra o Luis D¨ªaz Alperi, acusados de corrupci¨®n.
Ayer, Camps y Barber¨¢ participaron en la capital en la IV Festa de la Familia del PP, un encuentro popular con todas las se?as de identidad del populismo: 40 minutos de bailes regionales, invitaci¨®n a paella, actuaci¨®n del "triunfito" Vicente Segui, reparto de camisetas, macetitas con hierbas arom¨¢ticas y ni?os en el escenario. Barber¨¢ tiene un don innegable, una naturalidad extraordinaria, que le hace moverse con facilidad en los ambientes m¨¢s populares. Hija de un antiguo periodista y concejal, y economista ella misma de formaci¨®n, Barber¨¢ suele salir airosa tambi¨¦n de todo tipo de debates, con un apabullante manejo de cifras y datos que le proporcionan sus 16 a?os ininterrumpidos de mandato. "Barber¨¢ usa las cifras como Obelix los menhires, para aplastar a sus enemigos", bromea el soci¨®logo Josep Sorribes, en una reciente biograf¨ªa no autorizada de la alcaldesa.
Barber¨¢ acudi¨® a la Festa del PP (tal y como se anunci¨®, en valenciano), pero no pronunci¨® una sola palabra en esa lengua. La alcaldesa no habla jam¨¢s en valenciano, cosa que si hace Camps, pero eso no le causa, al parecer, ning¨²n problema entre su electorado. "Barber¨¢", asegura Sorribes, "es una se?ora muy de derechas y muy singular". Vi¨¦ndola en el escenario de la Festa daba la impresi¨®n de "comerse", incluso sin querer, al presidente de la Generalitat, con una imagen mucho m¨¢s desdibujada.
Barber¨¢ se defiende como "la experiencia en marcha", frente a quienes opinan que 16 a?os de alcald¨ªa agotan a cualquier pol¨ªtico. Es posible que, como aseguran algunos cronistas valencianos, est¨¦ cansada y que haya sido la candidatura de la socialista Carmen Alborch, otra persona extraordinariamente conocida en la ciudad, aunque de caracter¨ªsticas opuestas, la que le haya "reanimado", en el sentido de no aceptar que alguien pueda superarla en popularidad.
Pocos niegan que Valencia capital y Valencia Comunidad son desde hace mucho tiempo, como Madrid capital y Comunidad, los territorios m¨¢s dif¨ªciles de Espa?a para el PSOE (y para Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero) y, al mismo tiempo, territorios necesarios a la hora de sumar votos suficientes en las elecciones generales. Si no puede ganar el d¨ªa 27, como afirman las encuestas, entonces el PSOE necesita, por lo menos, incrementar su porcentaje de voto en ambos lados y demostrarse a s¨ª mismo que las cosas van bien.
Las encuestas no permiten que los socialistas se hagan muchas ilusiones en Madrid, donde la campa?a no s¨®lo no mejora sino que empeora las previsiones demosc¨®picas y donde los candidatos no son capaces de realizar una aportaci¨®n personal. La mirada se dirige ya ¨²nicamente a Valencia, un territorio peculiar en el que el PSOE intentar¨¢ afianzar el voto y abrir senda. Aqu¨ª las encuestas, gracias, sobre todo, a una candidata incuestionable, Carmen Alborch, no dan la victoria pero si predicen avances sensibles.
Para completar el ascendente protagonismo femenino en las batallas valencianas, dos datos m¨¢s. La in¨¦dita f¨®rmula Comprom¨ªs, que une a Izquierda Unida y al Bloc Nacionalista Valenci¨¤ en las listas auton¨®micas, lleva como cabeza de lista a Gloria Marcos, ex sindicalista, de 56 a?os, y es posible que la alcald¨ªa de Alicante recaiga en Etelvina Andreu, socialista de 38 a?os, m¨¦dica y f¨ªsica de formaci¨®n. Comprom¨ªs permitir¨¢ que el voto del Bloc, que tradicionalmente se queda al borde de conseguir un esca?o (es decir, al borde del 5% obligatorio), se concrete en algo y se sume a los 6 de IU.
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