S¨ª, voy a votar
A falta de escasos d¨ªas para que concluya la campa?a electoral a las municipales y auton¨®micas para, seguidamente, proceder a la elecci¨®n de las personas que nos van a representar en Ayuntamientos y Comunidades, algunos dirigentes de los distintos grupos pol¨ªticos siguen insistiendo en decir que se lo merecen todo porque el adversario est¨¢ hasta las trancas y m¨¢s. Venga usted y vea c¨®mo est¨¢ fulano o mengana de corrupci¨®n. El¨ªjame; yo no meto la mano y si la meto es por debajo del mantel, como en una de las canciones de Ana Torroja. Sin embargo, y es una pr¨¢ctica que sigo cada vez que hay unas elecciones, me detengo; dejo de escuchar las memeces y maldades de los ¨²ltimos d¨ªas, y reflexiono sobre lo que debo hacer. Mi primera pregunta es si voy, o no, a votar. Si ejerzo mi derecho al voto o, por el contrario, cojo mi derecho lo mando bien lejos para que desaparezca y se lo traguen las alcantarillas del absentismo. Estas luchas que se autoproclaman pol¨ªticas y estas desverg¨¹enzas no son m¨ªas. No voy a votar; no quiero saber nada de estos negocios. No obstante, voto. La abstenci¨®n no est¨¢ entre mis opciones, por muy leg¨ªtima que sea. Ni siquiera la he seguido cuando era joven. Sabemos que si hay algo que caracterice a la juventud es su capacidad para dejarse influir. Su formaci¨®n y su b¨²squeda de la madurez necesitan nutrirse de experiencias; de opiniones y, desde luego, de una cierta honestidad, am¨¦n de una pol¨ªtica que se detengan en sus necesidades, y en su d¨ªa a d¨ªa. Pues, bien, a esta pregunta, a la de si voy a votar o no, respondo siempre que s¨ª. La democracia exige, como uno de sus pilares fundamentales, la participaci¨®n. La participaci¨®n es una forma de ejercer y compartir activamente la democracia. Es, pues, una pregunta y una respuesta que apenas me llevan tiempo, especialmente por estas razones. Tambi¨¦n por cuanto determinados grupos pol¨ªticos son conscientes de que una menor participaci¨®n puede favorecer sus posicionamientos, y no estoy dispuesto a favorecer esta clase de juegos, por muy joven que me sienta. En segundo lugar me preguntaba, y me pregunto a qui¨¦n voy a votar; qu¨¦ grupo pol¨ªtico merece mi atenci¨®n, y mi confianza.
En general no es una pregunta que tenga una respuesta dif¨ªcil. Todos sabemos, en mayor o menor medida, en el ¨¢mbito en que nos movemos. Sabemos de nuestras inquietudes sociales y de una mayor o menor apuesta por los cambios en una sociedad que ven¨ªa arrastrada de un cierto inmovilismo. Tambi¨¦n qu¨¦ grupos pol¨ªticos representan esta voluntad de ausencia de cambio, cuando no voceando la corrupci¨®n, y tratando de hacer ver que, si no est¨¢n los mismamente, o sea ellos mismos, es f¨¢cil la corrupci¨®n y la incompetencia.
Sin embargo y, a¨²n cuando ¨¦ste es el panorama que algunos quieren hacernos ver, desde luego de forma interesada para provocar mayor grado de abstenci¨®n, entiendo, que es posible salirse de este c¨ªrculo. La f¨®rmula es bien sencilla. Hay que alejarse de las ¨²ltimas declaraciones pol¨ªticas y repasar los cuatro ¨²ltimos a?os de gobierno de cada pueblo y de cada ciudad. El establecimiento de pol¨ªticas sociales que atiendan y se ocupen de la marginaci¨®n; inversiones que apoyen proyectos de rehabilitaci¨®n, disminuci¨®n del paro y la ejecuci¨®n de pol¨ªticas de vivienda, dirigidas a la juventud y a las personas menos favorecidas, pueden ayudar en la definici¨®n del voto. Unas pol¨ªticas, adem¨¢s, que s¨®lo pueden hacerse desde el consenso y la participaci¨®n, buscando aquellos grupos pol¨ªticos que apuesten por el di¨¢logo y la coparticipaci¨®n de todos. No por el aislacionismo radical y por la posici¨®n de una sola y ¨²nica verdad, la que, en cada momento y en cada lugar, nos quieren hacer verdad. En fin que, el pr¨®ximo d¨ªa 27 de mayo, lo tengo f¨¢cil: voy a votar para seguir corresponsabiliz¨¢ndome con el sistema democr¨¢tico. Voy a votar, adem¨¢s, por qui¨¦nes siguen creyendo y haciendo posibles pol¨ªticas sociales, de progreso y de cambio.
Realmente, lo tengo f¨¢cil.
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