Dram¨¢tico Schnabel, trivial Tarantino
El regreso de dos pesos pesados del cine independiente y el ejercicio de estilo de Abel Ferrara
El t¨®pico quiere que todas las personas, justo antes de morir, vean desfilar ante sus ojos y a una velocidad vertiginosa la pel¨ªcula de su vida. Jean-Dominique Bauby vivi¨® ese instante durante un a?o y dos meses, el tiempo que permaneci¨® totalmente paralizado -s¨®lo pod¨ªa abrir y cerrar el p¨¢rpado del ojo izquierdo- en un hospital del norte de Francia. Esos catorce meses le bastaron para escribir, al dictado de su parpadeo, un libro ins¨®lito y emocionante, L'scaphandre et le papillon. Ahora, Julian Schnabel ha convertido el libro en un filme hom¨®nimo y lo ha presentado en el Festival de Cannes.
Las faltas de 'gram¨¢tica' de Schnabel carecen en esta ocasi¨®n de importancia
Para el p¨²blico espa?ol, la comparaci¨®n con Mar adentro es inevitable. El papel que interpretara Javier Bardem ahora lo asume Mathieu Amalric. Y la diferencia entre ambos es la diferencia entre los dos filmes: lo que en Bardem es un meterse en la piel de los personajes a la manera del Actor's Studio, en Amalric es una aproximaci¨®n menos sentida y m¨¢s razonada. La pel¨ªcula de Amen¨¢bar era muy cl¨¢sica en su exposici¨®n, la de Schnabel es mucho m¨¢s impresionista. Uno concibe los filmes plano a plano, el otro trazo a trazo.
Las dos anteriores pel¨ªculas de Julian Schnabel eran mucho menos convincentes que esta L'scaphandre et le papillon. Aqu¨ª las faltas de gram¨¢tica de Schnabel carecen de importancia: la historia est¨¢ contada desde el punto de vista de Jean-Dominique Bauby, es decir, desde un solo ojo que encuadra de manera caprichosa y enfoca si quiere. Lo que no deja de hacer nunca es o¨ªr y pensar, y el espectador tiene el privilegio de estar en la mente del protagonista.
El resultado del planteamiento de Schnabel es magn¨ªfico. Sin forzar el sentimentalismo, sabiendo colocar notas de humor o de irrisi¨®n en los momentos m¨¢s dram¨¢ticos, el cineasta hace que se cree entre el espectador, Bauby y los personajes que rodean a ¨¦ste, una extraordinaria empat¨ªa. La t¨¦cnica de escritura de Bauby -una persona enviada por la editorial le deletrea el abecedario y ¨¦l elige la letra correspondiente: un parpadeo equivale a s¨ª, dos a no- se descubre como se descubre la progresi¨®n de nuevas relaciones. Las mujeres que rodean al protagonista -su esposa, la editora, la enfermera y, en el recuerdo, su amante- componen un cuadro positivo de lo que puede ser la bondad en acci¨®n. Bauby lo va comprendiendo y escribiendo. Durante 14 meses pudo reescribir su vida y sus sentimientos. Luego, le alcanz¨® la muerte.
Todo lo que tiene de dram¨¢tico el filme de Schnabel lo tiene de trivial la nueva de Quentin Tarantino, Death proof. Es una pel¨ªcula para ver con amigos, comiendo palomitas y comentando en voz alta las barbaridades de los di¨¢logos. Es una pel¨ªcula de cine al aire libre, concebida como pura diversi¨®n, un cruce entre la groser¨ªa despreocupada de Russ Meyer y la violencia metaf¨®rica de Punto l¨ªmite cero, pel¨ªcula de Richard Sarafian a la que Tarantino rinde homenaje expl¨ªcito. Death proof propone dos duelos sucesivos entre dos grupos de mujeres y un asesino de las carreteras interpretado con una fuerte carga autopar¨®dica por Kurt Russell. Al final asistimos a la que debe de ser la m¨¢s larga, enloquecida y violenta persecuci¨®n automovil¨ªstica jam¨¢s filmada.
El filme tiene el aspecto casposo del cine popular de los a?os sesenta, la copia aparece rayada, hay saltos de color y luz, una simulaci¨®n de cambios de bobina tan aproximativos como los de aquellos cines de programa doble y la banda sonora remite tambi¨¦n a la ¨¦poca. S¨®lo los di¨¢logos, mucho m¨¢s crudos que los de entonces, nos recuerdan que estamos en el siglo XXI. El talento de Tarantino para la puesta en escena sigue intacto, la indigencia mental de sus propuestas va en aumento.
Algo parecido debiera decirse de Abel Ferrara. Su Go go tales, presentada fuera de competici¨®n, es un maravilloso ejercicio de estilo sobre una historia casi inexistente, de ¨¦sas que no s¨®lo son viejas sino que se cuentan en dos minutos: unos tipos arruinados ama?an un sorteo de loter¨ªa pero pierden el boleto ganador. Toda la acci¨®n transcurre en un club de strip-tease que tiene la particularidad de emplear chicas al borde de la anorexia, empezando por Lou Doillon. Ah¨ª, bajo la batuta del empresario arruinado encarnado por Willem Dafoe, se da cita una galer¨ªa de personajes que Ferrara va present¨¢ndonos con un ritmo y exactitud impecables. La pel¨ªcula es s¨®lo eso: puro ritmo, fabricado a base de movimientos de c¨¢mara, montaje y banda sonora.
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