El eterno retorno de las crisis sanitarias
El s¨ªndrome t¨®xico afect¨® a miles de personas y mat¨® a cientos de ellas. Fue al tiempo un problema de salud p¨²blica y una conmoci¨®n social, y puso en el l¨ªmite de su capacidad al sistema sanitario. Y fue una crisis sanitaria, definida por su triple impacto, social, en salud p¨²blica y sobre los recursos cl¨ªnicos.
Desde el s¨ªndrome t¨®xico han llovido muchas crisis sanitarias, locales, nacionales e internacionales. Por ejemplo, estamos inmersos en la crisis de la gripe aviar, latente y que exige planes de contingencia, y hemos resuelto la crisis del polonio 210. ?sta tuvo m¨¢s de originalidad que de gravedad, y sirvi¨® de aviso para los usos criminales y terroristas de la radiactividad, m¨¢s all¨¢ de Chern¨®bil y del miedo at¨¢vico a un tipo de energ¨ªa tan especialmente contaminante. La impresi¨®n es que las crisis no acabar¨¢n nunca de sorprendernos ni de probarnos, por lo que corresponde aprender de los errores y aciertos en las respuestas a las mismas.
La transparencia es clave. Si la informaci¨®n se tergiversa u oculta, surgir¨¢ la irracionalidad
La conmoci¨®n social que es caracter¨ªstica de estas situaciones debe afrontarse mediante una apropiada pol¨ªtica de informaci¨®n. El frecuente descuido de dicha pol¨ªtica y la amplificaci¨®n de los vac¨ªos de informaci¨®n por los medios de comunicaci¨®n dificultan el gobierno de las crisis. Para mejorar la informaci¨®n se han desarrollado los gabinetes de prensa en muchas instituciones p¨²blicas y privadas. Pretenden facilitar el contacto con los periodistas y transmitir la informaci¨®n necesaria. En general lo consiguen, pero a veces sirven de cerrojo para limitar el contacto de los medios y el libre acceso a la informaci¨®n, dando sensaci¨®n de falta de transparencia. La transparencia es clave en la gesti¨®n de las crisis sanitarias. Donde hay informaci¨®n oculta o tergiversada surgir¨¢ el bulo y la irracionalidad. Por eso conviene ser claros, exhaustivos, l¨®gicos y coherentes al transmitir informaci¨®n en las situaciones de crisis. Hemos ido aprendiendo, pero se repiten errores.
La preparaci¨®n ante la crisis es punto clave en su resoluci¨®n. Tener la tarea hecha permiti¨® una s¨®lida y cient¨ªfica respuesta en Navarra ante la crisis de la vacuna de la meningitis C. Exist¨ªa informaci¨®n acerca de la incidencia de la enfermedad, el sistema sanitario ten¨ªa planes concretos de actuaci¨®n ante epidemias de este estilo que se hab¨ªan hecho llegar hasta el ¨²ltimo profesional, y los pol¨ªticos sanitarios fueron coherentes en su respuesta.
Ante las crisis latentes de alcance mundial, y las que puedan surgir, son necesarios planes de contingencia, con principios tan b¨¢sicos y elementales como los canadienses ante la gripe aviar: "primero, disminuir el impacto de la enfermedad y las muertes, y segundo, evitar la fractura social". Estos dos objetivos hacen evidente que algunas crisis pueden tener consecuencias tales que en ellas podamos perder mucho de lo que constituye hoy el cimiento b¨¢sico de nuestra sociedad. Pi¨¦nsese al respecto en las situaciones dantescas generadas por el hurac¨¢n Katrina. No deber¨ªamos ir de oca en oca, a merced de la novedad de la crisis, sin planes flexibles que permitan incluso la respuesta adecuada a crisis de causa o curso imprevisible. Estos planes deber¨ªan ir mucho m¨¢s all¨¢ de lo directo, pues en un sentido amplio las consecuencias de las crisis son menores cuando la sociedad es m¨¢s justa, cuando hay menos desigualdad y menos pobreza. Por ejemplo, aunque se cree que ante la gripe hay vulnerabilidad general, las pandemias anteriores nos ense?an que no es as¨ª. En el caso de que hoy hubiese otra pandemia con un virus parecido a la gripe de 1918, el 96% de las muertes previstas (algunos predicen unos 62 millones) se dar¨ªan en pa¨ªses pobres. Y es que "tener la tarea hecha" tambi¨¦n supone invertir en recursos de salud p¨²blica que, adem¨¢s de preparar las acciones preventivas, trabajen con perseverancia en reducir las desigualdades de salud que dentro de nuestro pa¨ªs son ubicuas. En esto no aprendemos, y nuestras inversiones en prevenci¨®n son rid¨ªculas y las pol¨ªticas frente a las desigualdades escasas.
El conocimiento mutuo y la coordinaci¨®n entre recursos son aspectos claves en la preparaci¨®n y respuesta proporcional a la crisis. Nunca m¨¢s deber¨ªan darse escenarios de descoordinaci¨®n que todos tenemos en mente. En los pa¨ªses desarrollados hay un potencial enorme, multitud de recursos que conviene utilizar proporcionalmente. As¨ª, los recursos de las Fuerzas Armadas ocupan un escal¨®n muy distinto de los de los m¨¦dicos de cabecera, por poner un ejemplo, pero hay que contar con todos ellos. Para hacerlo bien tenemos experiencia suficiente en Espa?a.
Juan G¨¦rvas e Ildefonso Hern¨¢ndez son m¨¦dico general y epidemi¨®logo, respectivamente, y profesores de Salud P¨²blica.
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